'QUIERO MORIR EN LA PLAZA, COMO UN BUEN TORERO'
Afirma que esta vez s¨ª ser¨¢ su ¨²ltima candidatura a la Presidencia de la Xunta y asegura que ¨¦l s¨ª dejar¨¢ resuelta su sucesi¨®n. Manuel Fraga niega rotundamente haber perjudicado a su partido con su gesti¨®n de las 'vacas locas'
Aunque no va con su car¨¢cter, se distancia tras la mesa de su despacho cuando intuye que la conversaci¨®n no le va a resultar placentera. Pero no hurta ni la mirada ni la expresi¨®n, contenida a duras penas por un autodominio constante. Es la primera vez que puede hablar de Galicia sin sufrimiento.
Pregunta. Estaba pensando en preguntarle si ¨¦sta va a ser, de verdad, la ¨²ltima vez que se presenta como candidato a la presidencia de la Xunta, se?or Fraga. Porque con usted nunca hay ¨²ltima vez.
Respuesta. Ya lo he dicho, ya lo he dicho que es, efectivamente, la ¨²ltima vez, y por muchas razones. Aunque todav¨ªa me quedan muchas cosas que hacer por mi tierra. Pero, en fin, lo que s¨ª he conseguido es algo que para m¨ª es lo m¨¢s importante que yo deb¨ªa hacer por Galicia, que es ponerla en el mapa. Que los gallegos ya se las arreglar¨¢n luego, pero eso era lo importante, porque antes era m¨¢s f¨¢cil llegar a Buenos Aires desde Galicia que llegar a Madrid o a Barcelona. Y, bien, yo lo voy a dejar cuando cumpla el pr¨®ximo mandato si Dios quiere; lo tengo que dejar en manos de otros, como ya hice en Madrid. Lo que pasa es que siempre hay que buscar el momento oportuno, que no es siempre el que uno personalmente desea. ?Esto es lo que hay, y punto!
P. Es evidente que a usted le han pasado los a?os por encima pero...
R. ?Como a todo el mundo!
P. ... Cuando le veo a usted caminando a zancadas, todav¨ªa, resoplando detr¨¢s de su bast¨®n,
R. ?Resoplando no! ?Eso es de marsopa! (Ja, ja, ja).
P. Como quiera. Lo que me pregunto es de d¨®nde saca os folgos (alientos) para aguantar como aguanta.
R. Tengo que dar muchas gracias a Dios porque me ha dado una buena salud, porque hasta ahora que me han hecho una peque?a intervenci¨®n no hab¨ªa sabido lo que era una anestesia en mi vida; no hab¨ªa pasado de catarros o peque?as indigestiones, aunque es bueno saber que estamos todos hechos de la misma pasta. Yo soy un paisano gallego, nieto de campesinos, hijo de emigrantes que se curtieron en la vida dura de la Cuba de entonces, y que ha aprendido mucho de ellos. De ellos saco yo os folgos, como usted bien dice.
P. Ya, pero ?a usted no le 'acongoja' pensar en las elecciones, en esa campa?a maratoniana en la que usted se empe?a en estar en varios lugares a la vez?
R. ?No, no! Aunque eso de estar en varios lugares al mismo tiempo, eso s¨®lo Dios puede hacerlo. Pero pienso hacer una campa?a desde luego decente, sostenida y decente, como dec¨ªan los gobernantes viejos en tiempos de Carlos III. ?Hombre! Todos estamos en las manos de Dios y las cosas siempre pueden ir para peor, aunque no esperamos eso. Mire usted, yo ya s¨¦ c¨®mo hacer. Comprender¨¢ usted que yo ya he vivido cosas muy complicadas a lo largo de mi vida. Soy el decano de los pol¨ªticos en ejercicio y estoy ya templado. ?Tengo las espaldas cuadradas!
P. Pero parece que las cosa ya no le van a ser tan f¨¢ciles, don Manuel. No s¨¦ si est¨¢ usted mejor preparado para ganar o para morir matando.
R. ?La expresi¨®n esa de morir matando no me gusta nada, no es la apropiada al caso! Las elecciones son un certamen c¨ªvico, democr¨¢tico. Y bien, luego, ?a quien Dios se la d¨¦, san Pedro se la bendiga. Yo nunca he tenido las cosas f¨¢ciles, y le recuerdo que la primera elecci¨®n en Galicia que gan¨¦, la gan¨¦ contra todos los pron¨®sticos. Entonces s¨ª que era para preocuparse, y sin duda hubiera sido el final de mi carrera pol¨ªtica. Personalmente creo que el pueblo gallego ya sabe una cosa: tiene que escoger entre la mayor¨ªa nuestra, para seguir haciendo cosas de importancia, o bien una fusi¨®n aleatoria entre el Bloque y el socialismo gallego, que ya se ha visto c¨®mo funciona y que es una simple coyunda de intereses. Pero, en cualquier caso, yo a las elecciones voy a ir con esp¨ªritu deportivo, y creo que tambi¨¦n sabe que tengo las de ganar, porque ah¨ª est¨¢ la obra hecha: no hay d¨ªa en el que no hayamos hecho algo importante.
P. Me imagino que ahora, con su candidatura por aclamaci¨®n, alg¨²n pensamiento se le habr¨¢ ido hacia algunos yuppies del PP que quisieron cambiarle el partido, que denostaban a los de la boina.
