Parejas a la espera
La presentaci¨®n, la semana pasada, para su debate en el Congreso de una proposici¨®n de ley sobre parejas de hecho a iniciativa del Parlamento de Navarra -una r¨¦plica de la ley vigente en la comunidad aut¨®noma navarra- ha puesto en evidencia el vac¨ªo legal que sigue existiendo en el ¨¢mbito del Estado sobre esta cuesti¨®n, as¨ª como el remoloneo del Gobierno para llenarlo. El Partido Popular, de la mano de su mayor¨ªa absoluta, rechaz¨® la toma en consideraci¨®n de la propuesta, posponiendo una vez m¨¢s la posibilidad de dotar de un marco legal estable a las formas de convivencia no matrimoniales que existen en la sociedad.
El partido del Gobierno ha justificado su rechazo en que tiene en preparaci¨®n una ley de uniones civiles. Pero debe darse prisa, porque lleva varios a?os -pr¨¢cticamente desde que lleg¨® al poder- preparando esa norma. Tal tardanza comienza a oler a desidia. Su reticencia, cuando no su abierta oposici¨®n, a regular las parejas de hecho, boicoteando cuantas propuestas se han hecho en el Congreso, ha provocado una preocupante dispersi¨®n legislativa en la materia. Catalu?a, Arag¨®n, Navarra y, ¨²ltimamente, la Comunidad Valenciana han promulgado normas espec¨ªficas en el marco de sus competencias. Baleares, Asturias y Andaluc¨ªa est¨¢n en camino de promulgar las suyas. El caso de la Comunidad Valenciana, gobernada por el PP, deja en muy mal lugar al Gobierno al poner m¨¢s en evidencia, si cabe, su falta de iniciativa en la cuesti¨®n.
Las comunidades aut¨®nomas no hacen nada que no deban al legislar sobre parejas de hecho en el marco de sus competencias. Pero hay aspectos a los que s¨®lo una ley de ¨¢mbito estatal, aprobada por el Parlamento, puede dar una soluci¨®n cabal: pensiones de viudedad, derecho sucesorio, declaraci¨®n conjunta de la renta, concesi¨®n de nacionalidad... Una ley de ¨¢mbito estatal no s¨®lo debe tener un car¨¢cter armonizador -a las leyes auton¨®micas hay que a?adir los registros municipales de parejas de hecho en al menos 200 ciudades-, sino el claro objetivo de acabar con la desigualdad real que afecta a las aproximadamente 300.000 parejas de hecho -hetero y homosexuales- que conviven en Espa?a.
Hay sobradas razones para dudar de que ¨¦ste sea el objetivo del Gobierno. Por lo que se conoce de su propuesta de uniones civiles, su pretensi¨®n es regular cualquier tipo de relaci¨®n de convivencia bajo un mismo techo, a excepci¨®n precisamente de la uni¨®n afectiva de parejas no matrimoniales, en especial las homosexuales. No es extra?o que desde la oposici¨®n y los colectivos afectados se la vea como un suced¨¢neo de la verdadera soluci¨®n legal y como un subterfugio que permite al Gobierno alardear de que regula las parejas de hecho sin hacerlo. Si ¨¦sa es la propuesta a la que se refiri¨® la pasada semana en el Congreso el portavoz del PP, Luis de Grandes, no solucionar¨¢ nada al quedar muy por detr¨¢s de las leyes auton¨®micas que reconocen la igualdad jur¨ªdica de las parejas de hecho estables con independencia de su orientaci¨®n sexual.
La futura ley ha de adecuarse a la realidad si no quiere dar carta de naturaleza a los ingredientes discriminatorios que perviven en la legislaci¨®n vigente, valorando con prudencia, pero desde criterios de igualdad, los aspectos m¨¢s controvertidos socialmente, como la adopci¨®n por parejas homosexuales. El Gobierno se ha apresurado a recurrir ante el Constitucional la ley navarra de parejas de hecho por admitir esta adopci¨®n. Si las normas actuales sobre adopci¨®n no excluyen a las personas solteras, sea cual sea su orientaci¨®n sexual, y permiten la acogida de menores 'de muy dif¨ªcil colocaci¨®n' por parte de parejas homosexuales, ?c¨®mo puede ser inconstitucional la adopci¨®n por el simple hecho de que el homosexual viva en pareja? Si esta adopci¨®n plantea alg¨²n problema no ser¨¢ de constitucionalidad. Como acaba de se?alar sensatamente el arzobispo de Oviedo, Gabino D¨ªaz Merch¨¢n, refiri¨¦ndose a la adopci¨®n por parte de familias homosexuales, 'depender¨¢ del ambiente que de hecho haya en la familia'. Exactamente lo mismo que en una familia heterosexual.
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