Municipalismo frente a autonom¨ªa: ?intereses rivales?
Se refer¨ªa hace unos d¨ªas en estas mismas p¨¢ginas Agust¨ª Fancelli a la soledad del alcalde de Barcelona reclamando en la tribuna de las Naciones Unidas en Nairobi mayor autonom¨ªa para los gobiernos locales. Es f¨¢cil imaginar que sus palabras pareciesen preocupaciones de ricos a una audiencia agobiada por los problemas que les plantea este mundo desbocado en que vivimos. Pero tiene raz¨®n el alcalde Clos. Es necesario dar mayor capacidad a nuestros gobiernos locales para enfrentarse a desaf¨ªos y necesidades como las migraciones, las nuevas formas de pobreza, la precarizaci¨®n del mercado de trabajo, la reducci¨®n del tama?o y nuevas formas de familia, o los cuidados de larga duraci¨®n de las personas. Pero no va a ser f¨¢cil.
Los municipios gestionan el 12% del gasto p¨²blico, lo mismo que en 1980. Otros pa¨ªses han crecido, pero Espa?a se ha quedado estancada. La causa tal vez est¨¦ en el afianzamiento de los gobiernos aut¨®nomos
Sin embargo, el momento es oportuno para que en Espa?a se ponga en marcha una segunda descentralizaci¨®n, ahora en favor de los ayuntamientos. Oportuno, porque est¨¢ llegando a su fin la primera descentralizaci¨®n, que tuvo lugar a partir de la Constituci¨®n de 1978 y que se hizo en beneficio exclusivo de los nuevos gobiernos aut¨®nomos. Oportuno tambi¨¦n, porque este a?o hay que abordar la revisi¨®n del modelo de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas. Es un buen momento, por tanto, para contemplar en su conjunto el modelo de financiaci¨®n de las haciendas territoriales, incluyendo las locales, y vincul¨¢ndolo a una mayor racionalidad en el reparto de papeles acerca de qui¨¦n ha de hacer qu¨¦ en la provisi¨®n de servicios sociales a la poblaci¨®n y en la promoci¨®n econ¨®mica del territorio.
Esta distribuci¨®n de papeles entre gobierno central, aut¨®nomo y local presenta anomal¨ªas en el caso de Espa?a. Para comprobarlo, basta con fijarse en el reparto del gasto p¨²blico. Los ayuntamientos gestionan alrededor del 12% del gasto p¨²blico total. M¨¢s o menos lo mismo que en 1980. Nada parece haber cambiado en 20 a?os, desde la llegada de la democracia. La anomal¨ªa de esta situaci¨®n resulta evidente si la comparamos con la de los pa¨ªses avanzados en la mitad de la d¨¦cada pasada: el 25% en Estados Unidos y entre el 18% y el 20% en Alemania, Austria y Canad¨¢.
El camino que se debe seguir parece, por tanto, claro. En ese sentido apuntan tambi¨¦n las conclusiones de un excelente estudio del profesor Esteve Oroval y sus colaboradores sobre la participaci¨®n de las corporaciones locales en la provisi¨®n de servicios sociales, publicado por el Ayuntamiento de Barcelona.
?Por qu¨¦ es tan dif¨ªcil, entonces, avanzar en este camino? Mi percepci¨®n es que, hoy por hoy, las mayores resistencias que se oponen en Espa?a a esa descentralizaci¨®n local vienen de las fuerzas y grupos pol¨ªticos que se han visto favorecidos con la aparici¨®n de los nuevos gobiernos aut¨®nomos. Esas fuerzas han elaborado un nacionalismo interesado en retener la gesti¨®n de los recursos p¨²blicos y la provisi¨®n de servicios en el nivel auton¨®mico. De ah¨ª que ese nacionalismo aparezca hoy enfrentado al municipalismo. Los intereses que subyacen a ambas fuerzas son diferentes. Mientras que el municipalismo es una respuesta funcional a las necesidades de ciudadanos, el nacionalismo auton¨®mico act¨²a, en muchos sentidos, como la nueva estructura ideol¨®gica y pol¨ªtica de los intereses ruralistas y provincialistas que en el viejo r¨¦gimen canovista-primorriverista-franquista actu¨® a trav¨¦s de las diputaciones. Ruralismo frente a ciudad. Territorio frente a ciudadanos. Una especie de renovada tensi¨®n entre el poder feudal basado en el territorio y la libertad de las ciudades.
?Podemos pensar que un mayor poder para los ayuntamientos mejorar¨¢ la capacidad de resoluci¨®n de problemas y la calidad de vida en las ciudades? Parece que s¨ª. Un mayor peso y liderazgo de los gobiernos locales favorece pol¨ªticas de mayor calidad en aquellos problemas que de forma m¨¢s directa se relacionan con la calidad de vida y la capacidad de crecimiento de los entornos locales. Los expertos apuntan una hip¨®tesis: a mayor descentralizaci¨®n, mayor participaci¨®n ciudadana en la soluci¨®n de problemas, y mejores resultados de las pol¨ªticas. Los estudios de Robert Putnan y sus colaboradores a partir del caso de Italia han sido un hito en este sentido. La idea es que la participaci¨®n mejora el 'capital social' -entendido como el conjunto de pautas de cultura c¨ªvica, proclividad al asociacionismo, o la tendencia a involucrarse en los problemas comunes- de cada colectividad. A mayor capital social, mejores resultados. Esta idea est¨¢ afianzando una nueva teor¨ªa del desarrollo que da un papel muy fuerte a la participaci¨®n ciudadana. La descentralizaci¨®n hacia los poderes locales va en esta direcci¨®n.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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