R. Usted ya sabe que yo no soy muy amigo de esas caracterizaciones, porque nosotros estamos consolidados en todos los estratos sociales Y eso de la boina, pues s¨ª, que se habr¨¢ acu?ado con alguna intenci¨®n, pero mejor es que lo dejemos para el pasado... El partido tiene que cambiar como cambian los seres vivos. Yo no he dejado de cambiar desde que he nacido hasta ahora.
P. Pero a usted le quer¨ªan cambiar su PP gallego a contrapelo, don Manuel...
R. ?Usted dice eso y yo le digo que no es verdad! ?Usted dice una cosa y yo tengo derecho a sostener la contraria! Yo respeto su opini¨®n, pero usted acepte, por lo menos, la m¨ªa!
P. Usted deber¨ªa aceptar que las gentes de su partido que le criticaron por los resultados de las ¨²ltimas elecciones y que provocaron la ca¨ªda de Cui?a son las mismas que ahora le aclaman como candidato, otra vez, para que vuelva a dar la cara, ?no?
R. Es evidente que un partido puede tener debates sobre el liderazgo y que, por supuesto, todos nos equivocamos, y que los que, como yo, llevamos m¨¢s tiempo estamos m¨¢s expuestos al riesgo. Pero, a la hora de la verdad, resulta que, como dec¨ªa aquel anuncio: 'Mejores no hay'.
P. O sea, que Cui?a y su gente estar¨¢n en la primera l¨ªnea de la campa?a.
R. ?l va a ser el candidato por Pontevedra. Y, aunque no tenga la responsabilidad que ten¨ªa antes, va atener un papel importante en un ¨¢mbito donde siempre lo ha hecho muy bien. Las gentes como Cui?a siempre van a estar en la primera l¨ªnea, siempre.
LA CRISIS DE LAS 'VACAS LOCAS'
P. En esa primera l¨ªnea de fuego electoral usted se va a topar, de nuevo, con los ganaderos gallegos, que habr¨¢ que pensar que le estar¨¢n agradecidos, despu¨¦s de verle a usted aguantando el tir¨®n en la crisis de las vacas locas.
R. Los ganaderos gallegos han sufrido las consecuencias del problema de las vacas locas, y ?quiera Dios que no tengan que sufr¨ªr el de la aftosa! ?Pero nosotros no tenemos ninguna culpa en ninguna de las dos cosas! Yo s¨¦ que los ganaderos gallegos est¨¢n seguros de que yo estoy a su lado -como es mi obligaci¨®n m¨¢s sagrada- y que todas las cosas que han pasado este a?o... Mire usted, yo no he soplado para que vinieran los temporales, y aqu¨ª nunca hab¨ªa habido vacas locas, y adem¨¢s no han sido muchas y ahora est¨¢ todo controlado. Ahora, lo que me tiene a m¨ª muy preocupado -que se lo pido a Dios y a Santiago, y sobre todo a san Roque- es que no nos venga la aftosa, porque eso ser¨ªa terrible. Espero que los ganaderos sean conscientes de que yo he dado la cara por ellos.
P. Reconozca, don Manuel, que lo de las vacas locas le ha estallado a usted bajo los pies, que incluso ha minado su prestigio de gobernante controlador y eficaz y que...
R. ?Es que no he terminado de hablar! Lo de que la crisis de las vacas locas haya minado mi prestigio... ?De ninguna manera! Yo creo que la gente sabe perfectamente que yo no tengo nada que ver con eso y que estamos luchando contra eso. Naturalmente, los Gobiernos est¨¢n para estar a las duras y a las maduras; pero, repito, que ni con el temporal, ni con las vacas locas, ni con la aftosa, si viene... ?nada tengo yo que ver!
P. Algo tendr¨¢ que ver usted con que hayan aparecido vacas locas diseminadas por toda Galicia, con la imagen de una Galicia rural fuera de todo control.
R. ?Yo no estoy nada de acuerdo con eso! ?sa es una versi¨®n interesada que alguien ha dado, entre otras cosas porque aqu¨ª, como hay m¨¢s control, han aparecido m¨¢s casos. Aqu¨ª tenemos m¨¢s capacidad de investigar todos los casos, que, afortunadamente, se est¨¢n reduciendo. Pero no tengo yo la sensaci¨®n de que hayamos perdido el control. Lo que s¨ª es verdad es que aqu¨ª nos ha afectado m¨¢s, porque, para un ganadero gallego, la vaca, que vale tanto, es tambi¨¦n un miembro de la familia. Es muy doloroso.
P. Aquello de los enterramientos ilegales... No s¨¦ qu¨¦ le habr¨¢ resultado m¨¢s duro: tener que rectificar sobre la marcha o pensar cu¨¢ntos votantes del PP hab¨ªa entre los indignados vecinos que se sublevaron.
R. Para m¨ª no ha sido duro nada, creo que he cumplido con mi deber. Se hizo una rectificaci¨®n, por supuesto; se renunci¨® a aquel procedimiento y punto. No ten¨ªamos medios para la incineraci¨®n y hubo que recurrir a aquel m¨¦todo que, por otra parte, hab¨ªa sido utilizado en toda Europa como usted sabe. Yo he tenido que rectificar muchas veces en mi vida, y sobre todo como en aquella ocasi¨®n, pues... todo el mundo sab¨ªa que en el origen del problema no ten¨ªamos ninguna responsabilidad. Asumimos todo lo que hab¨ªa pasado y creo que el que no es capaz de rectificar, pues ni es pol¨ªtico ni es nada. El director general de entonces actu¨® con la mejor buena voluntad, pero luego tuvo que reconocer que el procedimiento no era el adecuado y tuvo que presentar la dimisi¨®n.
