'Nosotros salvamos con la palabra'
Quince psic¨®logos del Samur apoyan desde hace un a?o la asistencia de urgencia
Son 15 y llevan algo m¨¢s de un a?o trabajando juntos. Todos son voluntarios. Su tarea ha pasado de ser ocasional a permanente. Los psic¨®logos del Samur han cobrado protagonismo en las dos ¨²ltimas semanas por su labor de apoyo a heridos y familiares de los hundimientos de las calles de Gaztambide y Factor. 'Han sido dos acontecimientos que han tenido mucha difusi¨®n, pero nuestra tarea tambi¨¦n es la del d¨ªa a d¨ªa, la que no se ve', explica Aurelio Quintana, jefe del equipo.
Quintana coordin¨® la actuaci¨®n en los derrumbes, tarea en la que participaron, entre otros, Esther Rubi, Mar¨ªa Dolores Conde, Francisco Jos¨¦ Vi?elas y Julio Pinillas. 'No existe un m¨¦todo de trabajo concreto. Nos movemos por intuici¨®n y, a veces, no tenemos m¨¢s remedio que actuar sobre la marcha. Eso s¨ª, con la experiencia que nos han dado muchos a?os de trabajo', explica Quintana.
Mar¨ªa Dolores Conde nunca olvidar¨¢ el dolor de Emilia, esposa de ?ngel P¨¦rez Falag¨¢n y madre de Mario, uno de los dos fallecidos el lunes en el derrumbe de la calle Factor. Mientras los bomberos y sus compa?eros del Samur buscaban entre los escombros, ella se aferr¨® al brazo de Emilia, que en estado de shock aguardaba noticias. 'En esos momentos, s¨®lo puedes decirles que est¨¢s ah¨ª para ayudar. Emilia estaba tan conmocionada que se negaba a reconocer la evidencia: que su esposo estaba herido, y su hijo, entre los escombros y probablemente muerto'. Mar¨ªa Dolores se encerr¨® con Emilia y con la familia de Abdelkader Kabet, el otro fallecido, en el vest¨ªbulo del edificio del Consejo de Estado. Nadie olvidar¨¢ aquellas horas de espera. 'Nosotros no mentimos, lo que hacemos es retrasar las noticias. El otro d¨ªa era necesario que ?ngel acudiera a un centro m¨¦dico. Por eso, cuando nos dijo que no se iba de all¨ª sin su hijo, le tuvimos que contar que Mario estaba siendo atendido. Y en realidad lo que suced¨ªa era que los bomberos le buscaban bajo los escombros', se?ala la psic¨®loga.
En la calle del Factor, los psic¨®logos tambi¨¦n atendieron a los compa?eros de los sepultados conmocionados por la tragedia. 'Fue terrible, por ejemplo, la historia del chaval ecuatoriano que se qued¨® en la mano con un trozo de la chaqueta de Abdelkader, al que se agarr¨® cuando comenz¨® el derrumbe. Tambi¨¦n Mat¨ªas, hermano y t¨ªo de Mario, que trabaja en la obra, lo pas¨® muy mal al ver c¨®mo bajo aquel enjambre de cascotes se quedaba parte de su familia', se?ala Quintana.
Una semana despu¨¦s de la tragedia de la calle Factor, los psic¨®logos todav¨ªa est¨¢n en contacto con los familiares. 'La ¨²ltima vez que hablamos con los familiares de ?ngel nos dijeron que todav¨ªa no le hab¨ªan comunicado la muerte de Mario. Tambi¨¦n estuvimos en el tanatorio'.
Este equipo de psic¨®logos cuenta que se ponen una coraza imaginaria para protegerse de tanto dolor, 'pero a veces no podemos evitar recordar algunas im¨¢genes', explica Mar¨ªa Dolores.
La mayor satisfacci¨®n es evitar la tragedia. El trabajo del equipo de psic¨®logos del Samur fue decisivo, por ejemplo, para salvar la vida de ?ngel, el alba?il que qued¨® atrapado cuatro horas bajo los escombros del edificio de la calle de Gaztambide. A trav¨¦s de un tel¨¦fono m¨®vil, le animaron y le hicieron hasta cantar para que no desfalleciera mientras se desarrollaban las tareas de rescate. '?ngel nos ped¨ªa que fu¨¦ramos m¨¢s r¨¢pido, porque o¨ªa trabajar a los bomberos, pero no se pod¨ªa, ya que hab¨ªa peligro de derrumbe', se?ala Aurelio Quintana.
?ngel salv¨® su vida, pero no ha superado todav¨ªa el sufrimiento de aquellas horas, con la vida pendiente de un hilo. 'Sabemos, por ejemplo, que no quiere hablar de lo que pas¨® y, por supuesto, tampoco ver las im¨¢genes de lo sucedido', explica Julio Pinillas, otro de los psic¨®logos. 'Es importante sacar todo lo que llevas dentro. Es importante llorar. Si no hablas, si no expresas lo que sientes, tardas m¨¢s tiempo en recuperarte'. Julio cuenta que ?ngel estaba trabajando en la calle de Gaztambide como parte de su formaci¨®n, porque su intenci¨®n es ser alg¨²n d¨ªa bombero. Pero la experiencia vivida parece que puede hacerle cambiar de opini¨®n.
Los psic¨®logos del Samur, en este a?o de trabajo en la calle, tambi¨¦n han acudido a los atentados terroristas en las calles de Torrelaguna y Sangenjo, y a fatales accidentes dom¨¦sticos como la intoxicaci¨®n por mon¨®xido de carbono en el barrio de San Blas, en la que muri¨® un matrimonio y sus tres hijos. 'Aquello fue terrible', recuerda Mar¨ªa Dolores al hablar de la abuela de esa familia. 'La acompa?amos en el tanatorio. Poco pudimos hacer; s¨®lo intentar que se sintiera m¨¢s segura. Algunas veces', a?ade, 'les ense?amos a llorar. Cuando tienen tanta angustia dentro hiperventilan y vienen los mareos. Nosotros les decimos que lloren, que es bueno, pero que respiren de una manera determinada; les ense?amos peque?as f¨®rmulas de relajaci¨®n'.
Quintana est¨¢ orgulloso de que con sus palabras ha logrado salvar a todos los que intentaron suicidarse en su presencia. 'Hay un chaval al que ya le he salvado siete y ocho veces de tirarse en el viaducto. Nunca le digo que no lo haga, sino que le pido que me explique sus motivos, y al final desiste. Nuestros compa?eros sanitarios del Samur salvan con las manos. Nosotros lo hacemos con la palabra'.
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