El laberinto de las cajas

Mediod¨ªa del jueves 11 de febrero de 1999: el presidente de la Junta, Manuel Chaves, anuncia de forma solemne en el Parlamento su intenci¨®n de impulsar la fusi¨®n de las seis cajas andaluzas en una sola con el fin de lograr una entidad poderosa con capacidad para competir en un sector tan complicado como el financiero, en el que la fortaleza y la credibilidad son fundamentales para hacerse un hueco. Esta iniciativa, auspiciada por la Consejer¨ªa de Econom¨ªa, que hab¨ªa planeado el proyecto con un sigilo absoluto, abri¨® un debate que todav¨ªa no est¨¢ cerrado y en el que han colisionado multitud de intereses, ya sean localistas, pol¨ªticos, empresariales, financieros o personales. El compromiso de Chaves se produjo a la par que empezaba en la C¨¢mara la tramitaci¨®n de Ley de Cajas de Ahorro, lo que hizo que ambos asuntos se solaparan y terminaran por distorsionarse mutuamente.

S¨¢bado 17 de febrero de 2001: la ley que aprob¨® la C¨¢mara naci¨® sin consenso, coja (entre otros puntos, se elimin¨® la entidad financiera com¨²n, el embri¨®n de la caja ¨²nica) y a¨²n arrastra problemas de aplicaci¨®n, mientras que las fusiones han entrado en un laberinto en el que es dif¨ªcil conciliar desencuentros que se han fraguado en apenas dos a?os, pero que se han enquistado hasta hacer casi imposible un acuerdo sin vencedores ni vencidos.

?Qu¨¦ ha pasado en estos dos a?os? Las dos cajas ubicadas en Sevilla, El Monte y San Fernando, interpretaron el anuncio de Chaves sobre la caja ¨²nica y la redacci¨®n de la ley como el arranque de una operaci¨®n para desplazar el poder financiero a M¨¢laga, sede de Unicaja, la entidad m¨¢s potente de la comunidad y llamada a liderar la uni¨®n a seis bandas. Desde ese instante, los presidentes de El Monte, Isidoro Beneroso, y Caja San Fernando, Juan Manuel L¨®pez Benjumea, inician una estrategia para acelerar la integraci¨®n de las cajas que dirigen y oponer as¨ª un polo de poder a la entidad que dirige Braulio Medel.

Estos movimientos propician las primeras desavenencias con la consejera de Econom¨ªa, Magdalena ?lvarez, quien atribuye la iniciativa de la fusi¨®n al inter¨¦s personal de L¨®pez Benjumea y Beneroso por mantenerse al frente de las cajas que dirigen. Tras una reuni¨®n en marzo de 1999 de ?lvarez con los presidentes de las seis entidades, las posiciones se radicalizan. Beneroso y L¨®pez Benjumea, miembros del PSOE desde hace 25 a?os, llegan a la conclusi¨®n de que su aportaci¨®n a la caja ¨²nica ser¨¢ marginal y deciden acelerar su uni¨®n.

San Fernando y El Monte, que ya hab¨ªan pactado una competencia pac¨ªfica en 1997, sellan un compromiso de cooperaci¨®n. La primera mantiene su influencia en C¨¢diz y la segunda en Huelva, mientras que en Sevilla evitan el solapamiento de sucursales. De este modo, frenan sus planes de expansi¨®n en territorio ajeno y, adem¨¢s, compatibilizan su sistema inform¨¢tico. A mediados de 1999, ambas cajas elaboran un proyecto de fusi¨®n. Beneroso y L¨®pez Benjumea sondean a los socialistas (son la fuerza mayoritaria en las asambleas de ambas entidades), pero ¨¦stos abortan la iniciativa.

Red de apoyos

Tras el rechazo del PSOE, los presidentes de las cajas empiezan a tejer durante un a?o una red de apoyos para fortalecer su proyecto: primero se aseguran el respaldo de los impositores y del resto de grupos pol¨ªticos representados en los ¨®rganos de gobierno (PP, PA e IU); luego, ganan para su causa a empresarios, sindicatos y ayuntamientos de su zona de influencia y, por ¨²ltimo, el gran escollo: el PSOE andaluz.

En junio de 2000 hacen su primera gran demostraci¨®n de fuerza: las asambleas de El Monte y San Fernando rechazan, de forma mayoritaria, adaptar sus estatutos a la Ley de Cajas. Las alarmas saltan en las filas socialistas, ya que contaban, al menos, con sacar adelante la votaci¨®n en San Fernando, la caja andaluza en la que tienen mayor representaci¨®n. Sin embargo, la pr¨¢ctica puso de manifiesto que muchos consejeros eran m¨¢s fieles a los presidentes que al partido.

El PSOE de Sevilla, con Jos¨¦ Caballos a la cabeza, percibe el nuevo escenario y asume que el proyecto de Beneroso y Benjumea es imparable. El 16 de septiembre del a?o pasado, Caballos dio por buena la fusi¨®n parcial de ambas entidades, condicionada al fin m¨¢ximo de la caja ¨²nica.

Mes y medio despu¨¦s, las asambleas de las entidades rebeldes (adem¨¢s de El Monte y San Fernando, la Caja de Ja¨¦n y La General tampoco hab¨ªan dado su visto bueno) vuelven a votar. El resultado en las cajas sevillanas es desconcertante para la Junta: la inmensa mayor¨ªa de los consejeros, incluidos los socialistas, aprueba la resoluci¨®n dise?ada por los presidentes. La adaptaci¨®n a la ley se vinculaba a la aprobaci¨®n del reglamento de la ley, una condici¨®n de casi imposible cumplimiento para Econom¨ªa, que confirmaba el control que ejerc¨ªan Beneroso y Benjumea en sus cajas.

La tensi¨®n llega al l¨ªmite: Econom¨ªa hace 80 correcciones a los estatutos de El Monte y 37 a los de San Fernando. Beneroso y L¨®pez Benjumea amenazan con nuevas asambleas para alargar un proceso que cada vez est¨¢ m¨¢s cerca de los tribunales. Chaves y la direcci¨®n regional del PSOE deciden mediar en el conflicto. Desde diciembre hasta hoy, las conversaciones han sido numerosas y las posiciones claras: los presidentes quieren hacer la fusi¨®n ya, mientras que los socialistas abogan por que las cajas adapten primero sus estatutos a la ley, luego renueven sus ¨®rganos de gobierno y despu¨¦s, la concentraci¨®n. La pelota est¨¢ ahora en el alero del partido socialista, que debe decidir si opta por que Beneroso y L¨®pez Benjumea tutelen una fusi¨®n que ya considera irremediable, o bien se pone de parte de la consejera de Econom¨ªa, que rechaza esta opci¨®n.