Chirac sacrifica al candidato de la derecha para intentar salvar la alcald¨ªa de Par¨ªs
El partido del presidente ordena a S¨¦guin que pacte la segunda vuelta con el 'proscrito' Tiberi
Quiso reformar el partido, cambiarle el nombre, pero Chirac moviliz¨® a los suyos para hacerle la vida imposible. Harto de tantas zancadillas, S¨¦guin dimiti¨®. Pero en las municipales, ante la imposibilidad de deshacerse de Jean Tiberi y de encontrar un candidato adecuado para Par¨ªs, Chirac se resign¨® a que fuese S¨¦guin el cabeza de lista en la capital.
S¨¦guin vio ayer oficialmente desautorizada su estrategia de ruptura con el pasado municipal del partido en Par¨ªs, cuando, despu¨¦s de entrevistarse con Chirac, la presidenta del RPR, Mich¨¨le Alliot-Marie, lanz¨® 'un llamamiento solemne' para que los partidarios de S¨¦guin y de Tiberi 'concluyan acuerdos de uni¨®n, distrito por distrito'.
Horas antes, S¨¦guin hab¨ªa retirado sus listas all¨ª donde figuraba por detr¨¢s del candidato de Tiberi. ?ste, por su parte, segu¨ªa defendiendo 'la fusi¨®n como estrategia unitaria'. 'Retirada contra fusi¨®n, igual a confusi¨®n', titulaba un peri¨®dico parisino. Mientras, el diputado del RPR Pierre Lelouche, candidato por el distrito noveno y amigo personal de Chirac, llegaba a un acuerdo con Vincent Reina, hombre de confianza de Tiberi, para 'fusionar' sus listas.
'Sumar guisantes'
S¨¦guin se desga?itaba entonces: 'A partir de ese momento, Lelouche es un candidato tiberista. No se pueden sumar electores como si fuesen guisantes. En vez de acrecentar nuestro atractivo electoral, corremos el riesgo de disminuirlo'.
Para Lelouche, lo que cuenta es que no sea ¨¦l 'qui¨¦n ofrezca el distrito a la izquierda en bandeja de plata', pues 'el suicidio no es una estrategia pol¨ªtica'.
Para Tiberi, 'la declaraci¨®n de Alliot-Marie es muy satisfactoria'. Pero el alcalde saliente se mostraba a¨²n 'inquieto' porque apenas queda tiempo ya para negociar. En efecto, la pasada medianoche se cerr¨® el plazo para presentar las nuevas listas, fusionadas o no.
Los problemas de Par¨ªs, que son los de una oscura herencia chiraquiana mal resuelta, encuentran un eco distinto en Ly¨®n. All¨ª es Charles Millon quien dirige el baile y el centrista-liberal Jean-Michel Dubernard el que se esfuerza para poder seguir el ritmo. El primero, antiguo aliado del Frente Nacional, exige la fusi¨®n donde le conviene, se retira donde pierde con amplitud y se mantiene donde cree que puede ganar. Dubernard, que substituye a Michel Mercier, fugaz cabeza de lista que ha optado por desvanecerse antes que aparecer en la foto con el apestado Millon, no sabe qu¨¦ hacer. Seg¨²n parece, en su contestador telef¨®nico se acumulan los mensajes del El¨ªseo.
En Tolosa, la derecha no tiene esos problemas. Philippe Douste-Blazy no tiene con qui¨¦n aliarse y, para ganar, s¨®lo conf¨ªa en que los votos de las distintas familias de la izquierda no lleguen a reunirse bajo el liderazgo socialista en la segunda vuelta. Puede ganar pero depende de los dem¨¢s, que son mayor¨ªa.
En Estrasburgo, quien se la juega es la alcaldesa saliente, la socialista Catherine Trautmann. Una lista disidente ha conquistado el 12% de los sufragios. Es la de uno de sus antiguos tenientes de alcalde, que se niega tanto a pactar como a retirarse. Trautmann necesita movilizar una parte del 40% de abstencionistas de la primera vuelta para vencer a su rival de derecha, de la que s¨®lo le separan, de momento, 150 votos.
Pero los problemas para la izquierda se dibujan en el horizonte. El Partido Comunista sigue perdiendo importancia mientras Los Verdes ganan votos y seguridad. El equilibrio de la izquierda plural puede ser revisado tras las municipales, en detrimento de los comunistas.
Silencio estruendoso del El¨ªseo
Como presidente de todos los franceses, Jacques Chirac ha procurado mantenerse oficialmente al margen de las elecciones municipales. Su esposa, no; ella s¨ª ha aportado su respaldo a los candidatos que ten¨ªan el visto bueno impl¨ªcito del El¨ªseo. Y tambi¨¦n Jacques Monod, consejero personal del presidente, que ha acudido a los actos electorales de Philippe S¨¦guin. Para Chirac, alcalde de Par¨ªs entre 1977 y 1995, el equilibrio es imposible: ¨¦l eligi¨® a Jean Tiberi como su sucesor, pero hoy defiende a S¨¦guin para que desplace a Tiberi, el paria Tiberi, el hombre que hace votar a los muertos, que encuentra trabajo en el Ayuntamiento a todos los gaullistas sin esca?o, el fiel servidor del partido chiraquiano, la Uni¨®n por la Rep¨²blica (RPR), que ha alimentado su caja con el dinero que le llegaba del municipio m¨¢s rico de Francia. Durante dos a?os, Chirac ha sonre¨ªdo a Tiberi, pero cuando no hab¨ªa c¨¢maras delante. Le ha garantizado su confianza al mismo tiempo que sacud¨ªa la alfombra sobre la que descansaban sus pies. Cuando el actual alcalde fue expulsado del RPR, Chirac no quiso saber nada del asunto. El pasado domingo, mientras llegaban los resultados electorales, Chirac cenaba con Mich¨¨le Alliot-Marie, l¨ªder del RPR. Al ver los buenos resultados de Tiberi se descubre de nuevo que el problema vuelve a ser S¨¦guin. Y Alliot-Marie ha optado por abrir los brazos a los hijos pr¨®digos, a Tiberi en Par¨ªs y a Charles Millon en Ly¨®n. Si a Tiberi se le atribuyen todo tipo de trampas y corrupciones -algunas han sido probadas-, a Millon se le ha reprochado que pactase con el ultraderechista Frente Nacional en 1998. Entonces Chirac hizo tronar la voz de la moralidad, ahora opta por el silencio. Estruendoso.
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