Ret¨®rica y asfalto
El rosario de agravios provocados por las declaraciones del alcalde sevillano pidiendo la megacapitalidad para su ciudad y reivindicando nuevas inversiones, fue zanjado por Manuel Chaves acusando a los quejosos de hacer 'pol¨ªtica de campanario'. Un poco m¨¢s y les pod¨ªa haber llamado llorones y catetos. Pero, diga lo que diga Chaves, las reivindicaciones perif¨¦ricas andaluzas tienen sus razones y un origen claro: 1992. Las inversiones realizadas ese a?o en Sevilla son las que dan lugar a los agravios comparativos cuyo imparable crecimiento revelan las encuestas. El desfase entre lo prometido para entonces y lo llevado a cabo en cada provincia sirve para sopesar las razones de los agraviados.
Generalmente, este asunto se tiende a ver como un pulso entre ciudades, y, especialmente, entre M¨¢laga y Sevilla. Pero las encuestas muestran tambi¨¦n que buena parte de los andaluces consideran que, aunque en menor medida que Sevilla, M¨¢laga ha recibido tambi¨¦n un trato de favor. Curiosamente en el ¨²ltimo rosario de agravios los que m¨¢s callados han estado han sido, precisamente, los que m¨¢s razones tienen para quejarse: los andaluces que viven en la parte m¨¢s oriental de nuestra comunidad.
De entrada, la A-92, ese 'gran eje vertebrador de Andaluc¨ªa', como se llam¨® en su momento, esa 'magna obra' que fue alimentada con m¨¢s ret¨®rica que asfalto, sigue sin llegar a Almer¨ªa, ciudad que est¨¢, en cambio, perfectamente comunicada por carretera con Murcia y Valencia, lo cual, dicho sea de paso, m¨¢s que una desgracia para los almerienses lo es para el resto de los andaluces, que ven c¨®mo los intercambios econ¨®micos de esta zona tan din¨¢mica tienden a derivar hacia el Levante, en lugar de hacerlo hacia el interior de Andaluc¨ªa. De momento es impensable que la A-92 llegue a Almer¨ªa antes de tres a?os. Excusas hay para todos los gustos. Desde que, en 1995, la Junta tir¨® la toalla y traspas¨® al Estado dos de los cinco ¨²ltimos tramos, ya hay a qui¨¦n echar las culpas. (Si yo fuese el alcalde de Almer¨ªa imitar¨ªa al simpar Monteseir¨ªn, y mientras el alcalde sevillano celebra el d¨¦cimo aniversario de la Expo, conmemorar¨ªa en Almer¨ªa el d¨¦cimo aniversario de la A-92 con promesas incumplidas y fotos de baches, socavones y corrimientos).
Es ¨²til saber que tanta incapacidad y desidia tienen sus costos. Recientemente, la C¨¢mara de Comercio de Almer¨ªa, Analistas Econ¨®micos y Unicaja hac¨ªan p¨²blico un estudio que recog¨ªa en estas p¨¢ginas Ana Torregrosa: si hubieran finalizado en 1991 las obras previstas en el extremo oriental de Andaluc¨ªa, la regi¨®n habr¨ªa crecido un 3,34% m¨¢s; Almer¨ªa, un 9,63%, y poblaciones como Motril, Roquetas y El Ejido, m¨¢s de un 12%. La generaci¨®n de empleo en Andaluc¨ªa se habr¨ªa incrementado en un 3,4% y en un 9,4% en el conjunto de las provincias de Almer¨ªa, Granada y M¨¢laga. Seg¨²n afirm¨® en la presentaci¨®n de ese informe el presidente de Unicaja, Braulio Medel, Andaluc¨ªa pierde, a falta de la conclusi¨®n de esas obras, m¨¢s de 61.000 millones de pesetas al a?o.
Pero no so?emos con el futuro: d¨¦monos con un canto en los dientes si lo que ya existe de la A-92 no se acaba de desmoronar.
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