'El objetivo no era ganar dinero para los inversores'
Warren Buffett es uno de los pocos inversores que se sienten felices estos d¨ªas. Hace un a?o, su compa?¨ªa, Berkshire Hathaway, era el hazmerre¨ªr de Wall Street por su escasa rentabilidad y su obstinaci¨®n en mantenerse lejos de las empresas tecnol¨®gicas y de Internet. Pero en estos ¨²ltimos 12 meses, mientras el Nasdaq se desplomaba, las acciones de Berkshire Hathaway han subido un 74% y el s¨¢bado present¨® unos beneficios de 3.300 millones de d¨®lares, unos 580.000 millones de pesetas, un 114% superiores a los del ejercicio 1999. Los nuevos ricos de las puntocom tildaban a Buffett de 'antigualla', pero ¨¦l est¨¢ riendo el ¨²ltimo.
La clave del ¨¦xito de Warren Buffett en este ejercicio tormentoso radic¨® en buscar lo s¨®lido: invirti¨® en f¨¢bricas de ladrillos, moquetas y zapatos, al margen de mantener sus grandes participaciones en Coca-Cola, Gillette, The Washington Post y American Express. El modelo empresarial de la llamada nueva econom¨ªa, afirma Buffett, era el de la pir¨¢mide. 'El objetivo no era ganar dinero para los inversores', explica en una carta, 'sino sacarles todo lo posible'.
Buffett se ha convertido en uno de los hombres m¨¢s ricos de Estados Unidos ateni¨¦ndose a un principio b¨¢sico: no invertir jam¨¢s en negocios que no pueda comprender por completo. Juega al bridge con Bill Gates, pero nunca ha puesto un d¨®lar en Microsoft. Prefiere los seguros, la aeron¨¢utica o las f¨¢bricas de muebles, cree que lo fundamental es la calidad de los equipos directivos y, cuando puede, adquiere participaciones lo bastante grandes como para dominar el consejo de administraci¨®n.
El s¨¢bado, en su carta anual a los accionistas, Warren Buffett carg¨® contra la 'estupidez' de la mayor¨ªa de los inversores y contra la codicia de Wall Street.
El billonario cree que el desastre de las puntocom deber¨ªa servir como lecci¨®n: 'Despu¨¦s de una experiencia de este tipo, normalmente la gente sensata se comporta como Cenicienta en el baile. Saben que si se quedan demasiado tiempo en la fiesta (es decir, si siguen especulando con compa?¨ªas absolutamente sobrevaloradas en relaci¨®n a los ingresos que pueden generar en el futuro) acabar¨¢n encontr¨¢ndose con la calabaza y los ratones'.
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