La Italia del progreso
Hace algo m¨¢s de una d¨¦cada, varios m¨²sicos italianos se tomaron al pie de la letra el sabio consejo de su compatriota Giuseppe Verdi, tan recordado en este a?o: 'Torniamo all'antico; sar¨¤ un progresso'. Y eligieron la senda abierta a?os atr¨¢s por los pioneros, y no menos sabios, Leonhardt, Br¨¹ggen, Harnoncourt o Hogwood. El resultado es una generaci¨®n deslumbrante de j¨®venes int¨¦rpretes que tiene como buques insignia a Fabio Biondi, Antonio Florio, los hermanos Ghielmi o Rinaldo Alessandrini.
Este ¨²ltimo acaba de visitarnos al frente de su grupo, el espl¨¦ndido Concerto Italiano, con el que ha revolucionado todos los repertorios que ha abordado hasta ahora: Monteverdi y Vivaldi se han vestido gracias a su genio con ropajes ins¨®litos. Dos obras del veneciano abrieron precisamente su concierto del pasado mi¨¦rcoles y, tras los primeros compases, se agolpaban los adjetivos para calificar la m¨²sica que llegaba a nuestros o¨ªdos: pol¨ªcroma, angulosa, transparente, viva. Con tan s¨®lo cinco instrumentos de cuerda en torno al clave, impulsor y catalizador del sonido global, Alessandrini nos regala un nuevo Vivaldi, un Vivaldi de referencia.
Concerto Italiano
Sara Mingardo (contralto). Obras de Vivaldi, Bach, Legrenzi, Pergolesi y Corelli. Auditorio Nacional. Madrid, 28 de febrero.
En la m¨²sica vocal italiana, el clavecinista romano y sus colegas progresistas han jugado, claro, la baza del idioma: nadie como ellos para impregnar de m¨²sica y sentido cada vocal y cada consonante. Si adem¨¢s se tiene el privilegio de contar con una solista como Sara Mingardo, los prodigios se multiplican. Tiene la contralto veneciana una de esas raras voces femeninas graves sin necesidad de impostaci¨®n alguna, con cuerpo, tesitura y movilidad. En una sala ingrata para los cantantes, Mingardo imparti¨® una lecci¨®n de canto camer¨ªstico, adecuando perfectamente el volumen de su voz al entorno instrumental que la acompa?aba. Su Vivaldi y, sobre todo, su Stabat Mater, de Pergolesi, quedar¨¢n en la memoria con la misma fuerza que su Mensajera del Orfeo monteverdiano del Teatro Real.
Alessandrini es uno de esos j¨®venes italianos prematuramente envejecidos por un torrente de talento (?Leopardi!). Hace m¨²sica con seriedad y fantas¨ªa, apoyado en un grupo de excelentes instrumentistas, con menci¨®n obligada para el formidable violista Ettore Belli y, sobre todo, para su joven concertino, Francesca Vicari. El programa fue un dechado de coherencia. Un p¨²blico ¨¢vido tambi¨¦n de nuevos horizontes aplaudi¨® con entusiasmo.
Babelia
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