Contaminaci¨®n electromagn¨¦tica
Somos vecinos de la comunidad de propietarios del n¨²mero 51 de la calle de Ginzo de Limia (Ciudad de los Periodistas), que rechaz¨® por unanimidad una oferta millonaria para instalar en la terraza del edificio antenas de telefon¨ªa, por los posibles efectos nocivos que pueden causar esas instalaciones. Aunque todav¨ªa no existe una legislaci¨®n espec¨ªfica y unas conclusiones sobre esos riesgos, tanto la Uni¨®n Europea como la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) han establecido una serie de proyectos de investigaci¨®n para estudiar los efectos sobre los seres humanos de los campos electromagn¨¦ticos.
Pero las conclusiones de estos proyectos no se conocer¨¢n hasta 2005 o 2006. En ese tiempo, los habitantes de las viviendas pr¨®ximas a esas instalaciones pueden estar recibiendo, durante 24 horas los 365 d¨ªas del a?o, radiaciones cuya inocuidad no ha sido establecida. Esta preocupaci¨®n es universal, como puede comprobarse en la p¨¢gina web de la Asociaci¨®n de Estudios Geobiol¨®gicos (www.gea-es.org).
Nuestra comunidad es una de las situadas en los cinco edificios de la Ciudad de los Periodistas, cuyas 17 plantas, en uno de los lugares m¨¢s altos de Madrid, han despertado las apetencias de las empresas explotadoras de estos sistemas de transmisi¨®n. Dos de esas comunidades no han resistido a la tentaci¨®n de obtener varios millones de pesetas anuales por cada instalaci¨®n, arropadas las peticiones con palabras tranquilizadoras sobre la no peligrosidad de esas instalaciones, pero sin ning¨²n acompa?amiento documental que pruebe esa idoneidad.
Nos encontramos, por lo tanto, ante una situaci¨®n cuyas consecuencias son todav¨ªa imprevisibles y cuyo riesgo se acrecienta al concentrarse varias de esas instalaciones en una urbanizaci¨®n reducida. Ya son cinco las empresas que han obtenido el permiso para instalarse en un solo edificio, y nos consta que existen negociaciones para colocar esas antenas en otros, lo que puede convertir a la Ciudad de los Periodistas en un impredecible centro distribuidor de campos electromagn¨¦ticos. Por ello, hemos hecho a la autoridad municipal competente las siguientes peticiones, las cuales queremos trasladar tambi¨¦n, a trav¨¦s de su medio de difusi¨®n, a sus lectores:
- Que se cuente con la preceptiva autorizaci¨®n del Ayuntamiento, tanto para la instalaci¨®n como para la puesta en marcha de los equipos.
- Que sus t¨¦cnicos comprueben y firmen que la instalaci¨®n se ajusta a los proyectos presentados.
- Que el Colegio de Arquitectos certifique que la sobrecarga de varias toneladas de estas instalaciones no afecta al edificio.
Todo esto, a la espera de esas normas de la Uni¨®n Europea, de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y del propio Parlamento espa?ol, con el temor de que dentro de cinco o seis a?os nos estalle una crisis similar a la que padecemos con las vacas locas.
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