Disformes y chungaletas
Los toros de Partido de Resina (antes Pablo Romero) salieron con el tipo disforme y con el temperamento chungaleta. Parece mentira, con la fama que tra¨ªan.
A esa ruina que sali¨® la llamaban corrida torista, y al compromiso de lidiarla, gesta. Y a nadie se le puso la cara colorada por eso. O tempora, o mores.
En fin, que sali¨®, efectivamente, la corrida torista y pudo apreciarse que se trataba de un mascarada. Es decir, que de toro, nada:novillo y gracias; de fiereza y fundamento, menos a¨²n: borreguez y pare usted de contar. Y del tipo propio de los afamados pablorromero, ni aproximaci¨®n siquiera.
Seguramente ser¨¢ ya hora de que se deje decir el latiguillo 'antes Pablo Romero'. Pablo Romero fue lo de Partido de Resina, es verdad, pero los nuevos due?os han metido ah¨ª en vacas, en sementales, en matrimonios o en parejas de hecho lo que les haya parecido conveniente, y el fruto de tales amores tiene muy poco que ver con el cuajo, el enmorrillamiento, la fosca faz, la severa encornadura y ese aire propio de las mejores familias, caracter¨ªsticos de los Pablo Romero.
Partido de Resina fue antes Pablo Romero y el resto de las ganader¨ªas tuvieron tambi¨¦n un antes y un despu¨¦s sin que ello justifique que puedan llevar el nombre ancestral por estandarte. Todas vienen del bos taurus primigenium y milenios adelante, del palacio de Cnosos, del toro de Creta, del buey Apis, y no por eso se habr¨ªan de anunciar 'antes, Apis'.
Comercialmente, en cambio, da resultado. Ah¨ª debe de estar el busilis. Se vio en Valencia. Salt¨® a la arena el primer ejemplar de Partido de Resina antes Pablo Romero, y aunque presentaba el trap¨ªo justo y una cara que atufaba a novillo, el p¨²blico lo recibi¨® con una calurosa ovaci¨®n.
Luego el toro empez¨® a caerse...
El toro primero y todos los de Partido de Resina (antes Pablo Romero) empezaban a caerse en cuanto tomaban los primeros capotazos. Y ya no paraban de caer. Una sensaci¨®n de fraude cr¨®nico favorecido por una prevaricaci¨®n end¨¦mica se adue?¨® del ambiente. All¨¢, en los tendidos (s¨®lo entre quienes pensaban, por supuesto), el que menos sospechaba que le estaban robando la cartera.
Y la presidenta de la corrida, entretanto, llam¨¢ndose andana. Su nombre es Amparo Renau mas para el oficio se llamaba andana. Hasta que a la altura del quinto de la tarde - un esmirriado pocas chichas que se despanzurraba a cada embestida-, la indignaci¨®n generalizada en los tendidos hizo temer que acabara desembocando en un conflicto de orden p¨²blico, y tras mucha demora decidi¨® devolverlo al corral.
El sobrero, de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, mostr¨® a la concurrencia c¨®mo luce un toro hecho y derecho. Su seriedad y corpulencia serv¨ªa para establecer t¨¦rminos de comparaci¨®n y dejaba en rid¨ªculo toda la novillada de Partido de Resina antes Pablo Romero que hab¨ªa estado saliendo.
El Boh¨®rquez tampoco es que fuera ni la fiera de Creta, ni el Apis, mas dio cierta importancia a la faena que le aplic¨® Juan Jos¨¦ Padilla, decorosa y tesonera, toda ella por derechazos y finalmente rodillazos, salvo una breve tanda de naturales que dio para el olvido, ayud¨¢ndose con el estoque. Mat¨® a la primera y le concedieron una oreja.
La presidenta, por el contrario, no le dio oreja alguna a Ra¨²l Bl¨¢zquez por su faena al sexto de la tarde, pese a que el diestro valenciano cobr¨® asimismo una estocada, tore¨® mejor y tuvo mayor petici¨®n de oreja por parte del p¨²blico. Agravio comparativo se llama esa figura, y una vez perpetrado, ya no valen ni los lamentos ni las reclamaciones.
El toro sexto hab¨ªa padecido la invalidez de todos, se comport¨® como borrego, y ¨²nicamente pudo trascender el entusiasmo que puso Ra¨²l Bl¨¢zquez para sacarle partido. A veces se excedi¨®, como en un circular de varias vueltas que intercal¨® agarrado a los costillares. Pero no se crea que desenton¨® en absoluto con lo que ven¨ªa aconteciendo. Padilla, que le antecedi¨®, no paraba de pegar saltos, levantar los brazos atacado de triunfalismo y banderille¨® tremendista, incluida la suerte del viol¨ªn.
?scar Higares se pas¨® el tiempo intentando pegar pases a sus inv¨¢lidos pese a que el p¨²blico le ped¨ªa ardientemente que los matara. Ser¨ªa por si colaba, desde luego, y la especie de drogadicto, amorfo e in¨²til que le correspondi¨® en segundo lugar, tuvo la osad¨ªa de brind¨¢rselo al p¨²blico. El propio Ra¨²l Bl¨¢zquez se las daba para la galer¨ªa con el tullido y atontado segundo, lo que protest¨® la afici¨®n. Higares recibi¨® uno de sus toros a porta gayola, Bl¨¢zquez y Padilla a los dos de sus respectivos lotes, y ¨¦ste ¨²ltimo, al toro que hac¨ªa segundo, le peg¨® de rodillas cuatro largas cambiadas para que supiera lo que vale un peine.
Nadie hab¨ªa dicho, ciertamente, que ¨¦sta fuera a ser la corrida del arte, de manera que semejantes formas no causaron ninguna sorpresa. Sin embargo s¨ª se anunci¨® lo de Partido de Resina (antes Pablo Romero) como la parte torista de la feria y lo que soltaron fue novillo chungo, con un tipo disforme ajeno a su presunto encaste, atontado, podrido, y quien sabe si encefalop¨¢tico espongiforme o v¨ªctima de la drogadici¨®n.
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