P. Y luego usted tuvo que ir a Madrid a darle explicaciones a Aznar. Y a pedirle que aflojara, que los ganaderos gallegos no estaban preparados para la aplicaci¨®n dr¨¢stica de las normativas que se impusieron.
R. Esa versi¨®n que usted tiene... Yo habl¨¦ con el ministro de Agricultura exclusivamente. Porque, al principio, efectivamente, fue todo muy dificil, por inesperado.
P. Pero usted fue de tapadillo a Madrid a ver a Aznar.
R. No fui de tapadillo a Madrid. ?No habl¨¦ m¨¢s que con el ministro de Agricultura! ?Ya lo he dicho! Y todo lo que se diga al respecto yo lo desmiento terminantemente.
P. Pues yo pens¨¦ en alg¨²n momento, vi¨¦ndole tan agobiado, que lo mismo dimit¨ªa.
R. Nunca pens¨¦ en dimitir. No era momento para eso, ni para dejar a Galicia sin el apoyo que yo le pudiera dar. He pasado por situaciones muy duras y s¨¦ perfectamente que uno puede presentar la dimisi¨®n cuando los conflictos est¨¢n cerrados, terminados, y no en medio del problema. Eso yo no lo he hecho ni lo har¨¦ en mi vida.
P. Hay quien dice que usted le ha hecho un buen agujero a su partido, y a s¨ª mismo, en unas elecciones que estaban ganadas. ?Se siente responsable de eso?
R. Yo tengo la sensaci¨®n de que la gente en general ha comprendido perfectamente lo que ha pasado. En el campo la situaci¨®n no es como usted sugiere. ?Al menos en este momento! Los que s¨ª van a hablar mucho de eso son los de la oposici¨®n, que sin duda lo van a utilizar; lo que no entiendo es por qu¨¦ est¨¢ usted haciendo el mismo esfuerzo que la oposici¨®n. En cuanto a lo de que si yo he hecho un agujero en mi partido, pues... ?Eso es absolutamente falso, como se ver¨¢ el d¨ªa de la votaci¨®n! Sencillamente, porque vamos a ganar. Yo no me siento ni responsable ni culpable, ni nada. ?En absoluto! Creo que sigo siendo una buena baza electoral. ?Ya lo ver¨¢ usted, ya lo ver¨¢!
P. Habr¨¢, despu¨¦s de las suyas, otras elecciones. ?No tiene usted la sensaci¨®n de que al presidente Aznar se le ha abierto antes de tiempo el mel¨®n sucesorio?
R. Lo que yo creo es que lo que el presidente ha dicho hace unos d¨ªas pone fin a la cuesti¨®n. Y yo lo hago m¨ªo. ?l est¨¢ donde est¨¢ para gobernar, y est¨¢ gobernando. Eso es lo que hay que hacer, en lugar de discutir otras cosas que no vienen a cuento.
P. Sin duda ¨¦l no esperaba que uno de sus m¨¢s estrechos colaboradores, Rodrigo Rato, adelantase el debate con su autoexclusi¨®n, ?no?
R. Mire usted, en pol¨ªtica todo es posible y todo puede cambiar. Se ha exagerado mucho el tema. Por cierto, que se ha producido algo muy importante, que es la creaci¨®n de la Secretar¨ªa de Estado de Industria, muy oportuna, puesto que da a entender que muchas cosas se han interpretado mal. Yo respaldo, como es l¨®gico, la gran presencia de Aznar en el Gobierno y en el partido.
P. Pero nunca ha sido partidario de que Aznar se pusiera un l¨ªmite a su mandato.
R. Efectivamente; yo hice una vez un comentario sobre la conveniencia de ser m¨¢s flexibles al respecto. Pero una vez que ¨¦l ha tomado esa decisi¨®n, y ha demostrado que es capaz de hacerlo, que cree en ello, yo soy partidario de que lo haga al cien por cien. Y dicho esto, no tengo nada m¨¢s que decir.
P. Aznar parece dispuesto a administrar ¨¦l solo su sucesi¨®n. ?Pero usted cree que se lo van a permitir? ?Cu¨¢l es entonces el papel del partido en ese proceso sucesorio?
R. Sin duda, el que establecen los estatutos, que prev¨¦n claramente c¨®mo deben hacerse las cosas. Pero sobre esto yo, Mar¨ªa Antonia, me reservo el derecho de decir 'no tengo nada m¨¢s que decir'. Sobre el tema sucesorio no voy a decir nada m¨¢s, salvo que yo he estado con Rato hace unos d¨ªas y que le he encontrado perfectamente bien.
P. ?Cree que Rato tiene futuro pol¨ªtico?
R. Personalmente creo que s¨ª, que Rodrigo Rato tiene un gran futuro pol¨ªtico. ?Y aqu¨ª he terminado!
SU SUCESI?N EN LA XUNTA DE GALICIA
P. La suya, su sucesi¨®n, don Manuel, ¨¦sa s¨ª que no parece tener salida. Al final, o nos quedamos con Cui?a o traemos de una oreja a Rajoy, aunque usted ya sabe que ¨¦l no quiere venir ni muerto.
