La polic¨ªa inglesa no descarta que haya m¨¢s muertos entre los restos del tren
La espa?ola Anal¨ªa L¨®pez recibe asistencia terap¨¦utica por el choque
Un d¨ªa despu¨¦s del desastre ferroviario del norte de Inglaterra, tel¨¦fonos m¨®viles segu¨ªan sonando en el interior de los vagones. Pertenecen tal vez a las 13 personas cuyos restos recuper¨® la brigada de rescate o a los m¨¢s de 30 heridos, incluidos dos en estado cr¨ªtico, que contin¨²an ingresados en hospitales del condado de North Yorkshire. La polic¨ªa no descarta que haya m¨¢s muertos en el interior o debajo de los vagones m¨¢s afectados por la colisi¨®n, a una velocidad combinada de 225 kil¨®metros por hora, entre el expreso de pasajeros de la compa?¨ªa privada GNER y un tren de mercanc¨ªas cargado de carb¨®n. Segundos antes, la m¨¢quina de la GNER choc¨® con dos veh¨ªculos, que cayeron a la v¨ªa desde una autopista.
Entre las primeras v¨ªctimas identificadas se encuentran dos empleados de la GNER, el conductor y el cocinero, que trabajaban con otros cinco compa?eros en el servicio de madrugada desde Newcastle hasta Londres. La azafata Anal¨ªa L¨®pez Dacero, alicantina de 28 a?os -que escap¨® a la tragedia con heridas leves-, acusaba ayer signos de conmoci¨®n y angustia por la experiencia sufrida. Cuenta con la asistencia de personal especializado en terapia traum¨¢tica.
Es la segunda vez en menos de cinco meses que Anal¨ªa L¨®pez se enfrenta a la muerte de compa?eros de trabajo. El pasado octubre, una amiga que efectuaba su misma tarea como azafata de la GNER, en la misma l¨ªnea del siniestro de anteayer, falleci¨® en el descarrilamiento de Hatfield, al norte de Londres.
Mientras las investigaciones prosiguen, la polic¨ªa barajaba la posibilidad de que el conductor del Land Rover que cay¨® a la v¨ªa, mientras remolcaba otro veh¨ªculo, se hubiera dormido al volante. Esta acci¨®n, en la que tampoco se descarta el mal estado de la carretera, la falta de visibilidad o un fallo t¨¦cnico, puso en movimiento una cadena de inveros¨ªmiles acontecimientos, que suceden, si acaso, una vez entre un mill¨®n. El tren de pasajeros embisti¨® a ambos autom¨®viles, descarril¨® sin llegar a volcar y, segundos despu¨¦s, choc¨® con el tren de mercanc¨ªas que viajaba en direcci¨®n contraria.
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