Orgasmos y penes
Hay gente que no est¨¢ nada de acuerdo con el tama?o de su pene. Esto les suced¨ªa a los hombres brasile?os, sobre todo blancos, que sufr¨ªan porque les gustar¨ªa tener un pene m¨¢s grande. Vamos, que la cosa iba mal para crear una organizaci¨®n que se llamase Penes Sin Fronteras. Pero algunos subrayaban que esto no era cierto, pues los condones del mercado resultaban peque?os para ellos. La soluci¨®n de esta paradoja brasile?a vino de manos de una encuesta publicada por The New York Times. La noticia de la semana fue que los hombres norteamericanos tienen el pene bastante m¨¢s peque?o que los brasile?os. Es decir, que los brasile?os no s¨®lo son mejores en el f¨²tbol. Cosas de la vida.
Ahora, el tama?o del pene se ha convertido en un tema de conversaci¨®n c¨®mico en las tertulias de las cafeter¨ªas. Seg¨²n un estudio que ha examinado las trancas, con perd¨®n, de 582 varones espa?oles de entre 22 y 75 a?os, la longitud media del pene entre los varones espa?oles es de 12,43 cent¨ªmetros y la m¨ªnima, 7,1. Seg¨²n parece, los resultados del estudio son similares a los de otros pa¨ªses, pero aqu¨ª hay que acu?ar una nueva expresi¨®n, lo que se denomina 'pavor al micropene', lo que ha hecho que muchos espa?oles se la midan con un metro, literalmente, para comprobar que la longitud de su pene no es inferior a los 7,1 cent¨ªmetros en posici¨®n de m¨¢xima extensi¨®n, que consiste en estirar el pene -relajado- tanto como uno pueda.
?Se la ha medido usted ya? Para los que hayan superado esta medida no hay problema, pero, ?y los que no han llegado? Para ellos hay una posibilidad de soluci¨®n, que consiste en programas de alargamiento del pene. Ello no consiste exactamente en atar el pito a una piedra, sino en aparatos de tracci¨®n tisular mec¨¢nica, la cirug¨ªa de elongaci¨®n -mediante liberaci¨®n del ligamento suspensorio del pene- o la combinaci¨®n de ambas t¨¦cnicas. No obstante, si durante el d¨ªa de San Valent¨ªn pasado el regalo entre enamorados no fue lo suficientemente proporcionado, la ¨²ltima esperanza se centra en el an¨¢lisis del genoma.
?Qui¨¦n nos dice que entre esos 30.000 genes que componen el genoma no habr¨¢ uno directamente responsable de la longitud del pene? Ahora, los esfuerzos de la empresa Celera Genomics deber¨ªan ir encauzados a identificar tal gen, y en vender la patente a la naci¨®n que quiera tener los s¨²bditos mejor dotados del mundo. Si los genes humanos, en comparaci¨®n con los de otras criaturas, no tienen tantas diferencias, ?por qu¨¦ no implantar un gen de toro bravo all¨¢ donde haga falta? Ya se pueden echar a temblar los brasile?os.
Por su parte, las mujeres est¨¢n ocupadas en otro tema. El antiguo dicho de que el tama?o no es lo importante, sino c¨®mo se usa, todav¨ªa est¨¢ en boga. Pero aqu¨ª es necesario cotejarlo con aquel otro que dice que no hay mujeres anorg¨¢smicas, sino hombres inexpertos. La cuesti¨®n es que con el nuevo invento que est¨¢ en boca de todas, la mujer puede llegar al orgasmo apretando un simple bot¨®n. Primero la Viagra, y ahora esto. Seg¨²n parece, con un sencillo implante y un mando a distancia la mujer puede tener un sublime orgasmo. Por lo visto, al m¨¦dico que lo descubri¨® casualmente, la primera mujer en probarlo le dijo: 'Doctor, tiene que contarle a mi marido c¨®mo hizo eso'. La mujer se levant¨® de la mesa de operaciones con l¨¢grimas de felicidad en los ojos, y el m¨¦dico anunci¨® a bombo y platillo su nuevo descubrimiento que, en honor a Woody Allen, deber¨ªa llamarse Orgasmatr¨®n.
Aun no est¨¢ decidido c¨®mo se le bautizar¨¢ comercialmente, pero supongo yo que los mandos a distancia deber¨¢n estar estrictamente personalizados, no vaya a ser que le d¨¦ un orgasmo a la vecina, o que el mando caiga en manos enemigas, con el riesgo de muerte de la mujer por orgasmo m¨²ltiple. En fin, que la ciencia y la tecnolog¨ªa nos sorprenden siempre, hasta el punto de hacernos orgasmar de estupefacci¨®n. Veremos lo que pasa con los efectos secundarios, pero, por el momento, lo ¨²nico que podemos decirles a los cient¨ªficos es '?oh, s¨ª!'
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