Hasta siempre Trinidad, maestra, amiga, compa?era
El pasado lunes falleci¨®, v¨ªctima de un c¨¢ncer, Trinidad S¨¢nchez-Pacheco. La conoc¨ª a principios del mes de julio de 1977, en su despacho del Palacio Nacional de Montju?c. Estaba trabajando en el proyecto del nuevo Museo de Cer¨¢mica, cuyas colecciones, las m¨¢s ricas del pa¨ªs, hac¨ªa d¨¦cadas que permanec¨ªan almacenadas en los s¨®tanos del edificio. Con su personalidad impulsiva, su carisma y su entusiasmo, me alent¨® a unirme a ella en la tarea de clasificaci¨®n y documentaci¨®n de las piezas. Poco a poco fue inaugurando salas que mostraban a la ciudad la riqueza de su patrimonio. Paralelamente, contact¨® con los ceramistas contempor¨¢neos, espa?oles y extranjeros, y les invit¨® a exponer sus obras en el museo. Gracias a sus iniciativas y a su talante abierto y generoso y, junto con el exiguo equipo que dirigi¨® durante 20 a?os, convirti¨® el Museo de Cer¨¢mica en un lugar de debate y encuentro para coleccionistas, ceram¨®logos, historiadores, maestros, estudiantes, y artistas. A trav¨¦s de conferencias, cursos, seminarios, asistencia a congresos y publicaciones, divulg¨® la complejidad de los fondos de cer¨¢mica espa?ola, de forma que actualmente cualquier exposici¨®n que se precie de culta incluye en su cat¨¢logo objetos del Museo de Cer¨¢mica. De este modo, completamente justificado, ha alcanzado un prestigio internacional.
Gracias a su talante abierto, Trinidad S¨¢nchez Pacheco convirti¨® el Museo de Cer¨¢mica en un lugar de debate y encuentro
Trinidad hizo participar a todos de sus expectativas, confiaba en su gente y nosotros en ella. Se despidi¨® durante cuatro a?os para dirigir la Academia de Espa?a en Roma, y tambi¨¦n all¨ª todav¨ªa la recuerdan por su exquisito car¨¢cter alegre, emprendedor, creativo y por su competente quehacer profesional. A su regreso retom¨® la direcci¨®n del museo en Barcelona y organiz¨® la primera exposici¨®n antol¨®gica de cer¨¢mica de Mir¨® y la de loza y porcelana de Alcora, gracias a la cual, Torrecid, f¨¢brica de azulejos de Alcora, financi¨® las obras de una gran sala destinada a exponer la magn¨ªfica colecci¨®n que hasta entonces se manten¨ªa en las reservas del museo.
Poco despu¨¦s de su jubilaci¨®n y, debido al esp¨ªritu innovador de los responsables de la pol¨ªtica cultural municipal, las estructuras muse¨ªsticas cambiaron de rumbo. La anunciada compactaci¨®n del Museo de Cer¨¢mica con otros dos centros bajo una sola direcci¨®n se convirti¨® en un hecho. Trinidad no pod¨ªa quedarse impasible. Tantos a?os de lucha para que la ciudad tuviera un museo ¨²nico en su especie, ubicado en un lugar emblem¨¢tico, no pod¨ªan ser bald¨ªos. Inmediatamente inici¨® su estrategia particular, apoyando e informando a las asociaciones de ceramistas, a las instituciones especializadas, a las revistas de cer¨¢mica que se oponen a la p¨¦rdida de identidad del Museo de Cer¨¢mica. Estuvo en pie de guerra, abriendo su casa a artistas y ceram¨®logos hasta el ¨²ltimo d¨ªa de su vida, y se fue sabiendo que la prensa hab¨ªa hecho eco de sus beligerancias.
Hasta siempre Trinidad, amiga, compa?era, maestra; conocerte ha sido un privilegio.
Mar¨ªa Antonia Casanovas es conservadora del Museo de Cer¨¢mica de Barcelona.
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