Walcott cree que la necesidad de la escritura sobrevive a la tecnolog¨ªa

A Derek Walcott, como a todo el mundo y m¨¢s trat¨¢ndose de un poeta, le emocion¨® la catedral de Santiago de Compostela. Pero su alma caribe?a y su sangre africana siguen sintiendo algo extra?o ante los ritos y las arquitecturas del viejo continente. 'Para m¨ª es m¨¢s sagrado un bosque que una catedral', declara el poeta -nacido en 1930 en la isla antillana de Santa Luc¨ªa y premio Nobel de Literatura en 1992-, 'puedo encontrar m¨¢s misticismo en un paisaje que en un producto de la vanidad humana'.

Walcott est¨¢ en Santiago, junto a otro centenar de resistentes en el antiguo oficio del verso, para participar en la Celebraci¨®n Mundial de la Poes¨ªa, organizada por el Pen Club y a la que hoy se sumar¨¢ otro premio Nobel, el nigeriano Wole Soyinka. El poeta y dramaturgo antillano habl¨® ayer ante la prensa de sus aspiraciones vitales, de la intolerancia racial y de su creencia en que la escritura sobrevivir¨¢ a los avances tecnol¨®gicos. ?A qu¨¦ aspira un poeta de 71 a?os que ya ha alcanzado el reconocimiento m¨¢ximo como escritor? Pues, sencillamente, a mejorar. En lo art¨ªstico -'con la edad te vas dando cuenta de lo dif¨ªcil que es componer versos'- y tambi¨¦n en lo personal: '?De qu¨¦ te vale ser famoso? Si eres un hijo de puta, eres un hijo de puta'.

La poes¨ªa y las ¨¦pocas

En Walcott no es demasiado apreciable esa p¨¢tina de pesimismo que supuestamente se adhiere con la edad. No comparte el optimismo bobalic¨®n que observ¨®, por ejemplo, en las celebraciones mundiales por el cambio de milenio -'una especie de Armaged¨®n al rev¨¦s, en versi¨®n feliz'-, pero tampoco le asustan los cambios ni los avances tecnol¨®gicos. Ni siquiera cree que su oficio est¨¦ en peligro, porque en realidad Walcott piensa que los buenos tiempos para la l¨ªrica no existieron nunca. 'Se habla de Grecia y de Roma, pero entonces quienes disfrutaban de la poes¨ªa eran s¨®lo los ricos', precisa el autor de Omeros.

Aunque los artilugios tecnol¨®gicos pueden condicionar la vida del hombre, ¨¦ste a¨²n se reserva 'la opci¨®n de desenchufarlos'. La revoluci¨®n cibern¨¦tica, seg¨²n Walcott, tiene aspectos positivos para la literatura porque facilita la difusi¨®n de las creaciones y, en ¨²ltimo extremo, por muchas invenciones nuevas que aparezcan, 'siempre quedar¨¢ la experiencia de la escritura como necesidad humana'.

Walcott viene de un pa¨ªs desconocido. Santa Luc¨ªa es un Estado independiente de s¨®lo 150.000 habitantes, un lugar que europeos y americanos ven s¨®lo como un para¨ªso de arenas blancas y aguas turquesas, pero cuya poblaci¨®n 'no tiene nada que celebrar'. 'En el Caribe s¨®lo existe la historia para los due?os de las plantaciones', se?ala con cierta iron¨ªa; 'para los dem¨¢s, la historia es un suceso triste, marcado por la esclavitud y la emigraci¨®n forzosa'. Pero las Antillas son tambi¨¦n un ejemplo de mestizaje cultural y ¨¦tnico.