'S¨®lo hay que echar al que mete mano en la caja'
Miguel Arias Ca?ete asegura que en ning¨²n momento ha sentido que careciera, como ministro de Agricultura, del apoyo del presidente del Gobierno.
Pregunta. Imagino, se?or Arias Ca?ete, que a estas alturas tiene sobrados motivos para pensar que el Ministerio de Agricultura es algo que le toc¨® a usted en esa racha de mala suerte que uno tiene alguna vez en la vida, ?no?
Respuesta. No, no creo que ser ministro de Agricultura en un pa¨ªs como el nuestro pueda considerarse una mala suerte, sino un gran reto. Es verdad que este ministerio est¨¢ en la primera l¨ªnea de la atenci¨®n y de la tensi¨®n de muchos sectores, pero yo no lo vivo como usted sugiere.
P. ?Qu¨¦ falta le hac¨ªa meterse en este t¨²nel del infierno, a usted, que tiene saneados negocios familiares y que no necesita de la pol¨ªtica para vivir. ?No se arrepiente?
'No le voy a negar que cuando los ataques contra m¨ª arreciaban he sentido verdadera impotencia'
R. Falta ninguna, si usted lo plantea de esa manera que a m¨ª no me parece acertada. A m¨ª me atrajo la idea de ser ministro de Agricultura porque yo hab¨ªa sido trece a?os parlamentario europeo y, precisamente en la Comisi¨®n de Agricultura y la Comisi¨®n de Pesca. Para m¨ª era un reto, y si Aznar me hubiera dado a elegir hubiera elegido Agricultura. Es verdad que la actividad privada era para m¨ª mucho m¨¢s rentable, en t¨¦rminos econ¨®micos, que mi actividad p¨²blica, pero ¨¦sta me da satisfacciones que no se pueden comparar. Lo de arrepentirme, pues s¨ª, es verdad que he pasado por momentos en que ante una situaci¨®n de acoso medi¨¢tico he pensado en evitar una mala imagen para el Gobierno, porque yo siempre pongo esa prioridad por encima de cualquier otra. Aunque yo siempre he tenido el apoyo de Aznar. Pero no le voy a negar que cuando los ataques contra m¨ª arreciaban he sentido verdadera impotencia.
P. Reconozca que sus vinculaciones familiares con negocios del sector agr¨ªcola le han colocado a usted en una situaci¨®n vidriosa. ?No cree usted que deb¨ªa de cuidar al menos las formas?
R. Yo estoy casado con una mujer agricultora, que ya lo era antes de casarse conmigo, porque su familia tiene negocios en la agricultura desde toda la vida. Yo eso nunca lo he ocultado, lo tengo declarado en el Registro de Altos Cargos, tengo separaci¨®n de bienes y, adem¨¢s, mi mujer ejerce la agricultura en dos comunidades aut¨®nomas, que son Extremadura y Andaluc¨ªa, gobernadas por un partido muy distinto del PP. ?Yo no puedo tomar ninguna decisi¨®n que pueda beneficiar a mi mujer, yo tomo decisiones de pol¨ªtica general! De la pol¨ªtica s¨®lo hay que echar a quien mete mano en la caja. Si hubiera tomado decisiones que hubieran beneficiado a mi mujer, pues hubiera sido l¨®gico que Aznar me hubiera puesto en la calle, que me procesaran, pero no es el caso, ni much¨ªsimo menos. ?Si he cerrado hasta mi despacho! He renunciado a todo para ser ministro de Agricultura.
P. Me est¨¢ recordando a los argumentos exculpatorios de Loyola de Palacio respecto a algunos altos cargos presuntamente relacionados con el fraude del lino.
R. No compare usted situaciones donde pueda haber habido actuaciones que en este momento est¨¢n siendo investigadas por los jueces con supuestos en los que se imputan a un ministro, que soy yo, el pertenecer a un Consejo de Administraci¨®n, y que demuestra que es absolutamente falso. ?He demostrado que no tengo ninguna actividad privada con toda nitidez!
P. Pero las autoridades europeas siguen llamando a algunos altos cargos del PP.
R. Lo m¨¢s que puede haber en este caso es que un alto cargo, s¨®lo uno, ?eh?, pueda estar conectado con alguna actuaci¨®n que no sea correcta en el tema del lino. Pero eso no demuestra la responsabilidad pol¨ªtica de la ministra que lo nombr¨®, sino la del alto cargo, si es que llegara a probarse su conexi¨®n con cualquiera de las tramas que hubo en su momento. Y adem¨¢s, en Europa nos van a imponer una correcci¨®n econ¨®mica muy fuerte que le vamos a tener que pagar.
P. Me gustar¨ªa saber c¨®mo se sinti¨® usted cuando comenz¨® la pesadilla de las vacas locas, desde cu¨¢ndo sab¨ªa usted que en Espa?a se segu¨ªan utilizando piensos prohibidos.
R. La verdad es que cuando yo llegu¨¦ a este ministerio los mensajes que me daban los t¨¦cnicos eran de que no hab¨ªa posibilidades de que en Espa?a hubiera vacas locas, porque, me dec¨ªan, los h¨¢bitos alimenticios de nuestras vacas hac¨ªan que no se usaran harinas de rumiantes, desde la prohibici¨®n, desde 1994... Era la informaci¨®n de que yo dispon¨ªa. Y luego, cuando se produjeron los informes de la Uni¨®n Europea, en el mes de julio, diciendo que pod¨ªamos tener vacas locas, mantuvimos que Espa?a estaba libre de ese riesgo y que, por nuestros h¨¢bitos, no era probable que lo tuvi¨¦ramos. Cuando aparece el primer caso, pues admitimos que pueden darse casos de contaminaci¨®n cruzada con la detecci¨®n posterior de piensos prohibidos de algunos ganaderos.
