Ligeros y transparentes
Se esperaba de la agrupaci¨®n milanesa justamente lo que ofreci¨®: viveza y transparencia, contrastes acusados e instrumentos originales. Cualidades, todas ellas, que la han convertido en una referencia importante para Vivaldi y que alumbran tambi¨¦n una interesante lectura de Haendel.
Para la interpretaci¨®n de un oratorio que el propio compositor revis¨® en dos ocasiones, Il Giardino Armonico cont¨® con la colaboraci¨®n de un buen elenco de voces: el nombre ya estelar de V¨¦ronique Gens aparec¨ªa junto a los de Laura Aikin, Sonia Prina y Christoph Pr¨¦gardien. A partir de un texto bastante rancio (del cardenal Pamfili), cuyo inter¨¦s para el oyente del siglo XXI puede ser nulo, compusieron entre todos una lectura que permit¨ªa, poco a poco, enganchar al p¨²blico. Los abstractos personajes de Belleza, Placer, Tiempo y Desenga?o adquirieron entidad concreta, y a punto estuvieron de eliminar su car¨¢cter friamente aleg¨®rico para convertirse en seres de carne y hueso. La habilidad de los int¨¦rpretes para conseguirlo cont¨®, claro est¨¢, con la ayuda de Haendel: la m¨²sica daba calor a contradicciones y conflictos que en un principio s¨®lo promet¨ªan moralina pura y dura. Los numerosos abandonos que se produjeron en la sala quiz¨¢s se hubieran evitado de haber sabido que el gancho dram¨¢tico de la obra se situaba m¨¢s bien hacia el final, y para entonces mucha gente se hab¨ªa cansado ya, a pesar de la hermos¨ªsima m¨²sica, de ver a la Belleza debatirse entre lo placentero y lo verdadero.
Haendel
Il Trionfo del Tempo e del Disinganno. V¨¦ronique Gens, Laura Aikin, Sonia Prina, Christophe Pr¨¦gardien. Il Giardino Armonico. Giovanni Antonini, director. Palau de la M¨²sica. Valencia, 25 de marzo.
Las dos sopranos tambi¨¦n se crecieron -como la partitura- tras el descanso. Si a Laura Aikin, en un principio, pareci¨® faltarle solidez y andar apurada en la zona grave, se mostr¨® luego con un instrumento m¨¢s seguro que le permiti¨® cantar primorosamente la intervenci¨®n final (Pure del Ciel...). El hermoso color de V¨¦ronique Gens fue m¨¢s brillante a medida que calentaba la voz, y estuvo tan bien en las agilidades de su ¨²ltima aria como en el lirismo tremendo de Lascia la spina (que tanto se parece al Lascia ch'io pianga de Rinaldo). Cristoph Pr¨¦gardien y Sonia Prina fueron m¨¢s homog¨¦neos en sus prestaciones, destacando el atractivo timbre y el fraseo relajado de esta ¨²ltima.
El programa de mano, sin embargo, estuvo lleno de desprop¨®sitos: a una traducci¨®n horrible del texto se sum¨® la confusi¨®n de los roles (V¨¦ronique Gens hac¨ªa el Placer y Laura Aikin la Belleza, al rev¨¦s de lo que all¨ª se dec¨ªa). Tampoco la que se nos ofreci¨® fue la tercera versi¨®n que hizo Haendel de este oratorio, aunque as¨ª se anunciaba en las notas. A todo esto, en el caso de los programas en valenciano, se un¨ªa la ya tradicional ausencia de normativa y las faltas de ortograf¨ªa. En definitiva: lo mejor era escuchar y negarse a leer nada.
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