R. Pues... ?ya se lo dir¨¦ a usted! Pero yo le respondo que no era f¨¢cil en Madrid y se resolvi¨® finalmente, aunque con algunos errores previos. Mi sucesi¨®n es un tema que yo dejar¨¦ resuelto, si Dios quiere. Bueno, aunque el derecho de testar no existe en pol¨ªtica, pero al menos dejar¨¦ las cosas preparadas, cosa que no hice con lo de Mancha y s¨ª hice cuando Aznar. Yo estoy tranquilo, mejor dicho, todo lo tranquilo que permite mi sentido de la responsabilidad. Sea de vacas o sea de sucesiones, me lo tomo en serio. Pero, bueno, no es menos cierto que si a m¨ª me ponen un coche bomba cuando salga de aqu¨ª, pues tendr¨ªan que solucionar la cosa. No hay nadie que no tenga reemplazo.
P. ?No diga usted eso, hombre! Pero ya que habla usted de la violencia, ?cree usted que un Gobierno de coalici¨®n PP-PSOE solucionar¨ªa el problema vasco?
R. ?Sin duda! O al menos supondr¨ªa un gran paso. Es el tipo de Gobierno que necesitan los vascos para superar esta situaci¨®n. En mi opini¨®n, es la ¨²nica salida.
P. Es curioso que, despu¨¦s de tantos a?os, un socialista haya ca¨ªdo en la misma comprensible tentaci¨®n que usted, que le haya puesto fecha al final del terrorismo. Aunque usted dijo seis meses, y el se?or Redondo dice ahora que cuatro a?os. ?No le parece un error, como lo fue su propia apuesta?
R. Es cierto que yo puse un plazo para acabar con el terrorismo, pero, por lo que a m¨ª respecta, nadie puede saber lo que hubiera pasado si en lugar de estar siete meses en el Ministerio del Interior hubiera tenido la Presidencia. Lo que s¨ª le digo es que el Pa¨ªs Vasco tiene derecho a esperar que alguien le d¨¦ una soluci¨®n, y eso no parece que pueda ser de otra forma que eliminando esa lacra. Lo del plazo... ser¨¢ el que tenga que ser, ¨¦se no es mi problema. Pero est¨¢ claro que hay que hacer algo, y pronto. Y eso es lo que va a hacer Mayor Oreja cuando gobierne el Pa¨ªs Vasco. Le apuesto mi experiencia en eso.
P. ?Usted no cree que al sustituto de Mayor Oreja, a Rajoy, se le est¨¢ poniendo cara de sucederle a usted, a pesar del disfraz que lleva de ministro del Interior?
R. No. Creo que el se?or Rajoy tiene muchas m¨¢s posibilidades que ¨¦sa, aunque por supuesto ser¨ªa muy bienvenido en Galicia. Yo en su momento le aconsej¨¦ tres cosas: que se casara, que se fuera a dar una vuelta por Madrid y que estudiara gallego, que es lo ¨²nico que no ha hecho. El futuro s¨®lo Dios lo conoce, y el pasado... ni Dios lo puede cambiar.
P. ?Usted elegir¨ªa con el coraz¨®n a Cui?a y con la cabeza a Rajoy?
R. Yo, a esa pregunta... no voy a contestar. ?Qu¨¦ quiere!
P. ?Sabe?, ¨²ltimamente, y salvando la edad, es que su imagen se me parece mucho a la del Papa. Cuando les veo a los dos agarrados, uno al b¨¢culo y el otro al bast¨®n, pienso: ¨¦stos van a acabar igual, viviendo a toda marcha hasta que estoupen (revienten).
R. Yo del Papa hablo con el debido respeto al Sumo Pont¨ªfice, vicario de Dios en la Tierra. ?Y no creo que deba aceptar ese tipo de comparaciones! ?l ha hecho una gran obra y est¨¢ preparando su sucesi¨®n con el nombramiento de tantos nuevos cardenales. Por lo que a m¨ª respecta, le dir¨¦ que a m¨ª me gustar¨ªa morir en la plaza, como un buen torero. Y respecto a lo de 'hasta que estoupen... Usted y yo somos muy amigos, ?pero hoy no lo parece, francamente!Aunque no va con su car¨¢cter, se distancia tras la mesa de su despacho cuando intuye que la conversaci¨®n no le va a resultar placentera. Pero no hurta ni la mirada ni la expresi¨®n, contenida a duras penas por un autodominio constante. Es la primera vez que puede hablar de Galicia sin sufrimiento.
Pregunta. Estaba pensando en preguntarle si ¨¦sta va a ser, de verdad, la ¨²ltima vez que se presenta como candidato a la presidencia de la Xunta, se?or Fraga. Porque con usted nunca hay ¨²ltima vez.
Respuesta. Ya lo he dicho, ya lo he dicho que es, efectivamente, la ¨²ltima vez, y por muchas razones. Aunque todav¨ªa me quedan muchas cosas que hacer por mi tierra. Pero, en fin, lo que s¨ª he conseguido es algo que para m¨ª es lo m¨¢s importante que yo deb¨ªa hacer por Galicia, que es ponerla en el mapa. Que los gallegos ya se las arreglar¨¢n luego, pero eso era lo importante, porque antes era m¨¢s f¨¢cil llegar a Buenos Aires desde Galicia que llegar a Madrid o a Barcelona. Y, bien, yo lo voy a dejar cuando cumpla el pr¨®ximo mandato si Dios quiere; lo tengo que dejar en manos de otros, como ya hice en Madrid. Lo que pasa es que siempre hay que buscar el momento oportuno, que no es siempre el que uno personalmente desea. ?Esto es lo que hay, y punto!
