El alcalde sentimental
Monteseir¨ªn intenta borrar sus desaciertos con la imagen de hombre afable y un gran proyecto para Sevilla
Era el mes de junio de 1999, cuando 'el mejor alcalde que ha tenido nunca Sevilla', en palabras de Carmen Hermos¨ªn, interven¨ªa en el cierre de campa?a de las ¨²ltimas elecciones municipales. A Felipe Gonz¨¢lez le bastaron dos quites verbales -mencionar las croquetas que hac¨ªa su madre e ironizar con el estribillo de una canci¨®n ('me ven como el probe Miguel')- para meterse en el bolsillo a sus paisanos. El candidato del PSOE, Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn, segu¨ªa desde la primera fila la charla del ex presidente del Gobierno cuando ¨¦ste empez¨® a dar consejos a los aspirantes socialistas a las alcald¨ªas. Hab¨ªa que hacer pol¨ªtica contentos, con alegr¨ªa, con compromiso. 'As¨ª que', sentenci¨® Gonz¨¢lez, 'Alfredo, no digas que si ganas vas a sufrir por Sevilla, sino que vas a disfrutar por Sevilla'. Fue la primera amonestaci¨®n p¨²blica que recibi¨® el hoy alcalde, cuya gesti¨®n de casi dos a?os se conoce m¨¢s por sus errores que por sus aciertos y eso, en una ciudad donde la apariencia casi siempre se impone a la esencia, es como para preocuparse.
Una de las constantes de su gesti¨®n es rectificar aprisa lo que apresuradamente proclama
Alcalde de Sevilla gracias a que el Partido Andalucista no renov¨® sus votos con Soledad Becerril (PP), que gan¨® las elecciones por 2.237 papeletas de diferencia, su primer gran anuncio -subirse el sueldo en dos millones de pesetas- dej¨® ya una huella indeleble de lo que es por ahora una constante de su gesti¨®n: la de rectificar aprisa lo que apresuradamente proclama. El mismo d¨ªa que el Ayuntamiento aprob¨® en pleno el incremento salarial, S¨¢nchez Monteseir¨ªn renunci¨® al aumento.
Su primer tropez¨®n le vali¨® la cr¨ªtica no ya s¨®lo de sus adversarios, sino tambi¨¦n la de su propio partido, aunque ¨¦ste rest¨® responsabilidad al alcalde con el recurrente argumento de que hab¨ªa sido mal asesorado. Y ciertamente: qu¨¦ clase de asesores tiene Monteseir¨ªn cuando uno de sus concejales m¨¢s pr¨®ximos rehusa valorar su gesti¨®n 'porque es un tema delicado'.
?ltimamente, se ha metido en un charco que ha salpicado al resto de las provincias, al reclamar un estatuto de capitalidad, y se ha prestado a la pen¨²ltima maniobra de los presidentes de las cajas con sede en Sevilla quienes, ante el temor de que la direcci¨®n regional del PSOE se opusiese al inicio de la fusi¨®n, calcularon una fotograf¨ªa con Monteseir¨ªn para comprometer su apoyo.
La mayor¨ªa de las personas consultadas coinciden en dos cuestiones sobre el alcalde de Sevilla: una es personal; la otra es de ¨ªndole pol¨ªtica. La primera es que Monteseir¨ªn es 'muy buena persona', 'act¨²a de buena fe', 'tiene buena intenci¨®n' y esa pregonada bonhom¨ªa es la principal arma sentimental que usa el alcalde para revolverse contra las cr¨ªticas. Como el pollito Calimero -el de 'qu¨¦ injustiiiiicia'- , suele preguntar: 'Pero, ?por qu¨¦ no me quer¨¦is?'.
La segunda cuesti¨®n tiene que ver con el pacto de coalici¨®n con el Partido Andalucista, cuyos cinco concejales sumaron sus votos a los 12 del PSOE para que Monteseir¨ªn accediera al bast¨®n de mando. El acuerdo con la formaci¨®n de Alejandro Rojas-Marcos es, dicen sus defensores, su mayor suplicio. Esta alianza ya ha pasado por dos crisis de gobierno que la pusieron al borde de la ruptura. La primera caus¨® la dimisi¨®n del portavoz andalucista, Mariano P¨¦rez de Ayala, que era delegado de Urbanismo cuando se derrumb¨® un muro del antiguo Bazar Espa?a, que caus¨® cinco muertos. El alcalde pretendi¨® reconocer la responsabilidad del Ayuntamiento en el desastre, pero sus socios le pararon los pies y la indemnizaci¨®n prevista a los familiares de las v¨ªctimas qued¨® finalmente en una 'ayuda solidaria'.
El segundo traspi¨¦s con sus compa?eros de viaje fue provocado por la negociaci¨®n de los primeros presupuestos del mandato, los del 2000. Entre las cr¨ªticas de la oposici¨®n, y con la discusi¨®n pol¨ªtica sobre las cuentas presentes a diario en los medios de comunicaci¨®n, PSOE y PA no se pusieron de acuerdo para repartirse los dineros municipales hasta mayo del pasado a?o.
