La media
Uno de los momentos m¨¢s apasionantes de esta semana pol¨ªtica fue contemplar por televisi¨®n a la ministra Villalobos, mientras intentaba explicar lo que era una media estad¨ªstica en la pr¨¢ctica cotidiana de la sanidad. Afirmaba, y con toda la raz¨®n, que no era exacto eso de que cada m¨¦dico ten¨ªa menos de diez minutos por paciente. En unos casos le bastaba con uno o dos minutos, para recetar o firmar algo, pero tambi¨¦n estaba quince minutos o m¨¢s cuando era necesario. ?Qu¨¦ elegancia pedag¨®gica para insinuar que los diez minutos son un indicador, una simple media, pero con una gran desviaci¨®n a su alrededor!
De todas formas, los asesores de la se?ora ministra deber¨ªan saber que la pedagog¨ªa nos consuela poco a los enfermos. En la pol¨ªtica hay que emplear argumentos con m¨¢s impacto y colorido para ser convincentes. Por ejemplo, podr¨ªa recordar que no s¨®lo importa la cantidad de pacientes por m¨¦dico sino tambi¨¦n el n¨²mero de m¨¦dicos que tenemos que ver por cada enfermedad, un n¨²mero bastante elevado en nuestro sistema sanitario. En mi caso, que en esto de la salud es inevitable personalizar, tengo buenos amigos que tambi¨¦n son buenos m¨¦dicos y, cuando me pongo enfermo, los veo a casi todos. Como ya me conocen emplean pocos minutos en mi caso, pero sumando unos con otros consigo alcanzar un tiempo considerable.
Piense la se?ora ministra que si concede m¨¢s tiempo a cada m¨¦dico, el total puede exceder con mucho a la enfermedad, que ya habr¨ªa terminado, para bien o para mal, antes de ver al ¨²ltimo. El m¨¦dico de atenci¨®n primaria nos pide diez minutos, pero ah¨ª no queda todo. Luego viene el especialista que quiere tener m¨¢s tiempo, y casi siempre va seguido por an¨¢lisis, radiograf¨ªas, electros, y un sinf¨ªn de salas de espera, ayudantes y t¨¦cnicos que quieren obtener un trozo de nosotros para estudiarlo m¨¢s tarde y con m¨¢s tiempo. En total, muchos minutos. Y si la suerte no nos acompa?a, llegamos hasta el cirujano, que ese quiere horas por delante, cuando cinco minutos parecen una eternidad para estar con ¨¦l.
No s¨¦ a usted, pero a m¨ª me parece un poco raro, casi dir¨ªa patol¨®gico, que un m¨¦dico quiera estar m¨¢s tiempo con un se?or que no hace m¨¢s que quejarse, dolerse y encima con mal aspecto. Lo normal ser¨ªa que lo despachara r¨¢pido, despu¨¦s de estudiar a solas todo tipo de cifras, gr¨¢ficos y farmacopeas. Le ofrezco, si me lo permite, un eslogan para sus campa?as de salud: 'M¨¢s tiempo para un m¨¦dico y menos m¨¦dicos para cada enfermedad'.
Aprenda de su jefe, el presidente Aznar, que pas¨® por Valencia para hablar de la ense?anza y no mencion¨® grandes n¨²meros ni conceptos, no habl¨® de ¨ªndices ni de la utilidad marginal decreciente de la econom¨ªa en la ense?anza. Simplemente dijo que hay que rendir cuentas. No est¨¢ muy claro lo que quer¨ªa decir con eso, ni siquiera si quer¨ªa decir algo, que tendr¨¢ cosas m¨¢s importantes en las que pensar. Pero la frase estall¨® en universidades, profesores, rectores, tertulias y en todos los ¨¢mbitos donde resulta m¨¢s f¨¢cil hacer algo que justificarlo despu¨¦s, al rev¨¦s de lo que ocurre en sanidad. Hasta Zaplana, el otro presidente, habl¨® de revoluci¨®n. Eso es un mensaje con impacto pol¨ªtico. Y, adem¨¢s, sin explicarnos la media.
jseoane@netaserv.com
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