Pujol retrocede
Alguien decidi¨® ayer suspender la presentaci¨®n de un libro de Heribert Barrera en el que se vierten opiniones claramente xen¨®fobas, y en la que estaba prevista la presencia de Jordi Pujol. La decisi¨®n, justificada por el temor a posibles incidentes -que se produjeron, aunque, afortunadamente, menores- permite al presidente catal¨¢n evitar (o aplazar) un problema pol¨ªtico: el PP, de cuyos votos depende, le hab¨ªa pedido expresamente que no participase en ese acto. Pero, m¨¢s all¨¢ del episodio concreto, la pol¨¦mica que se inicia con las declaraciones de Marta Ferrusola, esposa de Pujol, y se agrava con las opiniones de Barrera, ha revelado la existencia en el nacionalismo catal¨¢n de un componente profundamente reaccionario, de desprecio hacia el percibido como diferente siempre que sea pobre. Y no es casual que ese componente haya aflorado cuando hay s¨ªntomas de cambio pol¨ªtico.
Hasta el m¨¢s c¨ªvico de los nacionalismos suele tener en su origen un componente, si no racista, s¨ª xen¨®fobo: de desconfianza y hostilidad hacia el forastero. Tambi¨¦n en Euskadi y Catalu?a. Sin embargo, como supo ver Unamuno, el rechazo del primitivo nacionalismo al maketo o al charnego no contaba para los ingenieros ingleses o suizos llegados a la vez que ellos. Esos nacionalismos ¨¦tnicos evolucionaron, adapt¨¢ndose a la realidad plural de las sociedades respectivas; pero no sin algunas reca¨ªdas en el etnicismo fundacional, como ¨¦sta de ahora.
Ahora: cuando hay evidencias de que los motivos que determinaron la hegemon¨ªa nacionalista se han debilitado grandemente. El nacionalismo vive con angustia la posibilidad de perder el poder, y en su seno surgen simult¨¢neamente corrientes que proponen abandonar definitivamente la visi¨®n ¨¦tnica en favor de un nacionalismo m¨¢s integrador, que permita ampliar su base social, y otras que, inversamente, propugnan un repliegue defensivo hacia el fundamentalismo originario. Esta situaci¨®n coincide adem¨¢s con el inicio de una nueva oleada migratoria, con la diferencia de que ahora no est¨¢ formada por gentes que comparten religi¨®n e idioma, lo que agranda los fantasmas y aumenta el desatino de comentarios.
Pero si decir que hay peligro de que las ermitas se conviertan en mezquitas revela ignorancia, y no digamos las especulaciones sobre gen¨¦tica e inteligencia de Heribert Barrera, el fondo reaccionario ya estaba en ese comentario de Marta Ferrusola diciendo que a veces sus hijos no pod¨ªan jugar con los otros ni?os porque hablaban castellano: el intento de banalizaci¨®n de la xenofobia como algo natural, espont¨¢neo, que todo el mundo piensa aunque no lo diga, es lo m¨¢s terrible que ha sacado a la luz esta pol¨¦mica.
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