Tiger Woods ya est¨¢ solo arriba
Olazabal y Jim¨¦nez no aguantaron el ritmo en la jornada en la que el gran favorito aceler¨® en el Masters de Augusta
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
Cumpliendo un designio casi lit¨²rgico, matem¨¢tico, calculado y dram¨¢tico, Tiger Woods conquist¨® el liderato. Fue un acto controlado de su voluntad: Tiger Woods est¨¢ d¨®nde quer¨ªa, c¨®mo quer¨ªa y cu¨¢ndo quer¨ªa. Sin perder ni un segundo el pulso, sin acelerones ni marchas atr¨¢s, regular y met¨®dico, Woods se acerca inexorable a una de las grandes haza?as del deporte moderno, un slam o c¨®mo se llame (cuatro grandes consecutivos en a?os seguidos) que para ¨¦l, el genio del ¨²nico deportista que disfruta estando en la cumbre, all¨ª a donde todos los dem¨¢s les falta el ox¨ªgeno, es una necesidad.
Y despu¨¦s de la exhibici¨®n contenida de Woods ayer, m¨¢s en el modo de Indur¨¢in y su ley de la eficiencia: m¨¢xima ventaja con m¨ªnimo gasto, que en la manera en que arras¨® Augusta hace cuatro a?os: el Masters que parec¨ªa que podr¨ªa ser un torneo apretado y variado, se convertir¨¢ hoy, domingo, el d¨ªa de la decisi¨®n, en el mon¨®logo de un golfista genial con una docena de extraordinarios jugadores como espectadores, y un final de gloria (y d¨®lares: por primera vez el Masters, y un grande, ofrecer¨¢ una bolsa al ganador superior al mill¨®n de d¨®lares: 1.008.000 exactamente).
Ayer, de ma?ana, brillante y calurosa tras una noche de luna llena que ayud¨® a secar los greens, todos, o casi todos, los favoritos del p¨²blico y de la prensa estaban all¨ª, arriba, acechando, a un par de golpes del sorprendente debutante, Chris DiMarco, el que no sabe agarrar el putter: Tiger Woods, claro, el favorito de todos, el ¨²nico jugador para quien lo del Masters no es m¨¢s que un elemento accesorio para algo m¨¢s importante: lo que todav¨ªa nadie sabe como apellidar, eso de los cuatro grandes consecutivos aunque en a?os diferentes.
Y con ¨¦l, todos aquellos que quieren demostrar que este 2001 no hay dos clasificaciones y que el Tigre puede ser de papel: el zurdo Phil Mickelson, n¨²mero dos del mundo, ganador de un torneo este a?o y derrotado por Woods en un mano a mano hace tres semanas; David Duval, sorprendente superviviente de un a?o que comenz¨® con su divorcio hostil de su antigua marca de palos, Titleist, y su matrimonio con Nike, el clan de Woods, y continu¨® con una depresi¨®n, dos cortes en cuatro torneos, una visita al psic¨®logo y una tendinitis en la mu?eca (dicen que su cuerpo es un semillero de -itis de tanto como se lo ha machacado en el gimnasio, de tanto como le ha castigado con dietas imposibles en busca de una l¨ªnea ut¨®pica); el pegador argentino ?ngel Cabrera (el golfista fuerte para quien los b¨²nkers de las calles no entran en juego, pero tambi¨¦n sutil ¨²ltimamente, y paciente, que ha resucitado para su pa¨ªs la leyenda de Roberto de Vicenzo, aquel argentino que debi¨® ganar el Masters del 68 y que lo perdi¨® porque se apunt¨® un golpe de m¨¢s en la tarjeta); el enorme Mark Calcavecchia, que ha reencontrado su juego gracias a la tecnolog¨ªa de los palos y a las bolas m¨¢gicas que regalan metros; el jornalero Steven Stricker, que lleva a su mujer de caddie y se van los dos corriendo a casa para cuidar a la ni?a de tres a?os. Y, claro, Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, el hombre que m¨¢s ha ganado en el Masters, el hombre de las dos chaquetas verdes.
Y anoche, cuando ya las segadoras y las m¨¢quinas de secar el c¨¦sped se desplegaban por las 200 hect¨¢reas del campo, ah¨ª estaba arriba, solo, como le gusta, Tiger Woods. Debajo, todos los que acechaban. Todos detr¨¢s tras la met¨®dica tarea de desconstrucci¨®n y construcci¨®n emprendida por Woods, el hombre que tiene un plan, durante los 18 hoyos. Nueve hoyos, los primeros, de observaci¨®n y siembra; otros nueve, los segundos, de acci¨®n. Entre los desaparecidos, los dos espa?oles, Olaz¨¢bal y Jim¨¦nez, que simplemente aguantaron donde estaban, como si fuera un techo irremontable.
Woods fue sencillamente el rey del par, del control mientras a su alrededor se desataban as¨ª los dem¨¢s personajes: Mickelson, el zurdo, emprend¨ªa el camino de la autodestrucci¨®n (curioso el de San Diego, curiosa la forma en que le brillan los ojos cuando entre ¨¦l y el liderato hay unos cuantos golpes, y curiosa, m¨¢s curiosa, la manera en que se desinfla cuando est¨¢ solo arriba y se le ofrece la oportunidad de destacarse: entonces, y le pas¨® en un par de hoyos, las oportunidades de birdie, los putts de metro y medio, se convierten en bogeys y en dobles bogeys, lo que no es tan extra?o, de todas maneras, en unos greens que ayer empezaron a parecerse ya m¨¢s a la superficie de barro recocido al sol que ha caracterizado a este campo) y, ya con la mirada perdida, de nuevo el de la recuperaci¨®n (esos birdies en el 17? y el 18? cuando ya Woods marcaba el camino). O Duval, que nunca estuvo a la altura de sus esperanzas; o DiMarco, el que acab¨® con los temblores de manos, agarr¨® el putter a su manera, cambi¨® la furgoneta naranja y azul (los colores de su equipo de f¨²tbol, los Aligators) por un BMW y se plant¨® en el Masters, pugnaz y autoafirmativo, pele¨®n y con voluntad de pervivencia: resisti¨® lo irresistible, pero acab¨® torciendo el cuello en el 15?. O Cabrera, capaz de soltar unas coces tremendas con el driver (es el segundo en distancia tras Woods) y, al mismo tiempo, con la sutileza para manejar los hierros cortos como si tuviera manos de terciopelo: as¨ª, hasta el 15?, agua y descontrol, as¨ª hasta el final.
Y mir¨¢ndolos a todos, y sonriendo mientras los dem¨¢s respiraban entrecortados, jadeaban y sufr¨ªan midiendo vientos, distancias, calculando palos, Woods se despleg¨® en los segundos nueve hoyos, all¨ª donde es m¨¢s efectiva la ecuaci¨®n riesgo-beneficio. Todo lo hizo sencillo: birdies en los pares cinco, un par de putts tremendos. Todo lo hizo demoledor.
CLASIFICACI?N. 1. Tiger Woods (EE UU), 204 golpes (-12). 2. Phil Mickelson (EE UU), 205 (-11). 3. Mark Calcavecchia y Ch. DiMarco (EE UU), 206 (-10). 5. Ernie Els (Sur¨¢frica), David Duval (EE UU), ?ngel Cabrera (Argentina), 207 (-9). 10. Jos¨¦ M?. Olaz¨¢bal, 209 (-7). 16. M. ?ngel Jim¨¦nez, 211 (-5).
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