El Nasdaq ha perdido un 60% en un a?o por el hundimiento de las empresas de Internet
Algunas de las firmas emblem¨¢ticas del ¨ªndice tecnol¨®gico valen un 90% menos que en 2000
Es una palabra extra?a que se ha convertido casi en un sin¨®nimo de la econom¨ªa estadounidense. Nasdaq significa riqueza e innovaci¨®n, pero tambi¨¦n riesgo y volatilidad. Pocos se enteraron de su nacimiento, en febrero de 1971, y permaneci¨® en un relativo anonimato hasta mediados de los a?os ochenta. Hoy, el mercado Nasdaq (National Association of Securities Dealers Automated Quotations, Anotaciones Autom¨¢ticas de la Asociaci¨®n Nacional de Negociadores de Acciones) vale 3,16 billones de d¨®lares (568 billones de pesetas, 5,6 veces el producto interior bruto espa?ol), e intenta adquirir una dimensi¨®n planetaria estableci¨¦ndose en Tokio y Londres.
La clave del ¨¦xito del Nasdaq han sido la inform¨¢tica, las telecomunicaciones y, sobre todo, Internet. Las mismas que le han dado el disgusto en su 30 aniversario. Hace un a?o el conjunto del Nasdaq val¨ªa 6,7 billones de d¨®lares (1.206 billones de pesetas), llevado en volandas por las empresas punto.com, el ¨¦xito de Cisco, las enormes perspectivas de Yahoo! y el despegue de Amazon.
Pero todo eso no exist¨ªa en 1971. La inform¨¢tica se reduc¨ªa a gigantes como IBM o Hewlett Packard, cuyas acciones se compraban y vend¨ªan en la respetable Bolsa de Nueva York (NYSE). Cuando la asociaci¨®n de dealers; decidi¨® crear un mercado, no pensaban en ninguna revoluci¨®n tecnol¨®gica. Sus objetivos eran mucho m¨¢s prosaicos: coordinar un poco el ca¨®tico negocio extraburs¨¢til, plagado de empresas desconocidas y de acciones que val¨ªan unos centavos, y mejorar un poco su propia reputaci¨®n.
En la ¨¦poca, los dealers respetables eran los que trabajaban en la NYSE, en cuyo parqu¨¦ se exig¨ªa -y sigue exigi¨¦ndose- el uso de corbata para operar. Los otros, los que compraban y vend¨ªan over the counter, de forma directa, dif¨ªcilmente pod¨ªan acceder a los grandes inversores. Algunos casos notables de deshonestidad entre ellos complicaban adicionalmente su trabajo.
Retornan las viejas maneras
Frente a las dur¨ªsimas exigencias que la NYSE planteaba a las empresas que aspiraban a cotizar en el solemne parqu¨¦ de Wall Street, el Nasdaq pon¨ªa pocas dificultades. Las peque?as empresas y las que surg¨ªan en torno a la popularizaci¨®n de la inform¨¢tica encontraron en el nuevo mercado un acomodo natural.
Una compa?¨ªa como Apple, por ejemplo, se introdujo en 1980 en el Nasdaq sin que nadie prestara mucha atenci¨®n. Otras siguieron despu¨¦s: Intel (1981), Microsoft (1986), Oracle (1986) y Cisco Systems (1990). Hacia finales de los 80, el Nasdaq estaba cargado de empresas con un potencial extraordinario, y empez¨® a crecer. A principios de los 90 ya era una f¨¢brica de fortunas.
El fen¨®meno explot¨® en marzo de 2000. El Nasdaq toc¨® el cielo, los 5.048,62 puntos, su m¨¢ximo hist¨®rico. Con el tiempo, el Nasdaq se ha convertido en un elemento de la vida diaria para los estadounidenses y en referencia obligada de la nueva econom¨ªa. No s¨®lo porque uno de cada cuatro posee acciones de ese mercado, sino porque la asociaci¨®n de dealers, enriquecida gracias a su invento de 1971, patrocina decenas de actividades, como por ejemplo la liga de f¨²tbol americano.
Por eso su inestabilidad se ha extendido al conjunto de los mercados tecnol¨®gicos que nacieron al socaire de Internet y llenado de dudas incluso a los m¨¢s fervientes defensores de la nueva econom¨ªa. El Nasdaq se ha dejado un 59,2% desde su cierre m¨¢s alto el 10 de marzo de 2000; el Neuer Market alem¨¢n, cerca de un 80% y el Techmark 100 londiense, un 59,8% desde su m¨¢ximo del 6 de marzo de hace un a?o.
