Todo es cine
La goleta estaba fondeada en aguas de Denia y durante el descanso del rodaje Bette Davis, vestida de Catalina la Grande de Rusia, se paseaba entre las redes de los pescadores por la explanada del puerto devorando un bocadillo de carne de gato. En el a?o 1958 se rod¨® la pel¨ªcula John Paul Jones en esa costa del Mediterr¨¢neo, dirigida por John Farrow, y en ella muchos extras del pueblo se codearon con otros actores de fama, Robert Stack, Marisa Pavan, Jean-Pierre Aumont, pero entre tantas estrellas Bette Davis era la diva que ten¨ªa la nariz m¨¢s alzada. Un paisano de Denia se hab¨ªa hecho con la intendencia de aquella tropa. Preparar tres comidas diarias para medio centenar de t¨¦cnicos y artistas caprichosos no era tarea f¨¢cil en un tiempo en que el espectro del hambre de posguerra acababa de abandonar las despensas. Bette Davis era una carn¨ªvora militante. En el rodaje se la ve¨ªa dura y majestuosa bajo el ropaje de Catalina la Grande en la popa de la goleta y esa misma crueldad de zarina, fuera de la escena, la ejerc¨ªa tambi¨¦n con aquel paisano encargado del avituallamiento, que no lograba servirle la calidad de carne que ella exig¨ªa. Las carnicer¨ªas estaban mal abastecidas y tampoco hab¨ªa ganado para sacrificar con las propias manos. El problema se fue agravando a medida que la c¨®lera de Catalina la Grande aumentaba y la carne disminu¨ªa. Llegado el punto cr¨ªtico Bette Davis amenaz¨® al productor Samuel Broston con dejar el rodaje si no desped¨ªa a un tipo como aquel, incapaz de suministrarle carne de primera. Ante la inminente p¨¦rdida del negocio este hombre pidi¨® ayuda a un amigo en la barra de un bar, quien encontr¨® el remedio de fortuna para dar gusto a la zarina. Esa misma noche los dos se fueron de caza por los pueblos de alrededor y lograron capturar un par de docenas de gatos. Como la carne de gato macerada presenta un color rojo demasiado imp¨²dico la aderez¨® con una salsa de tomate para enmascararla y al d¨ªa siguiente ofreci¨® este plato a la diva con todos los honores. Esper¨® el veredicto con el ¨¢nimo suspendido. Despu¨¦s del primer bocado Bette Davis lanz¨® un grito de entusiasmo. M¨¢s, quer¨ªa m¨¢s. Era una carne magn¨ªfica. Con lo cual no qued¨® un minino en todo el contorno. He aqu¨ª un dato para cin¨¦filos. En 1958 Bette Davis se comi¨® ella sola en Denia lo menos 20 gatos y a eso debi¨® tal vez su car¨¢cter. ?No se da esta noche en Hollywood un Oscar al mejor catering?
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