Un detective en el juzgado
El mundo, como es sabido, se divide en dos categor¨ªas de personas: aquellas para quienes la vida es un enigma y otras a quienes los enigmas ayudan a pasar la vida. Entre estas ¨²ltimas se cuentan los detectives profesionales (aunque, a juzgar por la vida que llevan los protagonistas de Dashiell Hammett y compa?¨ªa, la pasan m¨¢s bien de milagro) y los vocacionales, esa selecta aunque nunca cuantificada subespecie que se complace en resolver los peque?os enigmas cotidianos que les plantean los crucigramistas. Entre ambos extremos est¨¢ Jos¨¦ Luis Belsu¨¦ Mart¨ªn.
Jos¨¦ Luis Belsu¨¦ Mart¨ªn (Jaca, 1962) es un detective que trabaja en el Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 55 de Barcelona, a cargo del juez Esteve Hosta. Bueno, en realidad ¨¦l no est¨¢ all¨ª en calidad de sabueso, sino como secretario judicial, pero husmear entre documentos que contienen todo tipo de dramas humanos (a menudo muy, pero que muy misteriosos) no le basta para satisfacer su necesidad diaria de intrigas. Ya cuando estudiaba el bachillerato, para que se hagan una idea, su pasatiempo favorito era aparecer entre los 10 o 15 nombres que el extinto diario Pueblo publicaba como ganadores del Crucigrama para aficionados de primera divisi¨®n del d¨ªa anterior (?de toda Espa?a!). Para empezar, pues, lo primero que Belsu¨¦ se meti¨® en la vena en cuanto le destinaron desde Jaca en 1994 fue el curso de catal¨¢n para funcionarios de la Administraci¨®n de Justicia que monta anualmente el Consorcio para la Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica. Una vez normalizado, decidi¨® aprovechar la pr¨¢ctica diaria (el n¨²mero 55 es uno de los 40 juzgados del pa¨ªs que utilizan la lengua catalana) satisfaciendo por partida doble su malsana pulsi¨®n, la que todos los d¨ªas le lleva a la p¨¢gina 14 del cuadernillo central de La Vanguardia: a la dosis habitual de Fortuny, el non plus ultra de la enigm¨ªstica en espa?ol, a?adi¨® el crucigrama en catal¨¢n de M¨¤rius Serra, que tampoco es moco de pavo. Ahora mismo, solucionarlos le lleva, seg¨²n confiesa, un cuarto de hora. Ambos. Por supuesto, fuera del horario de trabajo, confiesa tambi¨¦n.
Jos¨¦ Luis Belsu¨¦, un secretario judicial, resolvi¨® el enigma del juego de palabras de 'Verb¨¤lia' en menos de cuatro d¨ªas despu¨¦s de aparecer el libro
El caso es (y con esto llegamos a la actualidad y a su ¨²ltimo caso como rastreador) que las siete horas y media de papeleo y los 15 minutos de cuadritos blancos y negros no le llenaban el d¨ªa, por lo que se apunt¨® a Psicolog¨ªa y ya va por el tercer curso ('tambi¨¦n ayuda mucho a resolver enigmas', claro). Pero ni as¨ª. De modo que cuando, a finales de noviembre pasado, se top¨® en una librer¨ªa con el enigma de Verb¨¤lia (el ¨²ltimo libro de Serra, un vadem¨¦cum de 550 p¨¢ginas sobre los juegos de palabras), un pedazo de cielo se abri¨® para ¨¦l: la editorial Emp¨²ries ofrec¨ªa un mill¨®n de pesetas en libros al primero que descubriera qu¨¦ verso se escond¨ªa tras las 31 letras esparcidas por la cubierta. ?F¨¢cil? ?Ah! Escuchen las pistas: '1. El autor del verso aparece citado en tres de los apartados del libro. 2. El verso termina con un adjetivo que aparece una sola vez en todo el libro, en el apartado tal. 3. Las dos ¨²nicas formas verbales son anagramas de la frase 'Tom¨¤s, res'. 4. En ning¨²n caso las palabras del verso son isomorfas entre s¨ª'. ?A que ya no parece tan sencillo?
En los tres meses de plazo, que expir¨® anteayer, s¨®lo 24 personas fueron capaces de mandar una respuesta. Y tres, adem¨¢s, equivocada. Como el premio se lo llevaba el m¨¢s r¨¢pido, parec¨ªa que los dos sobres que llegaron a la editorial el primero de diciembre se lo disputar¨ªan. Pero no. El 29 de noviembre, cuatro d¨ªas despu¨¦s de salir el libro al mercado, el cartero hab¨ªa entregado otro con la respuesta correcta ('La vida ¨¦s breu e l'art se mostra llonga', Ausi¨¤s March, canto 113), y como remitente... ?lo adivinan? A Jos¨¦ Luis Belsu¨¦, encima, no le hab¨ªa parecido tan dif¨ªcil: 'Cuando sal¨ª de trabajar a las tres me dije: 'Esta tarde la dedicar¨¢s a resolver esto'. Las pistas ayudaban bastante y...'. Y nada, sin ni siquiera haber le¨ªdo antes a Ausi¨¤s March, a las seis de la tarde estaba en Correos. As¨ª de sencillo. (Cabe decir entre par¨¦ntesis, y en favor de los concursantes aparejados, que Jos¨¦ Luis vive solo, cosa que tambi¨¦n ayuda a entender esa extravagancia de resolver los crucigramas en casa y no en el trabajo. No como la pobre Elisenda Roca, la legendaria presentadora de Cifras y letras, que terminaba solucion¨¢ndolos a escondidas en el ba?o por culpa de la presi¨®n familiar).
El pasado mi¨¦rcoles, pues, le entregaron a nuestro hombre las dos joyas que premian su olfato: el cat¨¢logo de Grup 62, de donde sacar¨¢ ese mill¨®n de pesetas en papel impreso (con un buen surtido de novela negra, por si necesita modelos para profesionalizarse) y un ejemplar de la cuarta edici¨®n de Verb¨¤lia, con las letras que componen el verso ya ordenadas a modo de homenaje al detective desconocido. ?l, por si acaso, hab¨ªa acudido a las Drassanes pertrechado con un librillo de crucigramas de Fortuny, aunque no lleg¨® a sacarlo del bolsillo, quiz¨¢ para no delatarse ante la presencia del mism¨ªsimo juez Hosta.
?Y qu¨¦ har¨¢ ahora el detective del juzgado n¨²mero 55, con una marea de vol¨²menes por colocar y, sobre todo, con un mono de enigmas de aqu¨ª te espero? A la obviedad de la pregunta respond¨ªa ¨¦l con una sonrisa, y nunca mejor dicho, enigm¨¢tica, justo en el momento en que el responsable de Emp¨²ries anunciaba para el pr¨®ximo 7 de marzo el veredicto del problema planteado en la edici¨®n castellana del libro. Cualquiera le pregunta si hab¨ªa participado, con la de tiempo libre que queda entre las seis de la tarde y la hora de cenar.
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