La Euroc¨¢mara investiga la penetraci¨®n en la UE del espionaje anglo-norteamericano
Washington y Londres niegan la infiltraci¨®n de la red Echelon en industrias e instituciones
Washington y Londres niegan que esta red, surgida en 1947 para espiar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, se haya dedicado a penetrar en la industria europea a trav¨¦s de sat¨¦lites, faxes, correo electr¨®nico o sencillamente mediante la interceptaci¨®n de llamadas telef¨®nicas.
El eurodiputado socialista y vicepresidente del Parlamento Europeo, Gerhard Schmid, ha acusado a la pasada Administraci¨®n del presidente Bill Clinton de haber practicado impunemente este tipo de acciones en provecho de las compa?¨ªas estadounidenses.
Schmid, que es el principal ponente de la llamada comisi¨®n Echelon, lanz¨® esta semana en Bruselas un aviso a la industria europea: 'Una empresa tiene que asegurarse de que sus planes futuros, sus sistemas de producci¨®n, sus datos financieros y dem¨¢s informaci¨®n sensible no sean transmitidos v¨ªa fax o tel¨¦fono'.
Ll¨¢mese como se llame, el Parlamento Europeo cree que existe una red mundial de espionaje industrial, aun cuando tal vez haya algo de exageraci¨®n sobre el grado de actividad. Probablemente, porque no se dispone de todos los datos necesarios. La existencia de Echelon qued¨® oficializada a principios del a?o pasado al desclasificar Washington documentos secretos.
Investigaci¨®n brit¨¢nica
Duncan Campbell, un investigador brit¨¢nico, alert¨® el pasado octubre a la Euroc¨¢mara del alcance de Echelon pormenorizando varias operaciones en las que supuestamente intervino. Entre ellas una, en 1994, de McDonnell-Douglas, que birl¨® un suculento contrato en Arabia Saud¨ª de 30.000 millones de francos (aproximadamente 750.000 millones de pesetas) a Francia. La francesa Thomson perdi¨® tambi¨¦n la pasada d¨¦cada en Brasil otro de 1.400 millones de d¨®lares en beneficio de Raytheon, un fabricante norteamericano de radares.
Actualmente es inmensa la capacidad de penetraci¨®n a trav¨¦s de sat¨¦lites y m¨ªnimo el rastro. La cobertura exige estaciones en el Atl¨¢ntico, Pac¨ªfico e ?ndico tal como posee EE UU. En la Uni¨®n Europea (UE) s¨®lo disponen de ellas Francia y el Reino Unido.
Echelon ha saltado de nuevo a la actualidad estas ¨²ltimas semanas tras la sorprendente conducta de un alto funcionario de la Comisi¨®n Europea que, voluntaria o involuntariamente, decidi¨® el pasado 6 de febrero revelar muchos detalles de su experiencia al frente del departamento criptogr¨¢fico del Ejecutivo comunitario.
Desmond Perkins, un brit¨¢nico de brillante historial en la Royal Navy y en el Foreign Office y a punto de jubilarse como eur¨®crata tras m¨¢s de 25 a?os de servicio, quiso deslumbrar a la comisi¨®n europarlamentaria confesando, a puerta cerrada, tener muy buenas relaciones con la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU (NSA) -un familiar suyo trabaj¨® all¨ª- e insinuando que la NSA revisaba regularmente el sistema criptogr¨¢fico que utilizaba la Comisi¨®n Europea.
Sus palabras levantaron una polvareda que ha ido creciendo hasta el extremo de que el PE se plantea ahora la conveniencia de abrir una investigaci¨®n sobre el caso Perkins. El veterano funcionario rectific¨® 48 horas despu¨¦s sus palabras a trav¨¦s de una carta al director general de Asuntos Exteriores, pero arroj¨® m¨¢s dudas y una gran descoordinaci¨®n interna entre diversos departamentos del Ejecutivo europeo.
Sin peligro
Su inmediato superior, el holand¨¦s Lodewijk Briet, se devan¨® los sesos el pasado martes ante la comisi¨®n Echelon al reiterar una y otra vez que el sistema criptogr¨¢fico comunitario nunca ha estado en peligro, ni menos a¨²n descifrado por los servicios secretos norteamericanos o por cualquier potencia extranjera.
?Por qu¨¦ creerle?, se preguntaban muchos eurodiputados la tarde del martes. 'Pido perd¨®n por las palabras de Perkins. Son para darle un azote, pero es una persona honrada', dec¨ªa Briet ante sus se?or¨ªas. Algunos de ¨¦stos piensan que si el veterano funcionario actu¨® de manera irresponsable deber¨ªa ser expedientado. Otros, por el contrario, consideran que Perkins no hizo m¨¢s que sincerarse cuando cont¨® sus buenos contactos con la NSA y explic¨® haber retado a la agencia a descifrar durante dos semanas los c¨®digos comunitarios sin lograrlo.
El Gobierno franc¨¦s exigi¨® ese mismo d¨ªa explicaciones a Bruselas para que aclare si es fiable el sistema de encriptado interno. La Comisi¨®n sostiene que el sistema, provisto por la firma alemana Siemens, re¨²ne los niveles de fiabilidad de la OTAN y es el mismo que emplean Francia, Alemania, Reino Unido y Holanda.
El tal¨®n de Aquiles de Europa
La Uni¨®n Europea, y menos a¨²n la Comisi¨®n Europea, no tienen ni la filosof¨ªa ni las capacidades de Estados Unidos en materia de protecci¨®n de secretos. Ese tal¨®n de Aquiles fue uno de los primeros obst¨¢culos que tuvo que afrontar Javier Solana cuando, en octubre de 1999, salt¨® de la OTAN al cargo de alto representante de Pol¨ªtica Exterior y Seguridad de la UE, y tuvo que empezar a poner en marcha los nuevos ¨®rganos de defensa de la Uni¨®n. El edificio del Consejo de Ministros no reun¨ªa las m¨¢s m¨ªnimas condiciones para garantizar la privacidad de las comunicaciones entre esos ¨®rganos y la OTAN. La Alianza avis¨® que no les enviar¨ªa ni siquiera una tarjeta navide?a mientras no acondicionaran el recinto. Los europeos decidieron entonces trasladar esas nuevas estructuras a otro local que est¨¢ siendo especialmente habilitado. El despacho de M¨ªster Pesc sigue en Justus Lipsius, la sede del Consejo. El caso de la Comisi¨®n es a¨²n peor. Apenas un tercio de sus oficinas de representaci¨®n en el exterior dispone de medidas de comunicaci¨®n seguras y se duda bastante que la sede principal -temporal hasta el regreso en 2003 al emblem¨¢tico edificio de Berlaymont- las tenga pese a las afirmaciones vertidas esta semana en el PE. El Ejecutivo comunitario ha anunciado que va a modernizar su sistema de seguridad ante las nuevas exigencias que reclaman sus mayores competencias en temas de pol¨ªtica exterior. Sus portavoces precisan que tal medida estaba ya tomada mucho antes de que estallara el caso Perkins.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.