'A un par de capitanes generales no los vi muy seguros'
A sus 84 a?os, Jos¨¦ Gabeiras Montero ha perdido algo de o¨ªdo derecho, pero mantiene intacta la lucidez y el sentido del humor. Incluso cuando se trata de recordar aquella noche en que, junto al Rey y a su amigo el general Quintana, fue uno de los tres puntales de la defensa del Estado de Derecho frente a la sublevaci¨®n.
Pregunta. ?Sirvi¨® el 23-F de vacuna contra el golpismo?
Respuesta. No creo ni en la vacuna de la gripe, porque la ¨²nica vez que nos la pusimos mi mujer y yo la tuvimos. Benigna s¨ª, pero la tuvimos. As¨ª que si no fue bastante la del 36... pero espero que ¨¦sta nos sirva al menos para otros 50 a?os.
P. Usted no desconfi¨® de Armada...
R. ?C¨®mo iba a desconfiar de alguien que cito a las cinco de la tarde y se presenta? Si yo estoy en un golpe y me cita mi jefe no aparezco. O aparezco con un piquete armado.
P. ?Cu¨¢ndo empez¨® a desconfiar?
R. Cuando Alfaro [presidente de la c¨²pula militar] me comunica en el Alto Estado Mayor: 'Dice el Rey que vuelvas al cuartel general, porque all¨ª la cosa no est¨¢ nada clara'. Al llegar, el general Mendiz¨¢bal me cuenta que Armada est¨¢ diciendo que los capitanes generales apoyan a Milans. '?Pero es qu¨¦ no est¨¢bais cuando habl¨¦ con casi todos?', replico. 'A ver, Alfonso, ?qu¨¦ explicaci¨®n tiene esto?' Entonces me dice que el Ej¨¦rcito est¨¢ en su mayor¨ªa con la sublevaci¨®n y no hay m¨¢s remedio que las Cortes le nombren a ¨¦l presidente de un Gobierno de concentraci¨®n. Mi reacci¨®n fue decir: 'Pero ?qu¨¦ Cortes son ¨¦sas amenazadas por fusiles!' Llam¨¦ al Rey indignado: 'Majestad, aqu¨ª nadie le obedece'. '?C¨®mo?', exclam¨®. 'Es lo que est¨¢ diciendo Armada', agregu¨¦, algo arrepentido. Al acabar, me pidi¨® que le pusiera con Armada. No s¨¦ lo que le dijo, pero imagino que se despach¨® en buena forma.
P. Milans pretend¨ªa que otros capitanes generales siguieran su ejemplo.
R. Milans estaba mal educado y se crey¨® que la mayor parte le seguir¨ªa como corderos.
P. ?No temi¨® que alg¨²n capitan general se sumara al golpe?
R. A alguno no lo vi seguro, porque despu¨¦s de darle las ¨®rdenes me pregunt¨®: '?Y nada m¨¢s?' Y yo le contest¨¦: '?No te parece suficiente que tengas la regi¨®n en la mano y que no act¨²es m¨¢s que a las ¨®rdenes del Rey o m¨ªas?' Pero no pasaron de un par los que dijeron eso, los dem¨¢s acataron siempre... aunque s¨®lo uno, Fern¨¢ndez Posse [capit¨¢n general de la Coru?a] me inform¨® de que Milans le hab¨ªa telefoneado para exponerle su teor¨ªa. Fue el ¨²nico que me advirti¨®.
P. ?Y El¨ªcegui?
R. El¨ªcegui [capit¨¢n general de Zaragoza] no es que estuviera en el golpe, pero estaba descontento.
P. ?C¨®mo fueron sus conversaciones de esa noche con Milans?
R. Yo habl¨¦ con ¨¦l en tres ocasiones. La primera me dijo que hab¨ªan entrado en las Cortes y que no les pasara nada a los que estaban dentro. Yo entend¨ª que se refer¨ªa al Gobierno y a los diputados. La segunda, cuando me enter¨¦ de que hab¨ªa carros de combate en las calles de Valencia y ¨¦l me asegur¨® que volv¨ªan de unas maniobras. A los pocos minutos, al conocer el bando que hab¨ªa dictado, le volv¨ª a llamar para decirle que me hab¨ªa enga?ado y que entregase el mando al gobernador militar de Valencia.
P. Usted orden¨® a los gobernadores militares de la regi¨®n que detuvieran a Milans.
R. Yo mand¨¦ a los gobernadores de Castell¨®n y Alicante que fueran a Valencia e hicieran ver a Milans que no obedec¨ªan sus ¨®rdenes. Me llamaron horas despu¨¦s dici¨¦ndome que estaban cerca de Valencia, pero las tropas segu¨ªan desplegadas y no pod¨ªan entrar. A Caruana [go-bernador de Valencia] le dije que se hiciera cargo de la Capitan¨ªa, porque Milans hab¨ªa sido depuesto. '?C¨®mo voy a hacerlo si Milans me dice que act¨²a en nombre del Rey?' 'Vete a Capitan¨ªa, dile a Milans que telefonee al Rey y que te pase el aparato', le indiqu¨¦. Fue all¨ª y, cuando Milans adivin¨® su pretensi¨®n, puso el revolver sobre la mesa y le dijo: '?Atr¨¦vete!'
P. Nadie ten¨ªa demasiado inter¨¦s en detener a Milans.
R. El general Leonardo estaba dispuesto a cumplir la orden. Dijeron que ten¨ªa miedo. No. Lo que tem¨ªa es que a que a Milans no le pasara nada. Muchos lo pensaban. Como cuando dej¨® el mando de la Divisi¨®n Acorazada, en protesta por el ascenso del general Ib¨¢?ez, y no lo castigaron sino que lo hicieron teniente general.
P. Los capitanes generales ?no secundaron el golpe por lealtad a la Constituci¨®n o por obediencia al Rey?
R. Para m¨ª son inseparables. No s¨¦ si soy leal a la Constituci¨®n, que me manda obedecer al Rey, o soy leal al Rey, gracias al cual vino la Constituci¨®n.
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