P. Es evidente que a usted le han pasado los a?os por encima pero...
R. ?Como a todo el mundo!
P. ... Cuando le veo a usted caminando a zancadas, todav¨ªa, resoplando detr¨¢s de su bast¨®n,
R. ?Resoplando no! ?Eso es de marsopa! (Ja, ja, ja).
P. Como quiera. Lo que me pregunto es de d¨®nde saca os folgos (alientos) para aguantar como aguanta.
R. Tengo que dar muchas gracias a Dios porque me ha dado una buena salud, porque hasta ahora que me han hecho una peque?a intervenci¨®n no hab¨ªa sabido lo que era una anestesia en mi vida; no hab¨ªa pasado de catarros o peque?as indigestiones, aunque es bueno saber que estamos todos hechos de la misma pasta. Yo soy un paisano gallego, nieto de campesinos, hijo de emigrantes que se curtieron en la vida dura de la Cuba de entonces, y que ha aprendido mucho de ellos. De ellos saco yo os folgos, como usted bien dice.
P. Ya, pero ?a usted no le 'acongoja' pensar en las elecciones, en esa campa?a maratoniana en la que usted se empe?a en estar en varios lugares a la vez?
R. ?No, no! Aunque eso de estar en varios lugares al mismo tiempo, eso s¨®lo Dios puede hacerlo. Pero pienso hacer una campa?a desde luego decente, sostenida y decente, como dec¨ªan los gobernantes viejos en tiempos de Carlos III. ?Hombre! Todos estamos en las manos de Dios y las cosas siempre pueden ir para peor, aunque no esperamos eso. Mire usted, yo ya s¨¦ c¨®mo hacer. Comprender¨¢ usted que yo ya he vivido cosas muy complicadas a lo largo de mi vida. Soy el decano de los pol¨ªticos en ejercicio y estoy ya templado. ?Tengo las espaldas cuadradas!
P. Pero parece que las cosa ya no le van a ser tan f¨¢ciles, don Manuel. No s¨¦ si est¨¢ usted mejor preparado para ganar o para morir matando.
R. ?La expresi¨®n esa de morir matando no me gusta nada, no es la apropiada al caso! Las elecciones son un certamen c¨ªvico, democr¨¢tico. Y bien, luego, ?a quien Dios se la d¨¦, san Pedro se la bendiga. Yo nunca he tenido las cosas f¨¢ciles, y le recuerdo que la primera elecci¨®n en Galicia que gan¨¦, la gan¨¦ contra todos los pron¨®sticos. Entonces s¨ª que era para preocuparse, y sin duda hubiera sido el final de mi carrera pol¨ªtica. Personalmente creo que el pueblo gallego ya sabe una cosa: tiene que escoger entre la mayor¨ªa nuestra, para seguir haciendo cosas de importancia, o bien una fusi¨®n aleatoria entre el Bloque y el socialismo gallego, que ya se ha visto c¨®mo funciona y que es una simple coyunda de intereses. Pero, en cualquier caso, yo a las elecciones voy a ir con esp¨ªritu deportivo, y creo que tambi¨¦n sabe que tengo las de ganar, porque ah¨ª est¨¢ la obra hecha: no hay d¨ªa en el que no hayamos hecho algo importante.
P. Me imagino que ahora, con su candidatura por aclamaci¨®n, alg¨²n pensamiento se le habr¨¢ ido hacia algunos yuppies del PP que quisieron cambiarle el partido, que denostaban a los de la boina.
R. Usted ya sabe que yo no soy muy amigo de esas caracterizaciones, porque nosotros estamos consolidados en todos los estratos sociales Y eso de la boina, pues s¨ª, que se habr¨¢ acu?ado con alguna intenci¨®n, pero mejor es que lo dejemos para el pasado... El partido tiene que cambiar como cambian los seres vivos. Yo no he dejado de cambiar desde que he nacido hasta ahora.
P. Pero a usted le quer¨ªan cambiar su PP gallego a contrapelo, don Manuel...
R. ?Usted dice eso y yo le digo que no es verdad! ?Usted dice una cosa y yo tengo derecho a sostener la contraria! Yo respeto su opini¨®n, pero usted acepte, por lo menos, la m¨ªa!
P. Usted deber¨ªa aceptar que las gentes de su partido que le criticaron por los resultados de las ¨²ltimas elecciones y que provocaron la ca¨ªda de Cui?a son las mismas que ahora le aclaman como candidato, otra vez, para que vuelva a dar la cara, ?no?
R. Es evidente que un partido puede tener debates sobre el liderazgo y que, por supuesto, todos nos equivocamos, y que los que, como yo, llevamos m¨¢s tiempo estamos m¨¢s expuestos al riesgo. Pero, a la hora de la verdad, resulta que, como dec¨ªa aquel anuncio: 'Mejores no hay'.
P. O sea, que Cui?a y su gente estar¨¢n en la primera l¨ªnea de la campa?a.
R. ?l va a ser el candidato por Pontevedra. Y, aunque no tenga la responsabilidad que ten¨ªa antes, va atener un papel importante en un ¨¢mbito donde siempre lo ha hecho muy bien. Las gentes como Cui?a siempre van a estar en la primera l¨ªnea, siempre.
