Reflujo
El fen¨®meno al que estamos asistiendo en los discursos que se enfrentan al nacionalismo en el marco estricto del Estado en que vivimos se parece al espect¨¢culo de lo que queda pegado en la arena, o a la vista en los roquedales cuando llega la bajamar; y la imagen se corresponde con lo que intuyo ocurre en el desenfado con que todo quisque pontifica incluso para denigrar la simple emotividad hacia la identidad colectiva abstracta que incluye el nacionalismo.
La deliberada confusi¨®n entre actitud nacionalista y ego¨ªsmo, entre sentimiento de identidad cultural diferenciada y victimismo, entre reivindicaci¨®n de reglas de juego para construir pol¨ªticamente lo propio y xenofobia, entre posici¨®n pol¨ªtica nacional y tiro en la nuca son los restos que la playa arroja tras una dilatada ¨¦poca de oleaje abrupto sobre la pleamar, es decir, tiempos en que aventurarse alegremente sobre esas aguas habr¨ªa supuesto un naufragio seguro. Entre la transici¨®n, -con la dura experiencia de las izquierdas y la mala conciencia de las derechas trufadas de centrismo con el abuso espa?ol del franquismo- y las consecuencias del frustrado golpe de Estado del 23-F, se produjo un primer reflujo entre los grandes partidos (UCD y PSOE) que les llev¨® a matrimoniar una ley org¨¢nica de hasta aqu¨ª hemos llegado, la LOAPA, que incluso el Tribunal Constitucional tuvo que sanear para alejar de la playa a los lobos marinos de antes con su prepotencia y desconsideraci¨®n.
El fen¨®meno GAL y la err¨¢tica pol¨ªtica socialista sobre el terrorismo movilizaron a la oposici¨®n de derechas (PP) hacia una cada vez m¨¢s contundente l¨ªnea discursiva de confusi¨®n sobre el fen¨®meno nacionalista, y al terrorismo etarra, a una brutalidad impol¨ªtica que acab¨® prestando a todos los discursos nacionalistas perif¨¦ricos un cr¨¦dito envenenado y radicalmente negativo. El propio PSOE, ya en la oposici¨®n, se sum¨® al movimiento de reflujo aline¨¢ndose -con notables excepciones- en el discurso confuso com¨²n que endosa al adjetivo nacionalista poder destructivo y negaci¨®n sistem¨¢tica del esperanto moral de lo democr¨¢tico.
Todos cuantos crust¨¢ceos nacionalistas se permiten la libertad de caminar entre las l¨ªneas pleamar y bajamar acaban en el voraz pico de las aprovechadas gaviotas que se lanzan en tromba y en vuelo rasante.
La certeza recorre el discurso bienpensante, instalado y pulcramente constitucional y se proyecta sobre todas y cada una de las reflexiones, dudas o contradicciones de los crust¨¢ceos. Es el festival del reflujo, la org¨ªa de las simplificaciones, el baile de los lenguaraces otrora al pairo de sus propias verg¨¹enzas: no hay pol¨ªtico joven de la nomenklatura pol¨ªticamente correcta que se precie que no haga sus pinitos te¨®ricos pontificales sobre xenofobia, exclusi¨®n, racismo, soberanismo... y que no acabe con una fastuosa melopea de frases hechas sin pago de peaje, donde la autosatisfacci¨®n por mantenerse distante de todos los contenidos que se afean sirve para legitimarse sin coste. El reflujo, adem¨¢s, y ese es el verdadero drama de la denuncia indiscriminada, ha sorprendido a las v¨ªctimas muy cansadas, despistadas o fuera del agua. Da bastante pena observar como una buena parte de los otrora elocuentes te¨®ricos de la diferencia (tambi¨¦n aqu¨ª, entre nosotros) se refugian en la literatura, se acomodan en los huecos de las rocas y escapan hacia lugares seguros, mientras dura el marisqueo.
Vicent.Franch@eresmas.net
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