Lectores
Aunque sea una idea generalizada en la sociedad y en los centros escolares, la animaci¨®n a la lectura no es una responsabilidad particular de los profesores de literatura. La biolog¨ªa, la historia, la filosof¨ªa, las matem¨¢ticas, cualquier materia, todos los conocimientos cient¨ªficos o human¨ªsticos est¨¢n involucrados en el mundo flexible, personal y objetivo de los libros. La ficci¨®n recreativa nos ense?a a hacer uso de raz¨®n y uso de coraz¨®n, a pensar en nosotros mismos, a conocer los matices del miedo, del amor, de la soledad, de la muerte, de la justicia, de las distancias que separan nuestro deseo de nuestra realidad. Los lectores saben que una buena parte de sus experiencias reales suceden con un libro en las manos. Pero el conocimiento y el placer que otorgan los libros de ficci¨®n no agotan el ¨¢mbito de la lectura. Los j¨®venes pueden conocer en un libro los secretos de la sexualidad, el peso de la Historia, el sentido de los n¨²meros, los c¨®digos de la televisi¨®n, el modo en que se crean las opiniones o la verdad social del planeta. La animaci¨®n a la lectura es una responsabilidad de los padres y de los profesores de cualquier disciplina.
Tambi¨¦n de los pol¨ªticos. Escribi¨® Antonio Machado en Juan de Mairena, y conviene no parar de repetirlo en este modelo de democracia neoliberal norteamericana en el que nos estamos abandonando, que la verdadera libertad no consiste en decir lo que pensamos, sino en poder pensar lo que decimos. La destrucci¨®n de los compromisos ¨¦ticos s¨®lo es posible cuando se ha destruido la conciencia individual, cuando se ha impedido la formaci¨®n de un pensamiento cr¨ªtico. La nueva incultura es as¨ª el peligro interno m¨¢s grave de la democracia, porque le quita autoridad a los ciudadanos sobre sus vidas y convierte a los pol¨ªticos en una clase elitista, oscura, encargada de pensar por sus votantes, de decidir por su cuenta lo que le conviene a la mayor¨ªa. La santa ignorancia parece el camino mejor para que los poderes financieros confundan los intereses de sus negocios con el inter¨¦s de los ciudadanos. La formaci¨®n del individuo cr¨ªtico, capaz de interpretar y de decidir, es una clave indispensable de la democracia, y la animaci¨®n a la lectura se convierte as¨ª en el acto simb¨®lico de las sociedades que se toman en serio su libertad. S¨®lo los buenos lectores saben interpretar bien el significado de esas im¨¢genes que valen m¨¢s que mil palabras.
Es un acierto de la Junta de Andaluc¨ªa el Pacto por el Libro y la Lectura que ha hecho p¨²blico Carmen Calvo y que implicar¨¢ a las consejer¨ªas de Cultura, Educaci¨®n y Empleo. La tarea nos afecta a todos, y todos debemos sentirnos convocados, para que esta iniciativa tenga consecuencias reales. Casi la mitad de los espa?oles confiesan todav¨ªa que no leen ning¨²n libro. En esta realidad, sorprende que el Partido Popular, tan preocupado en otras esferas por las reformas escolares y por la ense?anza objetiva de la Historia, rompa en Andaluc¨ªa la baraja y afirme, sin pens¨¢rselo dos veces, que se trata de un proyecto folcl¨®rico. ?Qu¨¦ le pasa al PP? Tal vez prefiere no remover las consecuencias de sus medidas sobre el precio libre en el mercado del libro, una cat¨¢strofe para las librer¨ªas. En espa?ol, libertad puede significar tambi¨¦n privilegio.
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