Desde entonces han surgido otras chinas en el camino del pacto, aunque Emilio Carrillo, portavoz socialista y concejal de Econom¨ªa y Turismo, las considera m¨¢s roces entre distintas ¨¢reas de gobierno que entre los dos partidos, que ahora mantienen 'relaciones cordiales'.
Esa cordialidad que defiende Carrillo pasar¨¢ en los pr¨®ximos meses una nueva prueba de fuego. Cada partido controla una de las dos ollas en las que se cuece el futuro de la ciudad. La revisi¨®n del PGOU depende de la Gerencia de Urbanismo, que dirige el andalucista Rafael Carmona; y la redacci¨®n del Plan Estrat¨¦gico Sevilla 2010 es una apuesta personal del alcalde, que lo ha dejado en manos de Manuel Marchena, una de sus personas de confianza. Los dos proyectos comparten algunos de sus contenidos y la coordinaci¨®n con que se redacten ambos demostrar¨¢ el grado de cohesi¨®n de la coalici¨®n.
El proceso de redacci¨®n del plan estrat¨¦gico ha alumbrado algunas de las propuestas grandiosas que Monteseir¨ªn ha lanzado en estos 20 meses de mandato. Dichas ideas persiguen, seg¨²n varias de las personas consultadas, situar a la ciudad en el epicentro de la actualidad pol¨ªtica, aunque tambi¨¦n hay quienes las consideran como una huida hacia delante con el ¨²nico fin de potenciar su imagen p¨²blica. 'Est¨¢ ensayando un proyecto de ciudad y busca un modelo como el que puso en marcha Pascual Maragall con Barcelona', afirma un dirigente socialista. Y Carrillo apostilla: 'Desde el gobierno que encabeza Monteseir¨ªn estamos desarrollando pol¨ªticas que, aunque en ciudades como Bilbao, Valencia o Barcelona ya se conocen, en Andaluc¨ªa pueden resultar novedosas. Creemos que no debemos limitarnos a las competencias cl¨¢sicas de los Ayuntamientos sino que cualquier cosa que afecte a los sevillanos debe interesar al gobierno municipal'. Palabras similares suscriben el presidente de la Diputaci¨®n y secretario general del PSOE de Sevilla, Luis Naverrete, y la consejera de Justicia, Carmen Hermos¨ªn.
Pero mientras halla el patr¨®n, el alcalde ha propuesto convertir Sevilla en 'una factor¨ªa cultural'; celebrar el d¨¦cimo aniversario de la Expo con una nueva expo; albergar unos Juegos Ol¨ªmpicos; partirse el cobre por defender un centro comercial (Puerto Triana); y ha reivindicado un estatuto de capitalidad. Con esta ¨²ltima iniciativa ha desempolvado una especie de tablero de Jumanji en Andaluc¨ªa y despertado el animal salvaje de los agravios locales.
Cuando Monteseir¨ªn abog¨® en el Club Siglo XXI, delante de un perplejo Manuel Chaves, por una carta de capitalidad para Sevilla porque 'precisa de mayores recursos para atender mayores necesidades' y, sobre todo, cuando asegur¨® que la unificaci¨®n 'sin m¨¢s dilaciones' de las dos cajas de ahorro sevillanas es 'un paso previo para la constituci¨®n de una gran caja ¨²nica de Andaluc¨ªa con sede en Sevilla', el regidor no calcul¨® bien en qu¨¦ jungla se hab¨ªa metido y en el brete en el que meti¨® al Ejecutivo regional, que desconoc¨ªa ambas propuestas.
Lo dicho en el foro madrile?o ha sido matizado posteriormente por el alcalde que, ante la agresividad mostrada por su colega de M¨¢laga, Francisco de la Torre (PP), lleg¨® a ofrecerle, sin ¨¦xito, ir juntos en la reclamaci¨®n ante el Gobierno central de un tratamiento especial (m¨¢s financiaci¨®n y mayores competencias) para las siete ciudades mayores de Espa?a.
Desde el grupo municipal socialista se considera que muchas de las propuestas del alcalde crean roces o pol¨¦micas porque no son conocidas en profundidad - 'el problema son las malas interpretaciones, sean conscientes o inconscientes', asegura Carrillo- y que, en la mayor¨ªa de los casos, ser¨¢ el tiempo quien les termine dando la raz¨®n. Y otro dirigente, aun participando de esta opini¨®n - 'el equipo de gobierno est¨¢ tomando tierra y todo el mundo necesita un aprendizaje'- se sorprende de que se le exija m¨¢s tino a Monteseir¨ªn cuando la sociedad en general y la clase pol¨ªtica en particular atraviesa por un ciclo bajo: '?Qu¨¦ se puede esperar de una sociedad que tiene a una tal Tamara como referente?'. Finalmente, otro apunte sobre las aventuras de Monteseir¨ªn: 'A falta de un proyecto regional los alcaldes se est¨¢n buscando la vida'.
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