Poca ambici¨®n en La Romareda
Zaragoza y Valencia empatan en un choque mediocre en el que Aimar jug¨® el ¨²ltimo tramo
Poca pasi¨®n tanto en el Zaragoza como en el Valencia, que se dieron con un canto en los dientes con un triste empate en La Romareda. El Valencia se limit¨® a salvar los trastos ampar¨¢ndose en el efecto Aimar, que sali¨® en la media hora final para que su equipo lograra empatar. No por nada, sino porque con ¨¦l al menos dispuso el grupo de C¨²per de m¨¢s criterio. El Zaragoza, por su parte, vivi¨® casi toda la noche del golazo inicial de Esn¨¢ider. Alcanzado el empate, se acab¨® la ambici¨®n de C¨²per, que empez¨® con los cambios conservadores. Vicente, por parte valencianista, y Esn¨¢ider, por los zaragocistas, fueron los mejores del choque, con bastante diferencia.
C¨²per plant¨® un equipo rar¨ªsimo: tres centrales, Angulo no se sabe d¨®nde, Aimar y Kily en el banquillo, ... Pero entre los tres centrales ninguno fue a tapar a Esn¨¢ider cuando ¨¦ste recibi¨® de Jamelli en la primera acometida zaragocista. Siempre quiso el delantero argentino encontrarse en esa zona -en la frontal del ¨¢rea-, y con esa libertad -el defensa m¨¢s cercano estaba a cinco metros-. As¨ª que Esn¨¢ider prob¨® su indudable talento y coloc¨® suave el bal¨®n, sublime, a media altura y enroscado, junto al palo izquierdo de Ca?izares, que vol¨® hacia all¨ª para nada.
El Zaragoza entonces se enclaustr¨® atr¨¢s y quiso vivir de las rentas durante la primera parte. Lo mejor del Valencia lleg¨® por su izquierda, donde Vicente, tras su excelente partido en Inglaterra con la selecci¨®n sub 21, mostr¨® que se trata de uno de los zurdos m¨¢s desequilibrantes de la Liga. Su magn¨ªfica combinaci¨®n con S¨¢nchez termin¨® en un pase de la muerte hacia Carew que el noruego envi¨® directo a la papelera con un remate defectuoso.
Esn¨¢ider anduvo anoche en estado puro. No s¨®lo hizo un gran gol, sino que a continuaci¨®n sac¨® de quicio al joven Vicente, que se llev¨® la tarjeta amarilla tras embarullarse con el argentino. El Zaragoza puso presi¨®n y m¨²sculo donde el Valencia tratata de valerse de la t¨¦cnica. Y en algunos casos -Baraja- lo logr¨®. Pero en otros no. Como quiera que su hombre mejor dotado para el toque -Aimar- calentaba banquillo, el primer tiempo se mantuvo en el limbo, tan equidistante el segundo gol de los locales como el empate valencianista.
El estadio Ol¨ªmpico de Roma disfrut¨® el mi¨¦rcoles de Aimar, que actu¨® con Argentina frente a Italia, pero ayer C¨²per priv¨® a La Romareda de su presencia durante m¨¢s de una hora. S¨ª pudo al menos el p¨²blico deleitarse con Esn¨¢ider, que llev¨® de cabeza a toda la defensa valencianista. El Zaragoza sali¨® de la cueva tras la reanudaci¨®n. Se dio cuenta que era muy peligroso defender tan atr¨¢s. Sus centrocampistas prodigaron disparos lejanos que ataj¨® Ca?izares.
Fue pisar Aimar la hierba de La Romareda y aumentar el Valencia la posesi¨®n de bal¨®n. Achuch¨® de nuevo al Zaragoza y Aguado empuj¨® aparentemenete a Angulo dentro del ¨¢rea: penalti y empate valencianista. Mendieta encontr¨® por fin un aliado en el centro del campo hasta que C¨²per lo mand¨® a la ducha, justo cuando el Valencia iba directo hacia la victoria. Toda una declaraci¨®n de intenciones del t¨¦cnico argentino, que sac¨® del campo a dos centrocampista ofensivos (Mendieta y Baraja) por otros dos defensivos (Albelda y Deschamps). Eso permiti¨® al Zaragoza pensar en ganar el encuentro, aunque tampoco demasiado. Satisfechos unos; satisfechos los otros.
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