?Nazismo vasco?
Un art¨ªculo del profesor Varela en Claves, comentado en estas p¨¢ginas por otro historiador, Javier Tusell, pone sobre el tapete el tema de la relaci¨®n entre el nacionalismo vasco y el nacionalismo alem¨¢n. Vale la pena intentar unas puntualizaciones, precedidas de la observaci¨®n general de que el mundo de la historia se mueve en el plano de lo visible, legible y, en consecuencia, citable. No es, pues, s¨®lo de buena educaci¨®n, sino de obligado cumplimiento respetar en el tratamiento de un tema el orden de producci¨®n de los argumentos y las interpretaciones.
En el que nos ocupa, conviene aclarar de entrada una serie de cuestiones. La primera, que subrayar la conexi¨®n entre nacionalismo vasco y nazismo no equivale a hacer de la evoluci¨®n del primero un cap¨ªtulo m¨¢s de la historia de los fascismos. La segunda, que en rigor la asociaci¨®n ha de establecerse con el referente nacionalsocialista alem¨¢n y no con un fascismo gen¨¦rico. La tercera, que la deriva nazi del movimiento abertzale radical ha alcanzado el nivel de desarrollo que conocemos por la actitud pasiva de Gobiernos presididos por el nacionalismo democr¨¢tico, pasividad que despunt¨® en 1996 con el asalto anunciado a la libreria Lagun y que se ha convertido en pauta de comportamiento desde Lizarra. Y la cuarta, que por consiguiente no estamos ante una elecci¨®n entre independencia o constitucionalismo, sino ante el reto de defender en Euskadi la democracia amenazada por una forma particular de nazismo asentado sobre las acciones terroristas.
No es preciso insistir en la trayectoria pol¨ªtica de un PNV que desde el inicial fuerismo regionalista de los euskalerriacos desemboc¨® en posiciones de democracia cristiana estatutista. Hace ya casi una eternidad, en 1974, lo expliqu¨¦ en mi contribuci¨®n al homenaje a Rafael P¨¦rez de la Dehesa. Pero eso no impide que el n¨²cleo de la ideolog¨ªa nacionalista, tal y como la define el fundador, Sabino Arana, sea por su racismo agresivo y por su xenofobia antiespa?ola, perfectamente asimilable al ideario nacionalsocialista. Es m¨¢s, no se trata de un invento que surge del vac¨ªo, sino de la culminaci¨®n de una trayectoria secular, en que la defensa de los fueros y el mito de la independencia originaria ten¨ªan por base la l¨®gica de exclusi¨®n del otro contenida en la limpieza de sangre asumida tanto por el Se?or¨ªo de Vizcaya como por la Provincia de Guip¨²zcoa desde el a?o 1500 aproximadamente; de ello se derivaba la auto-consideraci¨®n como 'pueblo escogido', cuyos habitantes gozaban de la 'nobleza universal'. Y todo colectivo excelso por su sangre requiere un oponente envilecido, las 'gentes de mala raza', jud¨ªos, moros y herejes en el Antiguo R¨¦gimen, inmigrantes espa?oles en el periodo de industrializaci¨®n. Tambi¨¦n coincidieron nacionalsocialismo y sabinianismo en la necesidad de cubrir la ausencia de antecedentes estatales -el Imperio lo impidi¨® en el caso alem¨¢n- con el recurso a un pasado legendario que refrendara la conciencia de superioridad. Y finalmente en la circunstancia actual, la combinaci¨®n de dos niveles de terrorismo con el claro prop¨®sito de intimidar y/o eliminar pol¨ªticamente a la ciudadan¨ªa vasca no abertzale, nos sit¨²a en plena pesadilla nazi. La homolog¨ªa es, pues, pertinente.
Como lo es la etiqueta de complicidad que se ha ganado a pulso el Gobierno de Ibarretxe, preso en el fondo, como el grupo dirigente del PNV, del legado sabiniano en lo que concierne a la designaci¨®n de lo espa?ol como enemigo principal. En palabras y en hechos. Los datos que acaba de aportar el Defensor del Pueblo son irrefutables: la protecci¨®n de la Ertzaintza est¨¢ sometida a tales frenos desde arriba que cualquier intervenci¨®n eficaz resulta imposible. Y tras esa surrealista exigencia de un doble fax -?por qu¨¦ no una instancia con p¨®lizas?- para obtener ayuda frente a un asalto a la Universidad made in Haika, hay una decisi¨®n pol¨ªtica, tendente a favorecer la destrucci¨®n de la democracia (y de los dem¨®cratas). Ah¨ª s¨ª que el ascenso protegido de la violencia fascista en Italia sirve de referencia. Eso es lo que est¨¢ en juego el 13 de mayo, para que el PNV recupere de nuevo su lugar en la historia y sobre todo para que la vida democr¨¢tica regrese a Euskadi.
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