L¨®pez Nieto: 'No sab¨ªa que pagaban por arbitrar'
Dice la gran mayor¨ªa de los ¨¢rbitros que su profesi¨®n engancha, que el gusanillo se mete dentro y que ya no hay quien lo saque. ?C¨®mo, si no, Antonio Jes¨²s L¨®pez Nieto, de 43 a?os, iba a dejar de ser socio del club de sus amores, el M¨¢laga de su ciudad natal? Cuando empez¨® a pitar, a los 16, le dijeron que estaba prohibido ser ¨¢rbitro y socio de un equipo y se qued¨® con lo primero a pesar de que incluso ignoraba que pod¨ªa ganar dinero: 'Yo no sab¨ªa que se pagaban por arbitrar ni que te daban entradas para el f¨²tbol'.
Ese gusanillo fue lo ¨²nico que permiti¨® a Antonio Llonch Andreu (Barcelona, de 40 a?os) seguir arbitrando, pues quer¨ªa dejarlo tras su primer partido, despu¨¦s de esperar cuatro meses con ilusi¨®n su deb¨². 'Dije que no volv¨ªa a pitar m¨¢s, pero luego me sub¨ªa por las paredes', confiesa.
Jugadores y entrenadores
En contra del t¨®pico del ¨¢rbitro patoso, no todos sufr¨ªan carencias t¨¦cnicas. Ramos Marcos fue, con 18 a?os, jugador del Pe?aranda, en el Grupo XVI de la Tercera Divisi¨®n, pero una lesi¨®n de tobillo le dej¨® fuera de la pr¨¢ctica del f¨²tbol. No le impidi¨®, sin embargo, ser ¨¢rbitro internacional y pitar once encuentros entre el Barcelona y el Madrid. Ni tampoco irse corriendo a los vestuarios en un Bar?a-Atl¨¦tico de la temporada 1987-1988 porque se hab¨ªa dejado en ellos las tarjetas.
Como otros compa?eros, Ramos cambi¨® de camiseta y escudo. Lo mismo hizo Prados Garc¨ªa, que jugaba en un equipo de juveniles. Y Alberto Undiano Mallenco (Pamplona, de 27 a?os), el colegiado m¨¢s joven de Primera, que jug¨® siete a?os en el Cardel¨¢n Ilundai, de Pamplona. Tambi¨¦n El Arc¨¢ngel de C¨®rdoba vio c¨®mo uno de sus futbolistas, Rafael Ram¨ªrez Dom¨ªnguez (C¨®rdoba, de 35 a?os) se pasaba al otro bando. Y los infantiles del Europa y del Ram¨®n y Cajal, de Zaragoza, perdieron a un tal Jos¨¦ Ignacio Bueno Grimal (Zaragoza, de 44 a?os).
Todos ellos pasaron de futbolistas a ¨¢rbitros. ?Pero es posible compaginar las dos cosas? Suspicacias a un lado, Rodr¨ªguez Santiago lo hizo durante cuatro temporadas, en las que sus entrenadores intentaron sacar tajada. 'A veces, me pon¨ªan de capit¨¢n para ver si ten¨ªamos un trato de favor', recuerda.
Queda el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: Losantos Omar y Miguel ?ngel P¨¦rez Lasa (Guip¨²zcoa, de 33 a?os) fueron ¨¢rbitros y entrenadores. 'Mi madre estaba asustada porque la bolsa era m¨¢s grande que yo', dice el colegiado guipuzcoano.
El arbitraje, eso s¨ª, conlleva sacrificios. 'Nada de salir por las noches, s¨¢bados y domingos ocupados y adi¨®s a la comida familiar', comenta Llonch Andreu.
Una furgoneta por vestuario
A cambio, los ¨¢rbitros guardan en la chistera muchos recuerdos. Alberto Undiano recuerda cuando, en un partido de cadetes, uno de los equipos deb¨ªa ganar por 18 goles para ser campe¨®n y marc¨® 17. 'Al final del encuentro, me ofrecieron una bandeja llena de pasteles, pero no prob¨¦ ninguno a pesar de que ten¨ªan muy buena pinta'.
Tambi¨¦n queda tiempo para la aventura. En el Mundial juvenil de Nigeria 99, Daud¨¦n Ib¨¢?ez viaj¨® en coche, con 45 grados de temperatura, durante cinco horas por una carretera llena de agujeros. Para colmo, unos le?adores cortaron unos ¨¢rboles y hubo de esperar una hora porque interceptaron la carretera.
Rodr¨ªguez Santiago suma otra an¨¦cdota: cu¨¢l fue su sorpresa al ver que en el campo de La Mudarra, en Valladolid, no hab¨ªa vestuarios, sino tan s¨®lo las porter¨ªas. 'De repente, llegaron dos furgonetas naranjas sin matr¨ªcula y me dijeron que me metiera dentro para cambiarme'.
Y, c¨®mo no, el apunte estad¨ªstico. Tres ¨¢rbitros de Primera debutaron en el mismo campo, en Segunda Regional, en Berriozar, al norte de Pamplona: Andradas Asurmendi, en 1974; Ansuategui Roca, en 1976, y Undiano Mallenco, en 1987.
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