Ra¨²l aguanta el pulso de Rivaldo
Los dos delanteros marcaron las diferencias y estuvieron a la altura del gran cl¨¢sico
Rivaldo y Ra¨²l coparon la noche. Explotaron ante el gol, sin duda, su atributo m¨¢s distinguido, y dejaron se?as inequ¨ªvocas de su sello. Era la noche del gran cl¨¢sico y aparecieron en toda su dimensi¨®n. El madridista tiene tanto instinto en el ¨¢rea que hasta adivina a distancia el fallo de sus compa?eros, aunque est¨¦n a 30 metros, como en la semipifia de Roberto Carlos que deriv¨® en su primer gol. Se le ve fresco de nuevo y sus movimientos pusieron en evidencia a Frank de Boer. Su car¨¢cter le a¨²pa en las citas m¨¢s relumbrantes.
El brasile?o, por su parte, recuper¨® su mejor tono tras una racha en tinieblas. Se ech¨® el equipo a la espalda y rescat¨® al Bar?a en los momentos m¨¢s necesarios. Se ofreci¨® m¨¢s que de costumbre, aunque no siempre en las zonas adecuadas. Record¨® al mejor Rivaldo de la temporada, aquel que acudi¨® en auxilio de su equipo en otra visita delicada, la de Mil¨¢n, en la Liga de Campeones. Si no sum¨® un tercer gol fue por el despiste de un asistente de Losantos Omar, que debi¨® pensar que alg¨²n azulgrana en fuera de juego posicional pudo desviar el zapatazo del internacional brasile?o. En realidad el rebote fue de Helguera.
Figo estuvo m¨¢s apagado de lo habitual en las grandes citas, y los j¨®venes porteros, bien aplicados
- Casillas y Reina. El madridista estuvo excelente. Dej¨® dos vuelos fabulosos, uno para desviar un soberbio cabezazo de Kluivert y otra para sacar un envenenado trallazo de Guardiola. El azulgrana, menos exigido durante toda la noche, no dio la sensaci¨®n de arrugarse en el partido m¨¢s efervescente de su corta carrera. Pudo hacer algo m¨¢s en el segundo gol de Ra¨²l, pero evidenci¨® que es un proyecto interesante. A pesar de su altura le falta agilidad y contundencia en el juego a¨¦reo. Su aire y sus movimientos recuerdan a Zubizarreta.
- Makelele. T¨¢cticamente impecable. Vigila a la perfecci¨®n los movimientos del rival en la antesala del ¨¢rea. Su actuaci¨®n fue decisiva para frenar a Overmars, que mare¨® a Michel Salgado en los primeros cinco minutos, lo que tard¨® el medio tap¨®n franc¨¦s en socorrer a su compa?ero. F¨ªsicamente es un volc¨¢n, lo que le permiti¨® achicar tambi¨¦n en la zona de Helguera, que ayer estuvo muchos minutos con el dep¨®sito seco. Junto a Ra¨²l, el mejor del Madrid de largo. Su ascendencia es cada vez mayor y en partidos ag¨®nicos el equipo le necesita imperiosamente.
- Guardiola. M¨¢s deprimido que de costumbre, se vio perjudicado por el sistema. Sin un extremo genuino por la derecha su f¨²tbol se queda tuerto. La querencia de Rivaldo a retrasar su posici¨®n en muchos momentos, sobre todo en la primera parte, tambi¨¦n resta valor al panor¨¢mico f¨²tbol del capit¨¢n azulgrana. Puso orden, pero en m¨¢s de una ocasi¨®n le falt¨® dar otra velocidad al partido.
- Figo. Dibuj¨® un par de buenas jugadas en la primera parte, una por el costado derecho que remat¨® fuera McManaman y otra por el costado izquierdo que Morientes desvi¨® con el flequillo. Luego apenas dio se?ales de vida y pag¨® las intermitencias de su equipo. Estuvo m¨¢s destructivo que constructivo y se asom¨® al partido con cuenta gotas, como si a¨²n estuviera en Madeira. Todos los focos estaban sobre ¨¦l y, cosa extra?a por su tendencia a crecerse en las grandes noches, se mostr¨® muy p¨¢lido.
- Hierro y Kluivert. El duelo m¨¢s intenso de la noche. Saltaron chispas entre ambos, por su indisimulada declaraci¨®n de intenciones de morder sin titubeos en todos los balones. Hierro tir¨® de toda su experimentada cartilla para frenar al felino delantero holand¨¦s, que se mueve como pocos al filo del ¨¢rea. Otra cosa es cuando encara con todo a favor y se le apagan las luces.
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