Renfe, quiero ir en tren

Me presento. Soy una silla de ruedas bastante din¨¢mica, seg¨²n cuentan mis vecinos. No paro en casa ni siquiera los d¨ªas de lluvia. Para algo se han hecho los paraguas...

Llevo dos a?os recorriendo el Camino de Santiago desde Francia. Los peregrinos abrieron rutas milenarias un poco dif¨ªciles para nosotras, pero hemos descubierto senderos alternativos que he rodado junto a mis compa?eras las bicis de monta?a. Ha sido una experiencia inolvidable.

Me hab¨ªa hecho la ilusi¨®n de ir a Madrid desde Alcobendas, como todos, sin necesidad de mendigar ayudas a nadie. Me hab¨ªan vendido el eslogan 'tren para todos', y all¨ª me fui, a la estaci¨®n de Valdelasfuentes. Tom¨¦ mi billete, cog¨ª el ascensor y me present¨¦ en el and¨¦n subterr¨¢neo. Mientras esperaba, mi imaginaci¨®n se desbordaba: 'Me bajar¨¦ en Atocha. ?Ir¨¦ al Prado, al Reina Sof¨ªa o al Thyssen? Ya ver¨¦. Comer¨¦ en la Galer¨ªa..., y por la tarde, al teatro...' Viene el tren, ?qu¨¦ emoci¨®n! La locomotora, al salir del t¨²nel, me hace un gui?o de ojos y se para a mi lado. 'Colega, no puedes subir al tren, tiene escalones y no es accesible. Los jefes no han pensado en ti'. ?Qu¨¦ pena!

Me voy entristecida con mis reflexiones. Siento envidia de los carros de los supermercados, de los carritos de la compra, de tantos veh¨ªculos comerciales. ?Qu¨¦ facilidades! ?Tienen la vida mucho m¨¢s f¨¢cil! ?Transportar¨¢n una mercanc¨ªa m¨¢s valiosa?

A la salida me encuentro con una ni?a que escapa de la tutela materna para escuchar mis lamentos. Le cuento mis deseos de ir en tren a Madrid y le doy mi logotipo para que lo deposite en la estaci¨®n de Atocha, junto al monumento al Viajero. Con ella van mis ansias de volar desde Alcobendas.-