LA CRISIS DE LAS 'VACAS LOCAS'
P. En esa primera l¨ªnea de fuego electoral usted se va a topar, de nuevo, con los ganaderos gallegos, que habr¨¢ que pensar que le estar¨¢n agradecidos, despu¨¦s de verle a usted aguantando el tir¨®n en la crisis de las vacas locas.
R. Los ganaderos gallegos han sufrido las consecuencias del problema de las vacas locas, y ?quiera Dios que no tengan que sufr¨ªr el de la aftosa! ?Pero nosotros no tenemos ninguna culpa en ninguna de las dos cosas! Yo s¨¦ que los ganaderos gallegos est¨¢n seguros de que yo estoy a su lado -como es mi obligaci¨®n m¨¢s sagrada- y que todas las cosas que han pasado este a?o... Mire usted, yo no he soplado para que vinieran los temporales, y aqu¨ª nunca hab¨ªa habido vacas locas, y adem¨¢s no han sido muchas y ahora est¨¢ todo controlado. Ahora, lo que me tiene a m¨ª muy preocupado -que se lo pido a Dios y a Santiago, y sobre todo a san Roque- es que no nos venga la aftosa, porque eso ser¨ªa terrible. Espero que los ganaderos sean conscientes de que yo he dado la cara por ellos.
P. Reconozca, don Manuel, que lo de las vacas locas le ha estallado a usted bajo los pies, que incluso ha minado su prestigio de gobernante controlador y eficaz y que...
R. ?Es que no he terminado de hablar! Lo de que la crisis de las vacas locas haya minado mi prestigio... ?De ninguna manera! Yo creo que la gente sabe perfectamente que yo no tengo nada que ver con eso y que estamos luchando contra eso. Naturalmente, los Gobiernos est¨¢n para estar a las duras y a las maduras; pero, repito, que ni con el temporal, ni con las vacas locas, ni con la aftosa, si viene... ?nada tengo yo que ver!
P. Algo tendr¨¢ que ver usted con que hayan aparecido vacas locas diseminadas por toda Galicia, con la imagen de una Galicia rural fuera de todo control.
R. ?Yo no estoy nada de acuerdo con eso! ?sa es una versi¨®n interesada que alguien ha dado, entre otras cosas porque aqu¨ª, como hay m¨¢s control, han aparecido m¨¢s casos. Aqu¨ª tenemos m¨¢s capacidad de investigar todos los casos, que, afortunadamente, se est¨¢n reduciendo. Pero no tengo yo la sensaci¨®n de que hayamos perdido el control. Lo que s¨ª es verdad es que aqu¨ª nos ha afectado m¨¢s, porque, para un ganadero gallego, la vaca, que vale tanto, es tambi¨¦n un miembro de la familia. Es muy doloroso.
P. Aquello de los enterramientos ilegales... No s¨¦ qu¨¦ le habr¨¢ resultado m¨¢s duro: tener que rectificar sobre la marcha o pensar cu¨¢ntos votantes del PP hab¨ªa entre los indignados vecinos que se sublevaron.
R. Para m¨ª no ha sido duro nada, creo que he cumplido con mi deber. Se hizo una rectificaci¨®n, por supuesto; se renunci¨® a aquel procedimiento y punto. No ten¨ªamos medios para la incineraci¨®n y hubo que recurrir a aquel m¨¦todo que, por otra parte, hab¨ªa sido utilizado en toda Europa como usted sabe. Yo he tenido que rectificar muchas veces en mi vida, y sobre todo como en aquella ocasi¨®n, pues... todo el mundo sab¨ªa que en el origen del problema no ten¨ªamos ninguna responsabilidad. Asumimos todo lo que hab¨ªa pasado y creo que el que no es capaz de rectificar, pues ni es pol¨ªtico ni es nada. El director general de entonces actu¨® con la mejor buena voluntad, pero luego tuvo que reconocer que el procedimiento no era el adecuado y tuvo que presentar la dimisi¨®n.
P. Y luego usted tuvo que ir a Madrid a darle explicaciones a Aznar. Y a pedirle que aflojara, que los ganaderos gallegos no estaban preparados para la aplicaci¨®n dr¨¢stica de las normativas que se impusieron.
R. Esa versi¨®n que usted tiene... Yo habl¨¦ con el ministro de Agricultura exclusivamente. Porque, al principio, efectivamente, fue todo muy dificil, por inesperado.
P. Pero usted fue de tapadillo a Madrid a ver a Aznar.
R. No fui de tapadillo a Madrid. ?No habl¨¦ m¨¢s que con el ministro de Agricultura! ?Ya lo he dicho! Y todo lo que se diga al respecto yo lo desmiento terminantemente.
P. Pues yo pens¨¦ en alg¨²n momento, vi¨¦ndole tan agobiado, que lo mismo dimit¨ªa.
R. Nunca pens¨¦ en dimitir. No era momento para eso, ni para dejar a Galicia sin el apoyo que yo le pudiera dar. He pasado por situaciones muy duras y s¨¦ perfectamente que uno puede presentar la dimisi¨®n cuando los conflictos est¨¢n cerrados, terminados, y no en medio del problema. Eso yo no lo he hecho ni lo har¨¦ en mi vida.
P. Hay quien dice que usted le ha hecho un buen agujero a su partido, y a s¨ª mismo, en unas elecciones que estaban ganadas. ?Se siente responsable de eso?