P. Esos 'algunos' ganaderos han llegado a asegurar que no pod¨ªan saber lo que compraban. ?No le parece bastante impresentable?
R. Desde luego, le puedo asegurar que el etiquetado es claro, y el precio, m¨¢s barato. Y, en relaci¨®n a los temas que afectan a la salud de los ciudadanos no hay disculpas, no puede haberlas, en ning¨²n caso, porque la enfermedad es de las que se transmiten a los seres humanos.
P. Aquella imagen suya comiendo carne de vaca por todo el territorio nacional me recordaba la de Fraga ba?¨¢ndose en Palomares. Supongo que la afirmaci¨®n de Aznar de que no pasaba nada actu¨® como una consigna.
R. ?En la cuesti¨®n de las vacas locas no he recibido ninguna consigna y he actuado en plena autonom¨ªa! Lo que dijo el presidente fue lo que se sab¨ªa en ese momento, y cuando se detectaron los casos, lo que se hizo fue tranquilizar a los ciudadanos, que supieran que los riesgos para la salud estaban neutralizados y que no hab¨ªa riesgo de que esas vacas pasaran a la cadena alimentaria. Yo le aseguro que, a d¨ªa de hoy, tenemos pocos casos de vacas locas y un gran problema econ¨®mico, eso s¨ª. En cuanto a lo de comer carne, lo he hecho como un gesto de solidaridad con los ganaderos espa?oles. En Espa?a se ha creado una gran alarma social en relaci¨®n a un problema cuya dimensi¨®n era mucho m¨¢s reducida y frente al cual hemos tenido un gran problema de comunicaci¨®n.
P. Tienen ustedes otro problema grave con la fracasada negociaci¨®n pesquera con Marruecos. No pueden evitar la impresi¨®n de que el Gobierno no ha negociado bien los intereses espa?oles.
R. Es que no se quiere admitir que cuando se firm¨® el ¨²ltimo acuerdo con Marruecos, en 1995, se hizo sin ning¨²n compromiso de renovaci¨®n. El origen del problema est¨¢ en la determinaci¨®n del Gobierno marroqu¨ª a no renovar el acuerdo. La responsabilidad est¨¢ en la aceptaci¨®n de ese acuerdo por quienes lo aceptaron en 1995.
P. Pues los socialistas les acusan a ustedes de haberle dado la espalda al problema, de no haber cuidado las relaciones con Marruecos, de permitir que todo estalle ahora cuando la flota pesquera lleva amarrada a?o y medio.
R. Le aseguro que Aznar ha seguido puntualmente el tema de Marruecos, ha estado siempre presente, ha tenido contactos con el ministro Yusufi, ha tenido di¨¢logos con el rey de Marruecos. Ha habido encuentros en Madrid, en Do?ana, en el propio territorio marroqu¨ª... Esos esfuerzos fueron los que lograron que en octubre, despu¨¦s de un a?o, Marruecos volviera a sentarse a negociar.
P. ?Y por qu¨¦ Marruecos va a reconsiderar su posici¨®n en contra de sus intereses?
R. Marruecos deber¨ªa acercarse a las posiciones comunitarias porque es de mutuo inter¨¦s desarrollar su propio sector pesquero en su mercado natural, que es el mercado europeo, y porque Europa ser¨ªa su mejor apoyo para potenciar su econom¨ªa. Pero la posici¨®n marroqu¨ª es, por una vez, inamovible.
P. Pero ¨¦se era un riesgo que ten¨ªa que haber previsto el Gobierno.
R. Est¨¢ claro que la dependencia de sectores importantes de la flota pesquera espa?ola de un solo caladero es muy preocupante, porque es un problema que no depende de la voluntad pol¨ªtica de un Gobierno ni de la UE, sino de un Estado soberano que tiene capacidad para tomar sus decisiones. La situaci¨®n es muy complicada y es el momento en el que tenemos que afrontar la diversificaci¨®n de la actividad econ¨®mica de esa flota, vinculada a zonas que viven de la pesca como de un monocultivo. Por eso en el Gobierno, ante una cerraz¨®n absoluta de Marruecos, creemos que es el momento de la reubicaci¨®n de esa flota en otras zonas del territorio y la diversificaci¨®n econ¨®mica de esas zonas dependen absolutamente de la pesca.
P. Quiz¨¢ los pescadores espa?oles le echen en cara que no haya puesto sobre la mesa los mismos argumentos genitales que utiliz¨® cuando asegur¨® que el Plan Hidrol¨®gico del Gobierno se iba a aprobar...
R. Quiz¨¢ no hayamos sido suficientemente persuasivos, pero creo que hemos hecho todo lo posible por llegar a un acuerdo razonable. Respecto a aquella expresi¨®n m¨ªa, de ¨ªndole privada...
P. Y que para muchos fue la expresi¨®n elocuente de qu¨¦ cosa entiende el Gobierno del PP por consenso, ?no?
R. Aquello fue una hip¨¦rbole m¨ªa. Aznar nunca ha usado la expresi¨®n en un Consejo de Ministros. Adem¨¢s, el tiempo ha demostrado que en el Plan Hidrol¨®gico se negocia con todos los que quieren negociar. No soy sospechoso de no estar por el di¨¢logo, m¨¢s all¨¢ de una expresi¨®n coloquial m¨¢s o menos afortunada.
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