Sartori desvela en un ensayo las paradojas del multiculturalismo
El polit¨®logo propone una sociedad abierta, pero con l¨ªmites
Huyendo de lo pol¨ªticamente correcto y tachando a los defensores de la multicultura y la acci¨®n afirmativa de falsos liberales que desean acabar con el pluralismo y la tolerancia, Giovanni Sartori salta a la procelosa arena de la inmigraci¨®n. Su pol¨¦mico ensayo La sociedad multi¨¦tnica (Taurus) propone repensar los l¨ªmites de las sociedades abiertas y defiende una pol¨ªtica inmigratoria que no conceda 'ciudadan¨ªas f¨¢ciles'.
Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros es el subt¨ªtulo de este 'panfleto' que el polit¨®logo liberal Giovanni Sartori, profesor em¨¦rito en Florencia y Columbia (Nueva York), autor de Qu¨¦ es la democracia (1997) y Homo videns: la sociedad teledirigida (1998), ha lanzado al candente debate sobre la inmigraci¨®n.
Sartori (Florencia, 1924) present¨® ayer su ensayo en el C¨ªrculo de Bellas Artes y fue asaetado a preguntas que llevaban impl¨ªcito cierto reproche a sus tesis: a simple vista, si se mira desde una izquierda te¨®rica, sus ideas parecen conservadoras cuando no reaccionarias.
Leyendo el libro, l¨²cido y sin fisuras, y oy¨¦ndole responder con suficiencia inteligente, las cosas pueden empezar a parecer distintas. Sartori trata de conservar, frente a la agresi¨®n del extranjero que no se somete al imperio de la ley, las conquistas de la civilizaci¨®n occidentual: la democracia, el valor de la diversidad, el Estado de derecho, la libertad, la tolerancia y el pluralismo de los partidos.
Sartori busca una 'buena sociedad', una sociedad abierta. Afirma que el melting pot en Estados Unidos ha entrado en crisis, y que la presi¨®n de los flujos migratorios en Europa y la doctrina multiculturalista est¨¢n poniendo en peligro esa sociedad.
Seg¨²n ¨¦l, los multiculturalistas, 'de origen marxista', no persiguen una integraci¨®n diferenciada del otro, sino una desintegraci¨®n multi¨¦tnica, una balcanizaci¨®n, una tribalizaci¨®n de la sociedad en la que todos sean iguales ante la ley siendo, en realidad, absolutamente distintos entre s¨ª.
La cuerda de la tolerancia, a?ade, puede romperse y el racismo puede surgir si Occidente permite que en sus pa¨ªses haya grupos ¨¦tnicos y religiosos como los ¨¢rabes, sociedades teocr¨¢ticas que viven a su manera, consideran infiel al que los acoge y no respetan las reglas ni la cultura occidentales, manteniendo atavismos 'como el uso del chador, la ablaci¨®n de cl¨ªtoris o la oraci¨®n del viernes'.
?Hasta qu¨¦ punto puede una sociedad pluralista acoger sin disolverse a 'enemigos culturales que la rechazan'? ?sa es la pregunta clave que hace Sartori, y ¨¦l mismo responde que 'cuanto m¨¢s grande es la diferencia cultural, m¨¢s dif¨ªcil es la integraci¨®n. No todos los inmigrantes son iguales y, adem¨¢s, Europa est¨¢ muy dividida en diferentes posturas'. Alemania es el pa¨ªs que mejor ha manejado el problema inmigratorio, sostiene Sartori: 'Ha aceptado como residentes a todos los extranjeros y eso ha dado pocos problemas hasta que la emigraci¨®n ha sido masiva'.
Por su parte, Inglaterra 'convirti¨® en ciudadanos brit¨¢nicos a todos los de la Commonwealth, pero cuando el sistema se colaps¨® y vio que estaba en peligro su identidad, empez¨® a controlar estrictamente a qui¨¦n daba la ciudadan¨ªa'. Francia 'es el pa¨ªs de la ciudadan¨ªa f¨¢cil y ahora hay fuentes que dicen que en Par¨ªs viven 200.000 familias pol¨ªgamas y hay miles de ni?as con chador en los colegios: por su mala conciencia colonial, Francia ense?a mejor que nadie los problemas del futuro'.
En cuanto a Italia, Sartori piensa que es el pa¨ªs que peor maneja la inmigraci¨®n. La culpa, dice, es de ese 'tercermundismo falsario que une a la izquierda tradicional con una Iglesia llena de absurdo entusiasmo misionero'.
En conclusi¨®n, Sartori cree que debemos aceptar la integraci¨®n de los inmigrantes 'siempre que ¨¦sta implique una reciprocidad y que no derive en subculturas aisladas. Porque si no se comparten los valores culturales, surgen los conflictos'.
Babelia
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