Figo y Munitis destrozan a la Real (4-0)

El Madrid ha salido del nudo de la Liga con buen pie y comienza a v¨¦rselas con equipos que ten¨ªa olvidados hace tiempo. La Real, que un d¨ªa fue uno de sus rivales m¨¢s temibles, confirm¨® punto por punto su p¨¦sima situaci¨®n. Incluso cuando recibi¨® el permiso para jugar bien -durante un buen trecho de la segunda parte- pareci¨® inseguro y t¨ªmido, sin capacidad para hacer da?o. El Madrid estaba afeando su primera parte, pero sali¨® Munitis, y lo hizo como si fuera la final del Mundial. Sac¨® al partido del aburrimiento, protagoniz¨® tres excelentes jugadas y dej¨® claro lo que habr¨ªa ocurrido con la Real si sus compa?eros se lo hubieran tomado con un poco de energ¨ªa.

Munitis tir¨® de repertorio en el poco tiempo que jug¨®. Regate¨®, provoc¨® faltas y amonestaciones, aterroriz¨® a los lentos defensas de la Real y se gan¨® al p¨²blico, que empezaba a quejarse de la mandanga del segundo tiempo. La principal cualidad de Munitis consiste en dar el mismo tratamiento a todos los partidos. Los juega como si le fuera la vida, con un inter¨¦s que le ha servido para adelantar en la escala a alg¨²n que otro compa?ero. De Savio, por ejemplo, no sabe nada desde hace tiempo. Tuvo sus oportunidades como titular y no las aprovech¨®. Frente a la Real, no disput¨® ni los minutos de la basura. Los jug¨® Tote. Por lo que parece, Savio est¨¢ en venta.

Como el Madrid hab¨ªa dejado abiertas algunas cuestiones tras sus ¨²ltimos partidos, el partido sirvi¨® para medirle frente a un rival que est¨¢ en las ant¨ªpodas del Depor o el Bar?a. A veces, las crisis tienen efectos prolongados. Los equipos pierden el golpe de pedal y no lo encuentran ni a tiros. No fue el caso del Madrid. Jug¨® a medio gas, pero le result¨® suficiente para marcar cuatro goles, lo que habla francamente mal de la Real, que pas¨® de puntillas por Chamart¨ªn, sin ganas de armar ruido, derrotada antes de jugar. A la escandalosa falta de autoridad de sus defensas, a?adi¨® la ausencia de remate. Casillas no intervino. S¨®lo recibi¨® un remate, entrado el segundo tiempo, pero el cabezazo de Jankauskas se escap¨® junto al palo.

Al Madrid le bast¨® una excelente media hora de Figo, muy recuperado de sus discretas ¨²ltimas semanas. No tuvo m¨¢s ayuda que la necesaria: los goles de Morientes, el eficaz trabajo defensivo de Makelele y la intimidatoria presencia de Hierro. Por una vez, Ra¨²l se alivi¨® un poco despu¨¦s de tanto traj¨ªn y dej¨® el protagonismo a Figo, que lanz¨® las jugadas de los dos primeros goles. En el primero, aceler¨® una paciente jugada de todo el equipo y envi¨® un centro perfecto para Morientes. El gol dio a entender el enfado de ¨¦ste. No celebr¨® el gol, como si tuviera alg¨²n problema. Ya le ha ocurrido en temporadas anteriores, cuando tard¨® en salir de las rachas de sequ¨ªa. Parec¨ªa peleado con el mundo, cosa que el madridista suele arreglar con una buena tacada de goles. Ayer marc¨® dos, por lo que se deduce que han terminado los malos tiempos. Los goleadores son as¨ª.

El equipo interpret¨® que dos goles de ventaja eran suficientes. Con raz¨®n. La segunda parte del Madrid fue deplorable, en gran parte por la ausencia de un rival de fuste y tambi¨¦n por la necesidad de ahorrar energ¨ªa. Concedi¨® el bal¨®n al rival, pero no sucedi¨® nada. El juego de la Real era pura c¨¢scara. S¨®lo se atrevio a meter la directa en una potente incursi¨®n de Jankauskas, derribado por Hierro en el ¨¢rea. El ¨¢rbitro dijo que no ante el asombro de la gente. Cosas de los ¨¢rbitros.

El partido estaba bien pelma cuando sali¨® Munitis. Provoc¨® con dos regates la falta del tercer gol, anotado por Ra¨²l, otro que siempre deja la firma. Luego decidi¨® maradonear un poco y dej¨® en el suelo a todos los defensas que encontr¨® en el camino. Su pase lo aprovech¨® McManaman para superar la salida de Alberto. Y para cerrar la fiesta, conect¨® una remate precioso que se estrell¨® en el palo. La gente le ovacion¨® y los compa?eros, tambi¨¦n. Todos sab¨ªan del efecto de Munitis en una tarde de f¨²tbol gris.