Malas opciones
Es evidente que el pr¨®ximo 13 de mayo nos jugamos mucho m¨¢s que la simple alternancia en el Gobierno de Euskadi. La apuesta del PNV es ya muy clara: paz por soberan¨ªa. De modo que una nueva victoria del nacionalismo, por p¨ªrrica que sea, reafirmar¨¢ su legitimidad soberanista y desatar¨¢, con toda seguridad, lo que se lleva gestando desde hace dos d¨¦cadas: una revoluci¨®n nacionalista y secesionista que, aunque pueda comenzar por los caminos de la desobediencia civil y el pacifismo peneuvista, acabar¨¢ transformada por ETA y sus j¨®venes delirantes en la ulsterizaci¨®n real o, peor a¨²n, en una guerra civil larvada. Por fortuna no estamos acostumbrados a confrontar ese tipo de escenarios pero ya va siendo hora de que le miremos a los ojos al monstruo. Y aunque ese escenario, posible si no probable, no va a desestabilizar la democracia espa?ola, s¨ª que producir¨¢ a buen seguro la forzosa utilizaci¨®n por el Gobierno de medidas constitucionales extraordinarias generando importantes desgarros en la opini¨®n p¨²blica de toda Espa?a.
Pues tampoco el triunfo de los estatutistas ser¨¢ un lecho de rosas. Cierto que desde Vitoria se puede comenzar a desmontar el perverso entramado del MLNV, que financiado en parte con fondos p¨²blicos que se drenan por mil vericuetos implica que ¨¦ste cuente hoy con un ej¨¦rcito (y polic¨ªa) alternativos, una fiscalidad propia, un sistema educativo de adoctrinaci¨®n de j¨®venes, un mecanismo de reclutamiento y adiestramiento, sus medios de comunicaci¨®n, e incluso espacios p¨²blicos (ciudades, barrios) liberados. Hoy en Euskadi ETA es casi tan Estado como el Estado mismo (?con la complicidad del Estado!). El Gobierno de Vitoria pondr¨ªa en manos de la democracia instrumentos legales de lucha de que Madrid no dispone. Pero desmontar esa segunda sociedad paralela que, como un c¨¢ncer, se ha extendido por Euskadi, no ser¨¢ ni f¨¢cil ni r¨¢pido.
Por ello, se enga?an quienes desean creer que una victoria nacionalista acerca el di¨¢logo y, con ¨¦l, la paz. Los tiempos en que eso pudo ocurrir ya pasaron, no hay opciones buenas y se trata de elegir entre lo malo y lo peor. El dilema no es paz o enfrentamiento, el dilema es de qu¨¦ lado va a ponerse el elector en un enfrentamiento que es ya inevitable. Pues ni ETA va a ceder en la provechosa pol¨ªtica de chantaje a los vascos que tanto ¨¦xito le ha generado, ni el PNV tiene marcha atr¨¢s si gana con los votos de EH, ni el Gobierno puede permitir que el asesinato, el chantaje, la amenaza y el miedo contin¨²en dominando el alma, las palabras y las conductas de los ciudadanos de esa maltrecha tierra.
Qu¨¦ duda cabe de que el responsable de ese escenario angustioso es ETA. Pero tras ella, el PNV. Que un partido supuestamente democr¨¢tico y que gobierna un Estado federado pacte con los asesinos de la oposici¨®n (y mantenga el pacto a pesar de reiterados asesinatos) es a todas luces una traici¨®n de Estado. El 13 de mayo sabremos si pagan el precio de esa traici¨®n o la consuman arrastrando tras ella a los vascos a una secesi¨®n, no s¨®lo de Espa?a (o Francia), sino de toda la Uni¨®n Europea y, por ende, del concierto de las sociedades democr¨¢ticas, haciendo de Euskadi el paria de Europa.
Es cierto que el PNV no es ETA, y nuestros discursos deben hilar fino. Como tampoco los votantes nacionalistas son la c¨²pula del PNV, y aqu¨ª s¨ª que debemos trazar l¨ªneas claras. No sobrar¨¢ -en absoluto- que el PSOE al menos recuerde que la Constituci¨®n define Espa?a como una naci¨®n en la que caben m¨²ltiples lealtades; que el PP recuerde que fue Aznar quien aludi¨® en su discurso de investidura a una 'naci¨®n plural', y que el mismo Rey reiter¨® esa misma idea. Pues ese discurso (?y no el contrario!), no s¨®lo se ajusta a la sensibilidad mayoritaria de los vascos sino que adem¨¢s desestabiliza el flanco derecha del PNV forzando a Arzalluz a moverse al centro; justo lo que no desea hacer.
En Espa?a caben los nacionalistas, faltar¨ªa m¨¢s. Pero no de la mano de asesinos. Por ello Euskadi, lamentablemente, tiene que votar de qu¨¦ lado del enfrentamiento desea ponerse: con los asesinos o con los asesinados, con los chantajistas o los chanteajeados, con la democracia o con el totalitarismo, con Europa o con los talibanes. Hace ya tiempo que el PNV ceg¨® irresponsablemente cualquier tercera v¨ªa.
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