Los horrores de las c¨¢rceles de EE UU
Human Rights Watch saca a la luz la 'humillaci¨®n gratuita' de los reclusos
Las prisiones de m¨¢xima seguridad de EE UU, que albergan un m¨ªnimo de 20.000 reclusos, son fuente de 'sufrimiento y humillaci¨®n gratuitos' y de 'destrucci¨®n f¨ªsica, mental y emocional', seg¨²n un informe de la organizaci¨®n Human Rights Watch. Los reclusos pasan 23 horas al d¨ªa encerrados e incomunicados en celdas estrechas y sin ventanas, en las que la comida es introducida por un torno. No tienen derecho a llamadas telef¨®nicas o visitas y, cuando abandonan los cub¨ªculos para ducharse o pasear -una hora al d¨ªa-, son desnudados, registrados, esposados y conducidos por funcionarios armados con porras el¨¦ctricas.
Las prisiones de m¨¢xima seguridad han florecido en EE UU en los a?os ochenta y noventa, al calor de la 'dureza contra la delincuencia' practicada por cualquier pol¨ªtico que aspire a la reelecci¨®n. Pero, seg¨²n Human Rights Watch, muchos, si no la mayor¨ªa, de los habitantes de estos centros inquisitoriales son enfermos mentales. Varias denuncias administrativas y demandas judiciales est¨¢n sacando a la luz este gulag estadounidense, paralelo al de los corredores de la muerte. El Departamento de Justicia investiga las prisiones de m¨¢xima seguridad de Virginia tras conocerse dos casos de reclusos que murieron en extra?as circunstancias. Uno de ellos se suicid¨® a los seis meses de salir en libertad; otro, diab¨¦tico, muri¨® cuando sufri¨® una crisis de convulsiones y los guardianes le negaron su medicina y le golpearon con porras el¨¦ctricas.
En Illinois, cuatro presos de la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad de Tamms han presentado ante un tribunal una demanda colectiva. Denuncian ser v¨ªctimas de 'castigo cruel y desproporcionado'. La desesperaci¨®n de uno de ellos, Azor Rasho, alcanz¨® tal nivel que en agosto de 1998 intent¨® suicidarse cort¨¢ndose las venas. Los guardianes reaccionaron con total indiferencia y, en su presencia, Rasho comenz¨® a comer la carne desgarrada de sus brazos. Fue trasladado a la enfermer¨ªa, donde se le aplicaron puntos. Pero, al ser devuelto a su celda de aislamiento, levant¨® los puntos y bebi¨® su propia sangre.
La Uni¨®n de Libertades Civiles Americanas (ACLU) ha demandado por violaci¨®n de los derechos civiles a la penitenciar¨ªa de Youngstown, donde acaban de suicidarse tres presos y las sesiones de psicoterapia son administradas con los reclusos encadenados a un poste.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.