La 'oleada rosa' se convierte en un 'aguacero rosa'
La primera vuelta de las municipales francesas ha revelado, una vez m¨¢s, que los sondeos no reflejan la verdadera opini¨®n de los electores.
No ha habido ola u oleada rosa porque la derecha ha obtenido buenos resultados en muchas de las ciudades en las que controlaba la alcald¨ªa. La izquierda mejora sus porcentajes respecto las ¨²ltimas elecciones de esta naturaleza pero sin arrasar ni mucho menos. En l¨ªneas generales los electores no han querido dar una dimensi¨®n "nacional" a la consulta y han mantenido su car¨¢cter "local", tal y como lo demuestra que sean muchos los alcaldes salientes que han conseguido ser reelegidos.
Tambi¨¦n debe subrayarse que, en contra de la tradici¨®n de la V Rep¨²blica, la coalici¨®n gubernamental no ha recibido un voto de castigo.
Tres ciudades focalizaban la atenci¨®n: Par¨ªs, Lyon y Toulouse. En ninguna de las tres el resultado de la primera vuelta permite saber con certeza quien va a ganar la segunda. En Par¨ªs la "izquierda plural" est¨¢ bien encarrilada, no tanto porque sus resultados sean espl¨¦ndidos (son buenos, sin m¨¢s) sino por la cat¨¢strofe que representa la lista del gaullismo oficial encabezada por Philippe S¨¦guin. El apestado Jean Tiberi, alcalde saliente (implicado en varios casos de corrupci¨®n y, sobre todo, heredero del sistema de financiaci¨®n irregular del partido Uni¨®n por la Rep¨²blica -RPR-, organizado por el entorno de Jacques Chirac durante sus casi veinte a?os de mandato) saca provecho del trato recibido. Tiberi aparece a los ojos de muchos electores como un m¨¢rtir, exclusivamente culpado de errores que comparte con otros m¨¢s poderosos.
En Lyon el problema se llama Charles Millon. Este disidente de la derecha cometi¨®, en 1998, el error de aliarse con la extrema derecha del Frente Nacional (FN). Ahora el candidato oficial de la derecha, Michel Mercier, necesita sus votos para poder superar al socialista G¨¦rard Collomb, pero aparece atrapado por su promesa electoral de jam¨¢s aliarse con quien deshonr¨® la democracia al aceptar la ayuda del diablo FN.
En Toulouse la situaci¨®n es inversa. Ah¨ª el candidato socialista necesita de los votos de la extrema izquierda y de la izquierda alternativa, representada por la lista Motiv-¨¦-s, multicultural y pluri¨¦tnica, sin otro programa que el solicitado por sus militantes. El acuerdo entre el PS y estos Motiv-¨¦-s no es evidente.
Derecha e izquierda han repetido el t¨®pico de la "imposibilidad de extrapolar resultados municipales". Desde el palacio del El¨ªseo se repet¨ªa hasta la saciedad que "Par¨ªs no es Francia", sobre todo porque se tem¨ªa que el ejemplo de divisi¨®n y enfrentamiento de la derecha en la capital contaminase el conjunto de la consulta y, sobre todo, que se culpase a Jacques Chirac de los malos resultados globales.
Par¨ªs no deb¨ªa servir de primaria para la derecha de cara a las presidenciales del a?o 2002. Y no lo ha sido. Quiz¨¢s sea peor porque la confusi¨®n sigue siendo norma en la capital y entre la derecha.
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