El perfil exacto
El Madrid, que ha emprendido un proyecto sereno, est¨¢ en la obligaci¨®n de extender su pol¨ªtica a todos los ¨¢mbitos del club. Tambi¨¦n en la parte que corresponde al entrenador. Acostumbrado a un sobresaltado desfile de t¨¦cnicos famosos, contratados casi siempre en situaciones de crisis o urgencia, el Madrid necesita enviar un mensaje de tranquilidad y confianza en la parte deportiva. Por esta l¨ªnea hay que interpretar la inminente renovaci¨®n de Del Bosque, cuyos m¨¦ritos son indiscutibles.
Su trayectoria al frente del primer equipo ha sido intachable. Lleg¨® en uno de los periodos m¨¢s tormentosos de un club que hab¨ªa sufrido un largo decenio de desgarros. Lo hizo con car¨¢cter interino, a pecho descubierto, sin apenas ayudas a su alrededor. Por su car¨¢cter discreto y por su procedencia -una larga trayectoria en las divisiones inferiores del Madrid- no era el candidato al uso en un puesto que, por lo visto, exige glamour y mucha propaganda. Sin embargo, aquel Madrid en estado cr¨ªtico necesitaba tranquilidad y buen juicio, dos cualidades que adornan a Del Bosque. Ajeno a los alt¨ªsimos decibelios que produc¨ªa el Madrid, impuso su sensatez ante unos jugadores que hab¨ªan visto de todo, y casi nada bueno.
No fue un camino f¨¢cil, pero algunos de los valores que hoy se celebran en el Madrid fueron anticipados por Del Bosque en la temporada anterior. Con excelentes resultados, por cierto. El triunfo en la Copa de Europa no se puede interpretar como azaroso. El Madrid fue el mejor: jug¨® y super¨® al campe¨®n -Manchester-, y al subcampe¨®n -Bayern- y en la final brind¨® un admirable partido ante el Valencia, al que casi todos daban como favorito. De una situaci¨®n delicada, el Madrid sali¨® con la octava, en buena medida por el fino trabajo de su entrenador con una plantilla que hab¨ªa llegado a descreer de los t¨¦cnicos.
En una situaci¨®n m¨¢s reposada, Del Bosque ha tenido esta temporada un doble m¨¦rito: ha hecho equipo y club. B¨¢sicamente el equipo es el mismo, con el a?adido de Figo y Makelele -que se ha convertido en imprescindible por la terquedad del entrenador frente a las primeras cr¨ªticas-, pero la respuesta del Madrid ha sido radicalmente contraria a la de otros a?os. El Madrid ha jugado razonablemente bien, y a veces hasta muy bien. Su trayectoria en Europa no ha admitido comparaci¨®n hasta el momento. Y por primera vez, la Ciudad Deportiva no ha sido un foco de tensiones y ruido. El club ha ayudado, pero Del Bosque ha sido decisivo. No ha fallado el tiro en ninguna de sus declaraciones, sin caer en la hipocres¨ªa o en diplomacias de sal¨®n. Con su profundo sentido com¨²n, Del Bosque ha sido el mejor portavoz del equipo y de la instituci¨®n.
En su figura se reconoce adem¨¢s una vieja cultura del Madrid, un club desconfiado con los entrenadores de perfil muy marcado. El Madrid, por tradici¨®n, siempre ha sido un equipo fundamentalmente marcado por generaciones de futbolistas -desde Di St¨¦fano hasta la presente de Ra¨²l y Figo, pasando por la Quinta-, al contrario que el Bar-?a, cuya historia es el reflejo de la mano de entrenadores como Helenio Herrera, Michels, Menotti, Venables, Cruyff y Van Gaal. En este sentido, Del Bosque tambi¨¦n cumple con los requisitos de la historia. Jam¨¢s hurta el protagonismo a sus jugadores y siempre mantiene el perfil discreto que tanto valora la gente del Madrid.
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