'Los genetistas est¨¢n haciendo falsas promesas al p¨²blico'
Desde la publicaci¨®n de los resultados de la secuencializaci¨®n del genoma humano, la sociedad vive un profundo debate. Por una parte, se ha desatado la euforia tras las promesas de los cient¨ªficos sobre la capacidad para neutralizar la predisposici¨®n de las personas a padecer una determinada dolencia y hacer as¨ª desaparecer en el futuro las enfermedades hereditarias. Por otra, se teme que las empresas y las compa?¨ªas de seguros puedan utilizar la informaci¨®n gen¨¦tica para discriminar a quienes presenten tal predisposici¨®n.
Sin embargo, esas dos posibles aplicaciones de la gen¨¦tica podr¨ªan quedar desautorizadas si una cr¨ªtica desde la propia ciencia cuestionara el principio b¨¢sico en el que ambas se fundamentan: la posibilidad de predecir las enfermedades a trav¨¦s de los genes. Y eso es justo lo que ha hecho Kenneth M. Weiss, profesor de antropolog¨ªa biol¨®gica y gen¨¦tica humana de la Universidad de Pensilvania (EE UU), que recientemente present¨® sus ideas en el Museo de la Ciencia de Barcelona. '?Podemos entender la Sagrada Familia estudi¨¢ndola piedra por piedra? El mensaje que transmite va m¨¢s all¨¢ de la suma de sus partes. Lo mismo ocurre con el genoma humano. La forma en que funciona el cuerpo es el fruto de algo m¨¢s complejo que una simple adici¨®n de genes', dice.
'La influencia del ambiente y los h¨¢bitos de vida son cruciales en el desarrollo de las enfermedades'
Y es que Weiss bien podr¨ªa ser el estandarte de la teor¨ªa de la complejidad dentro de la gen¨¦tica, un campo que, con la euforia de los recientes descubrimientos, ha sufrido una simplificaci¨®n de sus bases y una banalizaci¨®n de sus implicaciones. 'Yo puedo hablar con total libertad porque mis investigaciones no las financia ning¨²n laboratorio', asegura Weiss.
El mensaje que se ha extendido entre la sociedad es que el mapa del genoma humano es el libro de la vida y con ¨¦l en la mano los cient¨ªficos podr¨¢n identificar los genes causantes de enfermedades y eliminarlos o neutralizarlos para erradicar las enfermedades hereditarias.
Sin embargo, seg¨²n Kenneth M. Weiss las cosas no son tan sencillas. 'La mayor¨ªa de las promesas sobre la utilizaci¨®n de los conocimientos gen¨¦ticos en la medicina podr¨ªan desmentirse si simplemente se tuvieran en cuenta los principios biol¨®gicos b¨¢sicos sobre la evoluci¨®n. La visi¨®n simplista del asunto nos ha llevado a pensar en el genoma humano como algo homog¨¦neo. Sin embargo, la evoluci¨®n hist¨®rica de las distintas poblaciones ha dado lugar a una heterogeneidad en los genes marcada por las variaciones gen¨¦ticas que ha generado la influencia, entre otros factores, de ambientes distintos'.
Este concepto ya fue desarrollado a principios del siglo pasado por Archibald Garrod, uno de los padres de la gen¨¦tica molecular humana, que habl¨® de la individualidad qu¨ªmica de las personas, caracter¨ªstica que ha encontrado su explicaci¨®n en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas con el descubrimiento de las distintas formas que presentan los genes en sujetos que podemos considerar normales. Desde este punto de vista, para Weiss es dif¨ªcil pensar en una terapia g¨¦nica aplicada masivamente cuando la poblaci¨®n muestra una diversidad tal en las variaciones de sus genes.
'Pero el ambiente no es s¨®lo importante por las variaciones gen¨¦ticas a las que dio lugar en el pasado. Su relevancia es crucial en el desarrollo de las enfermedades. En muchos casos depender¨¢ de nuestro estilo de vida la posibilidad de desarrollar una determinada dolencia. Sabemos que fumar predispone a padecer c¨¢ncer de pulm¨®n y que nuestra dieta es fundamental en el desarrollo de cardiopat¨ªas. El colesterol, por ejemplo, tiene m¨¢s que ver con qu¨¦ comemos que con nuestros genes'.
As¨ª pues, seg¨²n el cient¨ªfico estadounidense, puede que la terapia g¨¦nica sea ¨²til, pero parece m¨¢s coherente y sencillo dirigir la futura salud p¨²blica hacia la educaci¨®n y concienciaci¨®n sobre la importancia del control del ambiente y los h¨¢bitos de vida.
'Creo que los genetistas est¨¢n haciendo promesas falsas al p¨²blico. No podemos esperar curar todas las enfermedades conociendo s¨®lo los genes'. De hecho, de momento la terapia g¨¦nica no ha cosechado m¨¢s que fracasos y comienza a minar las esperanzas de la poblaci¨®n. 'La raz¨®n es que se trata de problemas muy complejos y dif¨ªciles. Existen casos, como la fibrosis qu¨ªstica, en los que la terapia g¨¦nica podr¨ªa funcionar porque se conoce con exactitud cu¨¢l es el gen que provoca la enfermedad. Pero en muchos otros casos, por ejemplo las enfermedades cardiovasculares, la gran cantidad de genes implicados y la diversidad de sus interacciones hacen imposible tanto predecir que una determinada persona sufrir¨¢ una dolencia como intervenir en los genes para impedirlo'.
Desde este punto de vista, para Weiss resulta ilusorio pensar que en el futuro ser¨¢ factible anunciar con antelaci¨®n que una persona tendr¨¢ un ataque al coraz¨®n a los 60 a?os pues, aparte de la influencia decisiva del ambiente, se ha de tener en cuenta la cantidad de genes implicados en el origen de un enfermedad.
'En la ciudad de Saint Louis son muy frecuentes las inundaciones que provoca el r¨ªo Misisip¨ª. Sin embargo, no se puede actuar directamente sobre el r¨ªo para evitarlo, pues en el repentino aumento de su cauce tienen mucho que ver las aportaciones fluviales de cada uno de los miles de afluentes que en ¨¦l desembocan. ?Es factible pretender actuar sobre cada uno de ellos para resolver el problema de las inundaciones? Lo mismo ocurre con la identificaci¨®n de las enfermedades en los genes y su tratamiento mediante la terapia g¨¦nica', afirma Weiss.
El debate actual sobre la aplicaci¨®n de la gen¨¦tica en la detecci¨®n y curaci¨®n de enfermedades no es nuevo. Es el cl¨¢sico debate en medicina, hist¨®ricamente protagonizado por dos doctores de Oxford. Archibald Garrod y William Osler ten¨ªan poco en com¨²n en cuanto a su concepto de enfermedad. Osler consideraba al individuo enfermo como una m¨¢quina fabricada en serie que se estropea. M¨¢quinas con los mismos s¨ªntomas ten¨ªan que ser reparadas de igual forma. Sin embargo, Garrod daba mayor importancia a las diferencias individuales, y para ¨¦l no hab¨ªa enfermedades, sino enfermos, cada uno con unas peculiaridades que tener en cuenta a la hora de proceder a su curaci¨®n. Kenneth M. Weiss comparte las ideas de Garrod, que subrayan la principal limitaci¨®n de la gen¨¦tica como terapia para la prevenci¨®n y curaci¨®n de las enfermedades: la individualidad qu¨ªmica de las personas.
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