Agua para todos
En el invierno con la pluviometr¨ªa m¨¢s alta de los ¨²ltimos 40 a?os, las calles de Madrid, como antes las de Barcelona o Zaragoza, se llenaron ayer de ciudadanos clamando contra el proyecto de trasvase previsto en el Plan Hidrol¨®gico Nacional. Paralelamente, estos d¨ªas se ha producido el desbordamiento de algunos r¨ªos en la mitad norte de Espa?a, mientras en el litoral mediterr¨¢neo, a excepci¨®n de la desembocadura del Ebro, la lluvia ha sido testimonial. Son las dos caras de la moneda.
Si se preguntara a cada uno de los manifestantes contra el plan del Gobierno y el previsto trasvase de 1.050 hect¨®metros c¨²bicos anuales del Ebro a Barcelona y Levante, las respuestas arrojar¨ªan un no vehemente. Si se inquiriera adem¨¢s d¨®nde viven y cu¨¢l es su aprovechamiento del agua, la mayor¨ªa responder¨ªa que reside en ¨¢reas urbanas y que el agua la utilizan para beberla y lavarse. ?Qu¨¦ les induce a manifestarse contra un trasvase de agua excedentaria destinado a cubrir las carencias de los abastecimientos y regad¨ªos de alto rendimiento en unas regiones predes¨¦rticas?
Resulta sorprendente c¨®mo un pa¨ªs con una poblaci¨®n trasplantada del campo a la ciudad y una irregularidad h¨ªdrica extraordinaria ha fundido en su cultura el recuerdo de las sequ¨ªas rurales con el ecologismo moderno urbano. Los descendientes de quienes ten¨ªan que ir a lavar al r¨ªo apuestan hoy por mantener a la naturaleza y sus recursos libres de toda manipulaci¨®n, habida cuenta de los excesos cometidos.
El plan hidrol¨®gico que present¨® el PSOE en 1993 destilaba la cultura tradicional de la ingenier¨ªa hidr¨¢ulica -que tan bien teoriz¨® el inolvidable Juan Benet- basada en la conexi¨®n 'solidaria' de las cuencas de r¨ªos abundantes en caudales con las de otros ¨¢vidos de recibirlos. Su presentaci¨®n coincidi¨® con la peor sequ¨ªa del ¨²ltimo siglo. Era dif¨ªcil asumir la cesi¨®n de agua del Tajo hacia el Segura para riegos de socorro, mientras numerosas ciudades manchegas con restricciones ve¨ªan pasar por el acueducto el agua de su tierra hacia comarcas lejanas y m¨¢s ricas.
Aznar no tuvo el coraje de presentar un proyecto alternativo en su primera legislatura. Cuando Isabel Tocino quiso intentarlo, el presidente ech¨® marcha atr¨¢s ante la proximidad de las elecciones generales. Con el respaldo de la mayor¨ªa absoluta y el apoyo de dos comunidades socialistas, Extremadura y Castilla-La Mancha, y tras su aprobaci¨®n por el Consejo Nacional del Agua, el PP est¨¢ dispuesto a sacarlo ahora adelante. Pero aprobar un trasvase con el rechazo de tres autonom¨ªas (Catalu?a, Arag¨®n y el Parlamento de Navarra) por donde transcurre el r¨ªo cedente no le resultar¨¢ gratis. El PSOE, por su parte, saca como alternativa un texto en los ant¨ªpodas del que defend¨ªa ocho a?os antes. En lugar de trasvases, desaladoras, reutilizaci¨®n de aguas residuales y bancos p¨²blicos de agua, ?qu¨¦ ha cambiado tanto para defender ahora lo contrario de lo que dec¨ªa cuando gobernaba?
El agua es un recurso escaso, de dominio p¨²blico y al que todos los ciudadanos tienen derecho. Por ello tiene gran valor econ¨®mico. El PSOE apuesta por los bancos p¨²blicos de agua; el Gobierno, por el mercado. El pr¨®ximo debate parlamentario es la ocasi¨®n de que unos y otros acuerden c¨®mo se regula ese mercado o los mecanismos de funcionamiento de los bancos para que quien ceda el agua reciba su justa compensaci¨®n. Y tambi¨¦n para que despejen las proporciones de oportunismo que hay en sus actuaciones, tan cambiantes, cuando no ten¨ªan mayor¨ªa absoluta y eran oposici¨®n unos y cuando eran Gobierno los otros. El asunto es medular entre los problemas de nuestro pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.