El hombre m¨¢s vital y vulnerable del equipo de Bush
La salud de Cheney -cuatro infartos en 60 a?os de vida- despierta ya en EE UU peticiones de dimisi¨®n
Washington
A los 50 d¨ªas de su toma de posesi¨®n, el vicepresidente norteamericano, Dick Cheney, es la pieza m¨¢s vital y tambi¨¦n la m¨¢s vulnerable del equipo de George Bush. Con la delicadeza que corresponde al caso, pol¨ªticos y periodistas se preguntan en Washington si Cheney aguantar¨¢ los tres a?os, 10 meses y 10 d¨ªas que le quedan de mandato.
Algunos incluso consideran irresponsable su voluntad de seguir trabajando 12 horas diarias con cuatro infartos encima, y le piden que dimita para dar el ejemplo de que la salud es lo primero a los otros 12 millones de norteamericanos con este tipo de problemas.
A las 7.30 del pasado mi¨¦rcoles, Cheney se reincorpor¨® a su despacho de vicepresidente de EE UU, en el llamado Old Executive Building, contiguo a la Casa Blanca. Apenas hac¨ªa 20 horas que hab¨ªa sido dado de alta del George Washington University Hospital, tras ser operado para abrirle una arteria que hab¨ªa vuelto a cerrarse desde su cateterizaci¨®n en noviembre. Era la segunda vez en 100 d¨ªas que Cheney entraba en un hospital por la puerta de urgencias y la primera en el ejercicio de su cargo.
El pasado mi¨¦rcoles, el vicepresidente se reincorpor¨® a su despacho tras ser operado por segunda vez en 100 d¨ªas de un problema cardiovascular
Aunque los informes m¨¢s optimistas aseguran que tiene un 40% de posibilidades de volver a ser ingresado en cuesti¨®n de meses, el vicepresidente trabaj¨® todo el mi¨¦rcoles y compareci¨® ante la prensa. El habitualmente taciturno Cheney se mostr¨® vitalista y bien humorado. 'Tengo 60 a?os y desde los 37 arrastro una historia de enfermedad de las arterias coronarias, pero me lo estoy pasando muy bien y pienso terminar mi mandato', asegur¨®. Su cargo, a?adi¨®, no es 'estresante'. 'Los periodistas, que hacen un trabajo que no les gusta, sufren mucho m¨¢s estr¨¦s', dijo el vicepresidente con una sonrisa.
La prensa le felicit¨® por ese esp¨ªritu, que encaja en el optimismo estadounidense, pero no dej¨® de hacerse preguntas. The New York Times se?al¨® en un editorial que la salud del vicepresidente es 'una causa de preocupaci¨®n para el pa¨ªs' y critic¨® a la Casa Blanca republicana por su 'inquietante tendencia a pretender que no est¨¢ ocurriendo nada importante'.
Por su parte, en The Washington Post, Joel Golddstein, profesor de la Universidad de Saint Louis, subray¨®: 'Nunca en nuestra historia reciente hemos tenido un vicepresidente con tan serios problemas de salud y tampoco hemos tenido un vicepresidente con un papel tan importante en la gesti¨®n gubernamental'.
Cuando el 7 de febrero un perturbado protagoniz¨® un tiroteo ante la Casa Blanca, Bush estaba haciendo gimnasia mientras Cheney despachaba los asuntos del d¨ªa. El reparto de papeles entre los dos hombres es transparente: Bush es el jefe y el relaciones p¨²blicas, y Cheney trabaja como si fuera un primer ministro.
El vicepresidente, que fue jefe de gabinete de Gerald Ford y secretario de Defensa del primer Bush, aporta a la Casa Blanca no s¨®lo una experiencia en los asuntos de Washington que no tiene el presidente, sino tambi¨¦n buena parte del equipo. ?l es el padrino, entre otros, de Paul O'Neill, secretario del Tesoro, y Donald Rumsfeld, encargado de Defensa.
Si la presidencia de Bush ha arrancado como una m¨¢quina bien engrasada y cuenta con un creciente apoyo de la opini¨®n p¨²blica, la cosa se debe en gran medida al met¨®dico y experimentado Cheney. ?l coordina a diario iniciativas como el recorte de impuestos, la b¨²squeda de nuevas fuentes de energ¨ªa o el replanteamiento de la estrategia militar.
Con el Senado dividido entre 50 dem¨®cratas y otros tantos republicanos, el voto de calidad que le concede la Constituci¨®n es crucial.
Pero Arianna Huffington, una conocida columnista pr¨®xima al Partido Republicano, ha escrito en la revista Online Salon: 'Entre todos debemos convencer al vicepresidente de que debe dimitir. No s¨®lo para salvar su vida, sino la de millones de norteamericanos. En Estados Unidos hay 12,2 millones de personas con historial de ataques cardiacos y muchos de ellos, como Dick Cheney, act¨²an de un modo orgulloso e irresponsable minimizando las se?ales de alerta. El mensaje que est¨¢ enviando el vicepresidente es que el cargo y el poder son m¨¢s importantes que la propia vida'.
Mientras Arianna Huffington recuerda en su art¨ªculo que 'se supone que el vicepresidente tiene que asistir a los entierros de otros', varias personalidades m¨¦dicas afirman que Cheney hace bien en seguir trabajando, aunque debe cuidar su alimentaci¨®n, hacer ejercicio y combatir con f¨¢rmacos el colesterol.
'Una persona de 60 a?os puede desarrollar una vida larga y productiva, incluso con esta enfermedad', afirma Jonathan Reiner, cardi¨®logo del George Washington University Hospital.
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