R. Yo tengo la sensaci¨®n de que la gente en general ha comprendido perfectamente lo que ha pasado. En el campo la situaci¨®n no es como usted sugiere. ?Al menos en este momento! Los que s¨ª van a hablar mucho de eso son los de la oposici¨®n, que sin duda lo van a utilizar; lo que no entiendo es por qu¨¦ est¨¢ usted haciendo el mismo esfuerzo que la oposici¨®n. En cuanto a lo de que si yo he hecho un agujero en mi partido, pues... ?Eso es absolutamente falso, como se ver¨¢ el d¨ªa de la votaci¨®n! Sencillamente, porque vamos a ganar. Yo no me siento ni responsable ni culpable, ni nada. ?En absoluto! Creo que sigo siendo una buena baza electoral. ?Ya lo ver¨¢ usted, ya lo ver¨¢!
P. Habr¨¢, despu¨¦s de las suyas, otras elecciones. ?No tiene usted la sensaci¨®n de que al presidente Aznar se le ha abierto antes de tiempo el mel¨®n sucesorio?
R. Lo que yo creo es que lo que el presidente ha dicho hace unos d¨ªas pone fin a la cuesti¨®n. Y yo lo hago m¨ªo. ?l est¨¢ donde est¨¢ para gobernar, y est¨¢ gobernando. Eso es lo que hay que hacer, en lugar de discutir otras cosas que no vienen a cuento.
P. Sin duda ¨¦l no esperaba que uno de sus m¨¢s estrechos colaboradores, Rodrigo Rato, adelantase el debate con su autoexclusi¨®n, ?no?
R. Mire usted, en pol¨ªtica todo es posible y todo puede cambiar. Se ha exagerado mucho el tema. Por cierto, que se ha producido algo muy importante, que es la creaci¨®n de la Secretar¨ªa de Estado de Industria, muy oportuna, puesto que da a entender que muchas cosas se han interpretado mal. Yo respaldo, como es l¨®gico, la gran presencia de Aznar en el Gobierno y en el partido.
P. Pero nunca ha sido partidario de que Aznar se pusiera un l¨ªmite a su mandato.
R. Efectivamente; yo hice una vez un comentario sobre la conveniencia de ser m¨¢s flexibles al respecto. Pero una vez que ¨¦l ha tomado esa decisi¨®n, y ha demostrado que es capaz de hacerlo, que cree en ello, yo soy partidario de que lo haga al cien por cien. Y dicho esto, no tengo nada m¨¢s que decir.
P. Aznar parece dispuesto a administrar ¨¦l solo su sucesi¨®n. ?Pero usted cree que se lo van a permitir? ?Cu¨¢l es entonces el papel del partido en ese proceso sucesorio?
R. Sin duda, el que establecen los estatutos, que prev¨¦n claramente c¨®mo deben hacerse las cosas. Pero sobre esto yo, Mar¨ªa Antonia, me reservo el derecho de decir 'no tengo nada m¨¢s que decir'. Sobre el tema sucesorio no voy a decir nada m¨¢s, salvo que yo he estado con Rato hace unos d¨ªas y que le he encontrado perfectamente bien.
P. ?Cree que Rato tiene futuro pol¨ªtico?
R. Personalmente creo que s¨ª, que Rodrigo Rato tiene un gran futuro pol¨ªtico. ?Y aqu¨ª he terminado!
SU SUCESI?N EN LA XUNTA DE GALICIA
P. La suya, su sucesi¨®n, don Manuel, ¨¦sa s¨ª que no parece tener salida. Al final, o nos quedamos con Cui?a o traemos de una oreja a Rajoy, aunque usted ya sabe que ¨¦l no quiere venir ni muerto.
R. Pues... ?ya se lo dir¨¦ a usted! Pero yo le respondo que no era f¨¢cil en Madrid y se resolvi¨® finalmente, aunque con algunos errores previos. Mi sucesi¨®n es un tema que yo dejar¨¦ resuelto, si Dios quiere. Bueno, aunque el derecho de testar no existe en pol¨ªtica, pero al menos dejar¨¦ las cosas preparadas, cosa que no hice con lo de Mancha y s¨ª hice cuando Aznar. Yo estoy tranquilo, mejor dicho, todo lo tranquilo que permite mi sentido de la responsabilidad. Sea de vacas o sea de sucesiones, me lo tomo en serio. Pero, bueno, no es menos cierto que si a m¨ª me ponen un coche bomba cuando salga de aqu¨ª, pues tendr¨ªan que solucionar la cosa. No hay nadie que no tenga reemplazo.
P. ?No diga usted eso, hombre! Pero ya que habla usted de la violencia, ?cree usted que un Gobierno de coalici¨®n PP-PSOE solucionar¨ªa el problema vasco?
R. ?Sin duda! O al menos supondr¨ªa un gran paso. Es el tipo de Gobierno que necesitan los vascos para superar esta situaci¨®n. En mi opini¨®n, es la ¨²nica salida.
P. Es curioso que, despu¨¦s de tantos a?os, un socialista haya ca¨ªdo en la misma comprensible tentaci¨®n que usted, que le haya puesto fecha al final del terrorismo. Aunque usted dijo seis meses, y el se?or Redondo dice ahora que cuatro a?os. ?No le parece un error, como lo fue su propia apuesta?
