El Deportivo impide que el Madrid d¨¦ carpetazo a la Liga (2-2)
El Deportivo, v¨ªctima del infortunio durante casi todo el partido, pesca el empate al final ante un Madrid solvente
En un choque estratosf¨¦rico, que pervivir¨¢ durante mucho tiempo en la memoria de los aficionados, el Madrid logr¨® sobrevivir al maleficio de Riazor y obtuvo un resultado que, aunque deja el campeonato en el aire, le empuja en su camino hacia el t¨ªtulo. El Madrid lleg¨® a tener la Liga en sus manos: se fue al descanso con dos goles de ventaja tras una primera parte portentosa, en la que el Deportivo fue v¨ªctima de toda clase de infortunio. El Madrid demostr¨® que la solvencia exhibida en las ¨²ltimas semanas no fue espejismo, pero enfrente tuvo anoche a un equipo desatado, que en muchos momentos logr¨® pasarle por encima. Despu¨¦s de haber tirado a los palos hasta en cinco ocasiones, el Deportivo pesc¨® el empate en el momento final. Se podr¨¢ discutir sobre la justicia del resultado, pero el choque dej¨® una verdad incuestionable: estos son los dos mejores equipos de la Liga.
DEPORTIVO 2- REAL MADRID 2
Deportivo: Songo'o; Manuel Pablo, Donato, Helder, Romero; Emerson (Trist¨¢n, m. 80), Mauro Silva; V¨ªctor (Turu Flores, m. 84), Djalminha, Fran (Scaloni, m. 71); y Makaay. Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Celades, Helguera; Figo, Guti (Morientes, m. 80) , Solari (McManaman, m. 58); y Ra¨²l. Goles: 0-1. M. 6. Centro de Salgado y Helder, en su intento por despejarlo, cabecea el bal¨®n contra su propia porter¨ªa. 0-2. M. 45. Figo transforma un dudoso penalti de Helder a Guti. 1-2. M. 51. Djalminha convierte a lo Panenka un penalti cometido por Figo sobre ¨¦l mismo. 2-2. M. 84. Trist¨¢n, ante Celades y Karanka, marca con tranquilidad de un tiro suave y colocado a la izquierda de Casillas. ?rbitro: Andradas Asurmendi. Amonest¨® a Djalminha y Scaloni. Unos 35.000 espectadores -lleno- en el estadio de Riazor.
Riazor vivi¨® una noche inolvidable, un partido maravilloso entre dos equipos que elevaron el f¨²tbol hasta sus cumbres m¨¢s emotivas y est¨¦ticas, y confirm¨® que no hay otra Liga en el mundo capaz de deparar espect¨¢culos como ¨¦ste. En Italia, donde andan devan¨¢ndose los sesos por el desplome de sus equipos en Europa, deber¨ªan coger el duelo de anoche y aprend¨¦rselo de memoria. All¨ª ver¨ªan lo que es f¨²tbol, y no esa mercanc¨ªa infame que hab¨ªan logrado colar de contrabando en los estadios durante los ¨²ltimos a?os. Y a esa clase de f¨²tbol se puede jugar perfectamente sin renunciar al rigor ni al esfuerzo f¨ªsico ni al combate a cara descubierta, a todas esas cosas importantes, sin duda, pero, en ¨²ltimo extremo, secundarias ante lo esencial del juego: la pelota y su manejo individual y colectivo.
Al partido no le falt¨® absolutamente nada: tuvo pasi¨®n, detalles t¨¦cnicos extraordinarios, un generoso derroche f¨ªsico y hasta la inevitable dosis de pol¨¦mica. En medio de ese extraordinario despliegue de f¨²tbol, volvi¨® a descollar por encima de todos la figura de Djalminha, ese tipo algo loco - como corresponde a su condici¨®n genial- que ha logrado establecer una relaci¨®n m¨¢gica con la pelota. El primer tiempo de Djalminha fue colosal. Dirigi¨® con maestr¨ªa todo el juego de ataque de su equipo, burl¨® a medio Madrid con una formidable exhibici¨®n de recursos t¨¦cnicos, remat¨® una vez al palo y meti¨® media docena de pases inveros¨ªmiles que, como si dispusiese de alg¨²n misterioso artilugio de precisi¨®n geom¨¦trica, lograba colar siempre entre los m¨ªnimos resquicios que dejaba la defensa del Madrid, muy serena toda la noche.
El infortunio persigui¨® al Deportivo con sa?a durante todo el primer tiempo. Porque el conjunto de Javier Irureta se fue al descanso con dos goles en contra tras haber protagonizado la mayor exhibici¨®n de f¨²tbol que ha visto Riazor en los ¨²ltimos a?os. Casillas hizo un par de intervenciones notables, Makaay fall¨® dos veces solo ante el portero, al igual que Fran en otra ocasi¨®n, y el Madrid vivi¨® muchos minutos acorralado en las inmediaciones de su ¨¢rea. Pero la rueda del f¨²tbol gir¨® a favor del Madrid, que si bien estuvo a la altura de la cita, se vio en muchas ocasiones desbordado por la maquinaria blanquiazul. El conjunto de Del Bosque jug¨® a favor de corriente desde el arranque mismo del partido porque, en su primera aproximaci¨®n al ¨¢rea, se encontr¨® con el regalo de Helder, que remat¨® hacia su porter¨ªa un centro de M¨ªchel Salgado.
El tanto fue un hachazo para la hinchada local, pero al partido le vino de perlas porque suprimi¨® desde el inicio cualquier tentaci¨®n especulativa. El Depor no perdi¨® la fe, se fue arriba con todo y lanz¨® un indescriptible diluvio de golpes sobre el ¨¢rea de Casillas. . Ante la incontenible avalancha gallega, el Madrid se desenvolvi¨® con gran entereza y tuvo tambi¨¦n momentos espl¨¦ndidos, cuando, a despecho de la infernal presi¨®n del Depor, logr¨® atrapar el bal¨®n y deslizarlo toque a toque por todas las zonas del campo. Ver a este Madrid tejiendo el juego es un espect¨¢culo delicioso. Pero aun as¨ª, ante un adversario de semejante magnitud, el Depor estuvo por encima. Su problema fue que el infortunio le volvi¨® a golpear al final del primer tiempo, con el dudoso penalti de Mauro Silva a Guti que puso el partido en las manos del Madrid.
Otro penalti volvi¨® a meter al Deportivo en el choque al inicio de la segunda parte, en la que el f¨²tbol no perdi¨® ni un ¨¢pice de intensidad, aunque con el paso de tiempo se fuese volviendo un poco m¨¢s confuso. El Depor nunca se rindi¨® y remat¨® a los palos hasta en cuatro ocasiones m¨¢s. Pero el Madrid continu¨® sin intimidarse y proporcion¨® varios sustos cada vez que logr¨® abrirse paso al contragolpe. Y, cuando en el tramo final, el Depor parec¨ªa haber perdido la chispa, Diego Trist¨¢n caz¨® el empate con un gol de gran categor¨ªa, la misma que tuvo un partido que engrandeci¨® el f¨²tbol y la Liga.
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