Dos lenguas oficiales

Hab¨ªa una vez un pa¨ªs donde pomposamente sus leyes proclamaban que dos lenguas eran oficiales. Orgulloso de tama?a muestra de convivencia, se dirigi¨® Joan Primo Sindoblez a un centro escolar a recibir una educaci¨®n en la lengua en que sus padres le hablaron pero se encontr¨® con que los maestros ni la sab¨ªan hablar ni ganas ten¨ªan en aprenderla; fue a ver a un administrador de justicia para pedir consejo legal, pero ¨¦ste le remiti¨® a un traductor, pues crey¨® que le hablaban en chino; ofuscado, sali¨® a la calle y tropez¨® en una baldosa y se hizo una brecha en la cabeza, y al llamar a urgencias perdi¨® unos minutos de oro intentando hacerse comprender. El Club de Samaritanos de Causas Perdidas le dijo que el problema podr¨ªa aminorarse si al menos los servidores del ciudadano tuvieran la obligaci¨®n de conocer las dos lenguas que tan oficiales eran. As¨ª lo trasladaron a los mandamases del pa¨ªs, pero ¨¦stos adujeron que eso crear¨ªa gran alarma social. As¨ª, las leyes y edictos siguieron proclamando la cooficialidad de dos lenguas, pero una sigui¨® siendo m¨¢s oficial que la otra.