Los lodos de Dayton
A principios de marzo, los l¨ªderes nacionalistas croatas en Bosnia-Herzegovina, con el miembro de la presidencia del Estado, Ante Jelavic, a su cabeza, tomaron la iniciativa de proclamar una 'autonom¨ªa indefinida' para los croatas dentro de la comunidad croata-musulmana. Hace s¨®lo dos d¨ªas, una horda de croatas, capitaneados por esos mismos dirigentes, asalt¨® un banco internacional y agredi¨® a las fuerzas militares. Nadie pod¨ªa ya llamarse a enga?o. Estaba claro que surg¨ªa un nuevo problema, de naturaleza claramente identificable, en esta angustiada regi¨®n. La situaci¨®n en los Balcanes es extremadamente vol¨¢til y son muchos los que quieren sacar ventaja de la inestabilidad.
Los radicales albaneses, de una parte, intentan dinamitar un proceso de normalizaci¨®n en Kosovo y Macedonia. De la otra, los grupos m¨¢s radicales del nacionalismo croata, aun sin contar con el apoyo oficial de Zagreb, como suced¨ªa bajo el anterior presidente, el fenecido Franjo Tudjman, quieren romper con los acuerdos firmados en Dayton en 1995, despu¨¦s de la primera intervenci¨®n de la OTAN en la regi¨®n.
Las causas profundas de este nuevo surgimiento de la violencia en la Herzegovina est¨¢n en la falta de decisi¨®n occidental en afrontar los graves retos para la seguridad europea que supuso el asalto a Croacia y Bosnia por parte de las tropas de Slobodan Milosevic. Cuando las tropas serbias tuvieron que aceptar, tras la intervenci¨®n de la OTAN en Bosnia, un nuevo orden en este nuevo Estado, ya lastrado por decenas de miles de muertos, Serbia recibi¨® la prima de los hechos consumados, que eran en su mayor¨ªa resultado de cr¨ªmenes contra la humanidad. Milosevic fue de pronto un gran caudillo de la paz y consigui¨® que los serbios tuvieran un ente nacional propio territorialmente delimitado, mientras que croatas y musulmanes bosnios quedaban en una entidad conjunta.
Entonces los croatas de Bosnia aceptaron el matrimonio de conveniencia con los musulmanes bosnios. Pero son muchas las cuestiones que desde entonces han quedado abiertas en el proceso balc¨¢nico. Kosovo sigue en el limbo en cuanto a su estatus final. El Gobierno serbio sigue hablando de ese territorio como propio. Los radicales albaneses y las mafias que se camuflan entre sus fuerzas cuestionan las fronteras de Macedonia y los croatas de la Herzegovina, con sus radicales marcando el ritmo, quieren volver a poner en duda el car¨¢cter definitivo de las fronteras resultantes de Dayton.
As¨ª las cosas, s¨®lo cabe recurrir una vez m¨¢s al ¨²nico lenguaje que se entiende en los Balcanes. El secesionista croata Ante Jelavic, ya destituido por el Alto Representante de las Naciones Unidas en Bosnia-Herzegovina, el muy experto diplom¨¢tico en la regi¨®n Wolfgang Petritsch, debe saber que sus aventuras no tienen futuro ni esperanza de imponerse porque no se lo va a permitir la comunidad internacional. Zagreb debiera tambi¨¦n lanzar una se?al inequ¨ªvoca a quienes siempre son, por mucha soflama que los movilice, especialmente sensibles a la opini¨®n del Estado de Croacia.
Son muchos los grupos que hoy en los Balcanes creen llegado el momento de huir hacia adelante para impedir una estabilizaci¨®n de la regi¨®n que dar¨ªa al traste con sus ambiciones. De ah¨ª que la reactivaci¨®n del ultranacionalismo croata debe encontrar una respuesta internacional decidida.
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