Razones de la inestabilidad
Una de las peculiaridades del Nasdaq es que no existe f¨ªsicamente. Su ¨²nica plasmaci¨®n es un gran cartel luminoso que emite cotizaciones ininterrumpidamente en la Times Square neoyorquina, unas oficinas detr¨¢s del cartel y unos cuantos centros inform¨¢ticos. Las ¨®rdenes de compra y venta se casan electr¨®nicamente, lo que explica en parte su agilidad, cuando las cosas van bien, y su volatilidad, cuando van mal. El a?o pasado, el Nasdaq contabiliz¨® 442.700 millones de operaciones. El 3 de enero de este a?o, cuando la Reserva Federal (banco central de EE UU) baj¨® por sorpresa los tipos de inter¨¦s, 3.100 millones de acciones cambiaron en un solo d¨ªa.
El otro factor que caracteriza la imprevisibilidad del Nasdaq radica en las propias empresas, que en pocos meses pueden convertirse en gigantes o en humo. La cotizaci¨®n de Qualcomm creci¨® un 3.000% en 1999. Al a?o siguiente, eToys perdi¨® un 99% de su valor. El ejercicio 2000 fue malo para el Nasdaq. Sus 5.400 empresas perdieron, globalmente, un 39,2% de su valor. M¨¢s de 1.400 millones de d¨®lares se evaporaron del capital de las empresas de Internet.
Pero el mercado electr¨®nico sigui¨® acogiendo novedades en 2000: las ofertas iniciales de acciones totalizaron 52.000 millones de d¨®lares, casi nueve billones de pesetas. Y corporaciones tan poderosas como Microsoft, con un valor burs¨¢til de 325.000 millones de d¨®lares, prefirieron seguir en el Nasdaq antes que trasladarse a la NYSE. El momento m¨¢s simb¨®lico, la consagraci¨®n del Nasdaq como alternativa a la catedral de Wall Street, se produjo a finales de 1999, cuando Dow Jones incluy¨® en su selecto ¨ªndice de grandes valores industriales dos compa?¨ªas del Nasdaq, Microsoft e Intel.
Un a?o despu¨¦s, la capitalizaci¨®n de algunas empresas de Internet (Yahoo!,entre otras), que lleg¨® a superar a las de Boeing o General Motors juntas, se ha ajustado a la econom¨ªa real y a sus cuentas de resultados. La econom¨ªa de siempre a¨²n respira.
Malas compa?¨ªas
La ca¨ªda del ¨ªndice Nasdaq y la crisis de las empresas de Internet ha colocado a la asociaci¨®n de dealers ante una situaci¨®n que no se planteaba antes: decenas de compa?¨ªas del mercado han dejado de cumplir las condiciones m¨ªnimas y, por tanto, deben ser expulsadas. Un caso t¨ªpico es el de BigStar Entertainment, una empresa de venta de pel¨ªculas por Internet, cuyas acciones valen nueve centavos cada una. El Nasdaq no acepta acciones cuyo valor sea inferior al d¨®lar, ni empresas cuya capitalizaci¨®n total sea inferior a los cinco millones de d¨®lares. Pero salir del Nasdaq es caer en las tinieblas exteriores. Se pierde la principal fuente de financiaci¨®n y, sobre todo, credibilidad ante los accionistas y los inversores potenciales. El portal de Internet en espa?ol Quepasa.com, por ejemplo, cerr¨® s¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s de ser retirado de las listas del Nasdaq. Cuando llega el momento de decidir sobre una expulsi¨®n, los t¨¦cnicos convocan a los directivos de la empresa a una reuni¨®n discreta, normalmente en un hotel de Nueva York. Los directivos tienen la oportunidad de explicar sus planes y de convencer a los t¨¦cnicos de que la ca¨ªda de la empresa es pasajera. En ese caso, ganan un aplazamiento. BigStar se encuentra ahora en plena negociaci¨®n sobre su permanencia. Lo m¨¢s com¨²n es la retirada parcial: la propia empresa, si realmente tiene posibilidades de sobrevivir, recompra parte de su capital, con lo que las acciones que permanecen en el mercado suben de forma autom¨¢tica. 'Salir del Nasdaq suele ser la antesala de la muerte, por lo que se intenta evitarlo a cualquier precio', explica George Schlieben, propietario de Pennystocks.com, una compa?¨ªa de Internet dedicada a seguir la evoluci¨®n de los valores m¨¢s devaluados del mercado.
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