Las ONG piden que las ni?as prostitutas sean tuteladas en pisos
Roc¨ªo Nieto, directora de la Asociaci¨®n para la Prevenci¨®n, Reinserci¨®n y Atenci¨®n a la Mujer Prostituta (Apram), considera que el centro de acogida de menores de Hortaleza no es una alternativa adecuada para una adolescente que ejerce la prostituci¨®n. 'Es un recinto demasiado grande -55 plazas para chicos de 0 a 18 a?os- y estas chicas s¨®lo se f¨ªan de la informaci¨®n directa de otras compa?eras', asegura.
'La soluci¨®n es crear peque?os pisos tutelados, con un m¨¢ximo de 6 u 8 plazas, y, en el caso de que estas adolescentes decidan denunciar a las mafias que les explotan, garantizar su seguridad como testigos protegidos', a?ade Nieto. Su asociaci¨®n recorre la Casa de Campo para dar informaci¨®n y apoyo social y sanitario a las prostitutas, y en sus trayectos se han encontrado algunas menores. 'Estas j¨®venes conf¨ªan en t¨ª a base de proximidad, de trabajo de calle, no les sirven las grandes estructuras', concluye.
Cristina Garaiz¨¢bal, miembro del Colectivo de Defensa de los Derechos de las Prostitutas (Hetaira), reclama que a las menores extranjeras que ejercen la prostituci¨®n en la Casa de Campo se les facilite formaci¨®n y se les concedan permisos de residencia.
Admite que se trata de un asunto de dif¨ªcil soluci¨®n porque a un menor no se le puede retener a la fuerza en un centro de acogida. Pero considera que ser¨ªa positivo un programa de mediadores sociales que se acercasen a estas muchachas para ayudarlas. 'Resultar¨ªa m¨¢s adecuado que la acci¨®n policial que criminaliza la prostituci¨®n', concluye Garaiz¨¢bal.
Impotencia de los padres
Elena V¨¢zquez, portavoz del PSOE en asuntos de menores en la Asamblea, tambi¨¦n reconoce que la soluci¨®n es compleja. 'Una chica de 16 o 17 a?os no es una ni?ita, y si no quiere permanecer en un centro de tutela no puedes obligarla a hacerlo. Esa impotencia la sienten tambi¨¦n padres de familia que, sabiendo que sus hijas menores se prostituyen, no pueden impedirlo', asegura. 'La ¨²nica v¨ªa es el trabajo social de proximidad para saber qu¨¦ ha llevado a estas chicas a la Casa de Campo y, gan¨¢ndose su confianza, ofrecerles alternativas. Pero es una tarea lenta, de resultados a medio plazo', apostilla.
Por el centro de Hortaleza pasan decenas de adolescentes magreb¨ªes llegados solos a Madrid que, tras ser trasladados all¨ª por la polic¨ªa que los encuentra deambulando, se fugan enseguida. Su objetivo es obtener papeles y trabajo, no vivir en una residencia para ni?os. Los educadores de este centro ya reclamaron en 1995 a la Comunidad programas sociales para estos chicos. Pero no se crearon hasta 1999.
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