BIDA versus Bienal

Al margen de las opiniones o prejuicios que cada lector cultive acerca de la anunciada e inminente Bienal de Valencia, lo cierto y sabido es que este acontecimiento art¨ªstico constituye un cap¨ªtulo estelar del programa cultural del PP valenciano. No menos cierto y sabido es que se celebrar¨¢ entre junio y octubre de este a?o en torno a un eje vertebrador que se resume en el enunciado 'la comunicaci¨®n entre las artes' y que convertir¨¢ nuestra ciudad -o hacia ah¨ª se apunta- en un escenario plural con proyecci¨®n internacional. Hasta el momento, que nosotros recordemos, el fasto ha sido presentado en Madrid, Shangai, Nueva York, Mil¨¢n y Berl¨ªn.

Como era previsible y es propio de estas iniciativas -?y no digamos por estos pagos!-, las cr¨ªticas y desdenes han precedido a los hechos, si bien parece que sin el menor efecto disuasorio. La prensa especializada y for¨¢nea sigue glosando con entusiasmo este hito del que, imparcialmente juzgado, merecen subrayarse la ambici¨®n de la propuesta y el riesgo que asumen sus promotores. Siendo as¨ª que no se nos solicita una adhesi¨®n incondicional, la contribuci¨®n m¨ªnima habr¨ªa de ser un respeto por el aludido arrojo y largo aliento de la empresa. Y esto, que vale para todos, cobra un ¨¦nfasis especial en punto a determinado organismo del Gobierno central.

Nos referimos a la Secretar¨ªa de Estado de Deporte y a su titular, Juan Antonio G¨®mez Angulo, quien por lo visto se obstina en ejercer de zapador o dinamitero del evento valenciano sin que nadie le haya parado oportunamente los pies. Y decimos lo dicho porque al caballero no se le ha ocurrido otra genialidad que la de organizar para las mismas fechas y en esta ciudad la Bienal Internacional del Deporte en el Arte (BIDA). La confusi¨®n, pues, est¨¢ servida con la consiguiente y m¨¢s que probable devaluaci¨®n de ambas bienales.

El asunto resulta tanto m¨¢s agraviante por tratarse de proyectos condimentados en el seno de un mismo partido en el poder y haber sido informados y prevenidos en su momento los organismos centrales competentes a fin de evitar el anotado solapamiento de cert¨¢menes, e incluso negociar su integraci¨®n en una ¨²nica convocatoria. Por desgracia, el empecinamiento del mentado secretario no ha auspiciado una soluci¨®n razonable y ahora nos encontraremos con dos ofertas simult¨¢neas y campando a su aire, en detrimento de nuestra bienal, que nace aqu¨ª radicada y con vocaci¨®n de futuro, en tanto que la otra es itinerante y ajena.

Con una pizca de demagogia dir¨ªamos que el malvado Madrid nos ha avasallado una vez m¨¢s. Y resulta obvio que, con estos u otros t¨¦rminos, lo evidente es que ha procedido desde?osamente con la muestra valenciana, pues por el mismo gasto hubieran podido elegir otra capital para su dichosa BIDA. Ahora bien, quienes realmente nos chocan y decepcionan son los gobernantes ind¨ªgenas, empezando por el consejero de Cultura, Manuel Taranc¨®n, indiferente e impasible ante este avasallamiento. Dir¨ªase que lo suyo es el deporte, en tanto que calienta las poltronas VIP de los estadios. Pero si este orondo gestor no est¨¢ por la labor de la Bienal de Valencia, bien pudiera haber terciado el molt honorable president Eduardo Zaplana para poner orden donde un subalterno o una ministra distra¨ªda campan por sus respetos e ignoran el ¨¢mbito de esta autonom¨ªa. Otra cosa es que haya inter¨¦s en torpedear sibilinamente esta historia.