La burbuja
Adoro so?ar, pues mientras duermo interpreto la vida tal como es en realidad. Esta noche so?¨¦ que hac¨ªa mucho calor. Son¨¢mbulo, me levant¨¦ sudoroso y fui a la cocina. Abr¨ª all¨ª una Coca-Cola porque me dio la real gana, y en una de las burbujas, estaba Eduardo Zaplana. Lo bueno de los sue?os es que nadie se asombra de nada. Resulta que era el D¨ªa de Andaluc¨ªa y que el presidente Zaplana, de la Comunidad Valenciana, no hac¨ªa caso alguno de su Ley de Extranjer¨ªa. Su discurso fue muy pomposo. Es un hombre bondadoso, con el sufrido inmigrante, e inst¨® a la ciudadan¨ªa, a mostrar valencian¨ªa, con quienes buscan trabajo, en este feudo importante. 'Seamos respetuosos con ellos, como en otros tiempos lo fueron otros con nosotros', o¨ª que dec¨ªa. Sent¨ª una enorme alegr¨ªa, y segu¨ª despu¨¦s so?ando, en falsa cuaderna v¨ªa.
El subconsciente posee, atajos que unen a veces, conceptos muy diferentes. ?Fue acaso la Coca-Cola, lo que me hizo saltar, el charco serenamente, cual Cort¨¦s de Badajox?, chi lo sa!, mas de repente, so?¨¦ con el mexicano, Vicente Fox, ?casi n¨¢!
So?¨¦ entonces que el Vicente, antes de ser presidente, fue principal intendente, de la Coca-Cola azteca, donde su ego creci¨®, asazmente madurado, para apartar del Estado, al PRI de la corrupci¨®n, ?menuda revoluci¨®n! Cotej¨¦ entonces con gana, al presidente Vicente y al presidente Zaplana. Es de todos bien sabido, que el de la naci¨®n hermana, y el de Valencia del Cido, repiten cada ma?ana, la palabra democracia, mientras que, con suma gracia, hacen con ella abluciones, de los ilustres coxones, en la limpia palangana. (La del Vicente, naturalmente, es de obsidiana).
Luego suspir¨¦ aturdido, del enorme parecido. S¨®lo hay una diferencia: el presidente Zaplana, de la Comu Valenciana, lleg¨® para rico ser, al poder, y el presidente Vicente, el del M¨¦xico insurgente, previamente rico era, ?qu¨¦ xoder!
De la palabra insurgente, pas¨¦ repentinamente, al subcomandante Mar, que en(cos)puchado y valiente, se acercaba en caravana, a la urbe mexicana, reclamando para el indio, ?dignidad! Los inmigrantes, me dije, son los aut¨¦nticos indios, de aquesta Comunidad, ?qu¨¦ verdad!
Y ya casi delirante, muy a lo Cabrera Infante, comprend¨ª el significado, de tama?as sinestesias, pues se me vino a la mente, que el viscoso Julio Iglesias, hizo hace bastantes a?os, anuncios de Coca-Cola, donde cantaba triunfante, que la refrescante ag¨¹illa, que se echaba a la boquilla, era, s¨ª, the real thing, y no se trataba ya, de realidad virtual, pues al so?al, me fue dado recoldal, v¨ªvidamente, que el presidente Saplana, de la Comu Valensiana, amiguete es pelsonal, de ese impoltante cantante, ¨ªnclito intelestual, eminensia del cop¨®n, ?cu¨¢l es el nexo de uni¨®n, entre el Julito y Visente?, pregunt¨¦ ya de ma?ana: ?la bulbuja del Saplana, evidente!
Me sent¨ª endiosado yo, pol habel logrado yo, intelpletal, un sue?o tan complicado, pues todav¨ªa dolmido, acababa de cerral, el s¨ªlculo del sentido: ventajista y tarambana, the real thing es Saplana: s¨®lo gas, una bulbuja vas¨ªa, ?ay, Mar¨ªa!, poco seso y mucha jeta, ?ay, Marieta!
Y ahora que me he despeltado, su libro voy a leel, polque me gusta aprendel, a plagial serenamente: ?paldiez, que cosa tan sana, comparal al presidente, con Ana Rosa Quintana!
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