Mole industrial en un patio del barrio de Salamanca

Una d¨¦cada despu¨¦s de iniciarse uno de los conflictos urban¨ªsticos de mayor duraci¨®n y con mayor grado de rechazo vecinal de cuantos el tan protegido Distrito de Salamanca ha registrado, la Gerencia de Urbanismo acaba de conceder una nueva licencia municipal que, a juicio de los vecinos, lo retrotrae a su origen.

De un lado, 1.700 personas residentes en una manzana de 15 casas situada entre las calles de Goya y Hermosilla, N¨²?ez de Balboa y Castell¨®. Del otro, un enorme edificio de cubierta met¨¢lica forrado de tubos de aluminio de hasta un metro de di¨¢metro, con toberas para emisi¨®nes de gas, que ocupa toda la superficie del patio vecinal de esas viviendas.

La manzana se halla en el que se denomina barrio de Recoletos, en el Distrito de Salamanca, sobre el que se despleg¨® mediado el siglo XIX uno de los principales ensanches de la ciudad. El distrito fue consagrado a usos residenciales, y los patios de sus manzanas, ¨²nicos en Madrid, al solaz de sus inquilinos. Pero las cosas, guiadas por el aroma del negocio, han ido por derroteros bien distintos.

Todo un zigzag societario y comercial preside la pol¨¦mica historia de este solar desde 1989

Sobre aquel patio de vecindad, hoy cegado por el mastodonte metalizado y entubado, exist¨ªa desde a?os atr¨¢s una nave de unos siete metros de altura que ocupaba parte del espacio central. 'La nave precedente se encontraba protegida urban¨ªsticamente, por su singular estructura met¨¢lica roblonada a base de unas junturas atornilladas con valor arqueol¨®gico industrial', cuenta Javier Morera, ingeniero de Caminos, vecino de la calle de N¨²?ez de Balboa, 32. 'Un buen d¨ªa, en 1989, una sociedad denominada Diacal compr¨® por 90 millones de pesetas esa nave y, tras destruirla, consigui¨® una licencia municipal de nueva edificaci¨®n', explica. 'Sobre una superficie calificada entonces de dotacional, levant¨® all¨ª un complejo de aspecto y naturaleza industrial que elev¨® hasta 17 metros -unos tres pisos de altura- la cota construida', agrega.

La cubierta met¨¢lica de la nueva edificaci¨®n, sobre m¨¢s de 1.904,56 metros cuadrados de superficie construida, se remat¨® con un sistema de cuatro grandes tubos de hasta un metro de di¨¢metro por m¨¢s de 50 de longitud 'que se me meten en el sal¨®n de mi casa,', se queja Antonio Merlo, vecino del tercer piso de Goya, 49. Los extremos de los conductos muestran grandes toberas con la presumible finalidad de dar salida a los gases que de all¨ª surgir¨ªan. Todo ello en pleno coraz¨®n del considerado como Madrid m¨¢s se?orial.

Los vecinos pusieron el grito en el cielo y denunciaron tal obra 'por manifiesta transgresi¨®n de la especificaci¨®n de usos dotacionales asignada por el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de 1985'. La resistencia vecinal consigui¨® detener la obra, que entr¨® en una primera fase de sordina. El concejal del barrio, ?ngel Larroca (PP), asegur¨® entonces: 'Lo mejor que puede suceder es que la planta sea derribada'. Pero, el 25 de octubre de 1993, la obra nueva se cotizaba ya en 345 millones de pesetas. Dos meses despu¨¦s, el Registro de la Propiedad anot¨® una servidumbre de paso a favor de la cafeter¨ªa California, por valor de 100.000 pesetas. El 13 de diciembre de ese mismo a?o, Caixaleasing, una nueva empresa radicada en Barcelona, compra la nave y lo construido se revaloriza hasta 621 millones de pesetas. Ese mismo d¨ªa, la nueva nave queda arrendada, con opci¨®n de compra, por la compa?¨ªa Alimentaci¨®n Genil. M¨¢s tarde, ¨¦sta compa?¨ªa se funde con Sevillana de Expansi¨®n, que la vende a Iriarte Trading Fashion, dedicada a la moda, la cual encomienda a Empty, especializada en rehabilitaciones, convertir la planta en oficinas para llevar all¨ª su sede...

Seg¨²n un escrito del 3 de junio de 1994 remitido por la concejal de IU Bego?a San Jos¨¦ al entonces gerente municipal de urbanismo, Jos¨¦ Ignacio Echevarr¨ªa, 'los transmisores y adquirientes de la finca y de la servidumbre de paso son las mismas personas con diferentes nombres: Cafeter¨ªas California, Diacal y Alimentaria Genil'. Esta empresa es requerida en febrero de 1998 por Gerencia de Urbanismo para que, en un mes, retire o desmonte las instalaciones no contempladas en la licencia de 1991. La orden no s¨®lo es deso¨ªda sino que, para sorpresa del vecindario, la propia Gerencia expide el 20 de diciembre de 2000 una nueva licencia municipal a favor de Sevillana Expansi¨®n SA, fundida con Alimentaria Genil. La orden va firmada, por delegaci¨®n, por la jefa del Departamento Zonas Protegidas I.

Gerencia de Urbanismo calla.