R. Es cierto que yo puse un plazo para acabar con el terrorismo, pero, por lo que a m¨ª respecta, nadie puede saber lo que hubiera pasado si en lugar de estar siete meses en el Ministerio del Interior hubiera tenido la Presidencia. Lo que s¨ª le digo es que el Pa¨ªs Vasco tiene derecho a esperar que alguien le d¨¦ una soluci¨®n, y eso no parece que pueda ser de otra forma que eliminando esa lacra. Lo del plazo... ser¨¢ el que tenga que ser, ¨¦se no es mi problema. Pero est¨¢ claro que hay que hacer algo, y pronto. Y eso es lo que va a hacer Mayor Oreja cuando gobierne el Pa¨ªs Vasco. Le apuesto mi experiencia en eso.
P. ?Usted no cree que al sustituto de Mayor Oreja, a Rajoy, se le est¨¢ poniendo cara de sucederle a usted, a pesar del disfraz que lleva de ministro del Interior?
R. No. Creo que el se?or Rajoy tiene muchas m¨¢s posibilidades que ¨¦sa, aunque por supuesto ser¨ªa muy bienvenido en Galicia. Yo en su momento le aconsej¨¦ tres cosas: que se casara, que se fuera a dar una vuelta por Madrid y que estudiara gallego, que es lo ¨²nico que no ha hecho. El futuro s¨®lo Dios lo conoce, y el pasado... ni Dios lo puede cambiar.
P. ?Usted elegir¨ªa con el coraz¨®n a Cui?a y con la cabeza a Rajoy?
R. Yo, a esa pregunta... no voy a contestar. ?Qu¨¦ quiere!
P. ?Sabe?, ¨²ltimamente, y salvando la edad, es que su imagen se me parece mucho a la del Papa. Cuando les veo a los dos agarrados, uno al b¨¢culo y el otro al bast¨®n, pienso: ¨¦stos van a acabar igual, viviendo a toda marcha hasta que estoupen (revienten).
R. Yo del Papa hablo con el debido respeto al Sumo Pont¨ªfice, vicario de Dios en la Tierra. ?Y no creo que deba aceptar ese tipo de comparaciones! ?l ha hecho una gran obra y est¨¢ preparando su sucesi¨®n con el nombramiento de tantos nuevos cardenales. Por lo que a m¨ª respecta, le dir¨¦ que a m¨ª me gustar¨ªa morir en la plaza, como un buen torero. Y respecto a lo de 'hasta que estoupen... Usted y yo somos muy amigos, ?pero hoy no lo parece, francamente!
La vida a zancadas, la pol¨ªtica como pasi¨®n
Presidente de la Xunta de Galicia desde hace tres legislaturas y once a?os, Manuel Fraga se prepara para la que asegura ser¨¢ 'la ¨²ltima vez'. Aunque acepta, con mal disimulada complacencia, que todav¨ªa haya quien no se lo crea del todo. Tiene 78 a?os, cinco hijos, varios nietos, unos cuantos libros de escritor compulsivo, miles de kil¨®metros andados por el mundo y una casa metida en el Cant¨¢brico. Cuenta con una salud de hierro y usa, desde hace poco, un peque?o bast¨®n inexperto que apenas sigue sus zancadas y en el cual, aparentemente, se apoya. Buen comedor, como buen gallego, ha demostrado ser capaz de enfrentarse, con disciplina militar, a varios y draconianos reg¨ªmenes de adelgazar. Ha vivido su relaci¨®n con la pol¨ªtica con la devoci¨®n de un esposo fiel y con la pasi¨®n de un amante rendido. Nunca ha ocultado que el poder le enven¨® sin remedio y ha demostrado, a veces con excesiva vehemencia, otras con equivocaciones nunca aceptadas, que la autoridad hay que ejercerla sin complejos. Ministro de Franco, fundador de paradores, reconvertido dem¨®crata, sempiterno l¨ªder de la oposici¨®n de unos alborozados gobiernos socialistas que disfrutaron de las ventajas de un techo electoral que nunca pudo superar. Fraga ha dado una sola y suficiente lecci¨®n de humildad pol¨ªtica con su renuncia a la presidencia del PP. Y logr¨® que su forzado exilio gallego le diera, sin duda, sus m¨¢s largos d¨ªas de gloria en la presidencia de la Xunta. Desde entonces, y desde el Palacio de Raxoy, ha sido un reconocido profeta en su tierra para desesperaci¨®n de los socialistas y de los nacionalistas del Bloque. Hoy, cuando se apresta a su ¨²ltima batalla, las cosas no parecen serle tan favorables. La crisis de las vacas locas provoc¨® la imagen de un pol¨ªtico desbordado por los acontecimientos, rodeado de colaboradores sin duda no tan avezados en las dificultades como ¨¦l. Y la oposici¨®n le espera con el hacha levantada. Pero ¨¦l duerme tranquilo. Asegura conocer a los paisanos gallegos mejor que nadie y exhibe el resultado de su gesti¨®n con una frase contundente: 'He conseguido colocar a Galicia en el mapa'. Con ¨¦l se rompi¨® el molde de un liderazgo irrepetible. Y ha destapado la caja de los truenos de un PP gallego dividido y sin heredero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Declaraciones prensa
- Pol¨ªtica nacional
- Manuel Fraga Iribarne
- Comunidades aut¨®nomas
- Gobierno auton¨®mico
- PP
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Pol¨ªtica municipal
- Elecciones auton¨®micas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Elecciones
- Galicia
- Gobierno
- Gente
- Espa?a
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad