Rosa Montero construye una novela esperanzadora a partir del relato de una historia infernal
La escritora utiliza en 'El coraz¨®n del t¨¢rtaro' el suspense y las historias medievales
Es la novela que m¨¢s le ha costado construir a esta escritora ya curtida en la narrativa. A Rosa Montero (Madrid, 1951) le oprim¨ªa tanto el relato de El coraz¨®n del t¨¢rtaro, su ¨²ltima novela, que tuvo que dejarlo un tiempo. Despu¨¦s, tras 14 meses de escritura, construy¨® la historia de una editora a la que le persigue un pasado infernal: las drogas, los bajos fondos, un asesinato y una familia peculiar. 'He intentado contar c¨®mo el hombre puede sacar fuerazas para resistir el horror m¨¢s irracional y sobre su deseo de superarse. He querido escribir una novela vital'.
Rosa Montero no hab¨ªa finalizado su anterior novela, La hija del can¨ªbal (con la que obtuvo el Premio Primavera de Novela 1997) cuando ya se le impuso El coraz¨®n del t¨¢rtaro (Espasa). Y empez¨® a tomar notas durante dos a?os, hasta que no pudo m¨¢s. 'Era una novela tan espantosamente angustiosa, tan dolorosa, y el ambiente tan claustrof¨®bico, que la aparqu¨¦. Y me puse a trabajar sobre una novela medieval, pero tropec¨¦ con un problema: no le encontraba la voz narrativa. As¨ª que volv¨ª a El coraz¨®n del t¨¢rtaro', contaba ayer Rosa Montero en un hotel madrile?o, donde se someti¨® a un marat¨®n de entrevistas que ella lleva con alegr¨ªa.
La ilustraci¨®n de la cubierta del libro es un montaje en el que aparecen dos especies de ¨¢ngeles atravesados por una aguja inyectable. La cosa no deja lugar a dudas. Pero esta escritora, rotunda en su forma de explicarse y que adem¨¢s lo hace a un ritmo fren¨¦tico, rechaz¨® de plano que la novela fuera un retrato del mundo y las consecuencias de las drogas. De hecho, en la novela la sustancia es innombrable. Aparece bajo los eufemismos de la Reina y la Blanca. 'La droga no es m¨¢s que una de las opciones que se me ocurri¨® para retratar el horror y no es m¨¢s que uno de los nombres que le pongo al infierno. He intentado huir de hacer una novela costumbrista sobre la droga, no me interesaba nada'.
Pero el caso es que no se puede obviar que El coraz¨®n del t¨¢rtaro cuenta la historia, ambientada en la actualidad, de una editora de libros de la Edad Media, de treinta y tantos a?os, que ha estado sometida durante ocho a?os a los estragos de la hero¨ªna. Ese pasado le vuelve de golpe una ma?ana en la que recibe una llamada tel¨¦f¨®nica: 'Te he encontrado'.
A partir de este primer cap¨ªtulo se desencadena el relato que usar¨¢ las normas del suspense. 'He utilizado por primera vez una estructura de rompecabezas que no aparece en ninguna de mis novelas anteriores; yo no repito mis novelas', explic¨® la periodista y autora de Cr¨®nica del desamor y Te tratar¨¦ como a una reina, entre otras obras. 'Y El coraz¨®n... es un gran enigma del que se van aportando poco a poco algunos datos. He intentado conseguir un mayor control del material narrativo, uno quiere atrapar un momento de la vida'.
Explica Montero su preferencia por las novelas 'arquitect¨®nicas, a la manera del cubo de Rubik', un objeto que utiliza como met¨¢fora a lo largo del libro. 'En la novela hay muchos cables, y todos trenzados; no creo que haya un cable suelto'.
Curiosamente, ese baile de historias medievales en el que se sumi¨® cuando esta novela sufri¨® el par¨®n, lo recupera y lo introduce en el relato de El coraz¨®n del t¨¢rtaro. 'Esas leyendas me sirven en esta novela para darle un aire m¨ªtico y universal a la historia que cuento y para jugar con la realidad y la incertidumbre'.
De esto hay mucho en la novela. Porque, por ejemplo, las leyendas medievales de Chr¨¦tien de Troyes, de la bruja de Poitiers o el cuento de Borges no han nacido m¨¢s que de la productiva imaginaci¨®n de Rosa Montero. S¨®lo es real la rememoraci¨®n de los asesinatos que le sirvieron a Truman Capote para urdir A sangre fr¨ªa.
'Con estas dudas sobre lo que es verdad y lo que es mentira de lo que sucede en la novela he querido expresar la incertidumbre de la vida, la ¨²nica certidumbre es que nos vamos a morir. Al final del relato, no se sabe qu¨¦ es realidad y qu¨¦ no es, y por eso el final es abierto'.
Personajes ambivalentes
Pero no s¨®lo la realidad es ambigua en El coraz¨®n del t¨¢rtaro (los t¨¢rtaros, seg¨²n los griegos, ocupaban la regi¨®n m¨¢s profunda y desesperada del infierno, donde penaron los Titanes); tambi¨¦n son muy ambivalentes los personajes. 'Lo son porque todos tienen sus razones para explicar qu¨¦ ocurri¨® y c¨®mo'. Pasa, a?ade la escritora, como en la vida real. 'Yo hablo con mi hermano de cosas que han pasado en nuestra familia y tenemos visiones completamente diferentes'.
Se empe?a Montero en dejar claro que con El coraz¨®n... no ha querido hacer un culebr¨®n, ni caer en la blandura emocional. 'He querido huir del sentimentalismo y del costumbrismo. Es un relato que no se regodea'. Y, tanto por su construcci¨®n como por su contenido, esta novela es de la que m¨¢s satisfecha est¨¢.
Ahora prepara un novel¨®n medieval, de 500 p¨¢ginas. Si antes no se le cruza un libro 'raro', h¨ªbrido entre la autobiograf¨ªa novelada y el ensayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.